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Mujeres reclamando aborto legal, en la manifestación del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, en Buenos Aires. Foto: Juan Mabromata, AFP

Lucha en curso

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El debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo se instaló en Argentina, donde la semana pasada fue presentado un proyecto de ley para despenalizarla. En conversación con la diaria, una de las diputadas que promueven la iniciativa, Mayra Mendoza, se refirió a esta lucha del movimiento de mujeres y también a los retrocesos que se registraron desde que Mauricio Macri llegó a la presidencia.

–¿Por qué cree que precisamente en este momento toma fuerza el debate sobre el aborto?

–El nivel de madurez de la sociedad se ve reflejado en el Congreso de la Nación. Nosotros [el Frente para la Victoria] fuimos gobierno durante 12 años, primero con Néstor Kirchner y después con Cristina Fernández de Kirchner, período en el que impulsamos las primeras dos partes de nuestra consigna: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Hoy estamos en esta tercera etapa. En 2006, durante el gobierno de Néstor, se sancionó la Ley de Educación Sexual Integral para que los adolescentes, mujeres y hombres, pudieran elegir métodos anticonceptivos y tener conciencia de una planificación familiar, una procreación responsable y demás. Durante esos gobiernos también se crearon los programas de salud sexual y procreación responsable, y se les dio mucho presupuesto para que proveyeran anticonceptivos a todos los centros de salud pública. Desde que asumió Mauricio Macri esas políticas fueron vaciándose, se les recortó el presupuesto y no hay anticonceptivos en los centros de salud pública. Por supuesto que esto genera una situación peor en cuanto al aborto clandestino, porque si no hay anticonceptivos hay más abortos clandestinos.

–¿El gobierno está incumpliendo una ley?

–Sí, está incumpliendo la Ley de Educación Sexual Integral porque no se aplica en las provincias en las que la iglesia tiene una incidencia muy fuerte y, además, vació de presupuesto los programas de salud sexual y reproductiva que dependen del Ejecutivo. Nosotras trabajamos territorialmente con este tema, que es sabido y conocido. Hoy las mujeres en los barrios piden para alimentar a sus hijos pero también piden anticonceptivos, porque es un derecho adquirido, y está habiendo una regresión con algo que nos costó mucho alcanzar. El Estado debe garantizar que esto se cumpla, y no lo está haciendo.

–Volviendo al tema del aborto, ¿por qué el proyecto llega en este momento al Congreso con mejores perspectivas que antes?

–Nosotros creemos que este es un tema que hoy se trata porque hay un movimiento de mujeres que hace muchos años que viene trabajando e intentando que este derecho sea ley, y porque durante los gobiernos anteriores se han generado las condiciones para poder debatirlo. También hay un tema generacional. Hoy las adolescentes y las mujeres más jóvenes tienen muchísima conciencia de sus derechos y están, en todos los ámbitos que tienen a su alcance, reclamando y peleando por el derecho al acceso a la salud y, en particular, al aborto. Creo que eso habla del nivel de madurez con el que se ha llegado a este debate.

–¿Cómo ve la actitud de Macri y de Cambiemos ante este proyecto?

–Yo dudo de la actitud del gobierno; me parece que quiere usar este tema. Desde que comenzó el gobierno de Macri, lo que ha pasado por el Congreso son reformas que les sacaban derechos a los argentinos, entonces dudo que este gobierno tenga en su agenda ampliar un derecho. A mí me parece que quiere usar el tema de las mujeres para tapar muchas de las consecuencias que estamos viviendo en Argentina producto de las políticas neoliberales que está aplicando. Más allá de cuál sea la intención del gobierno, el movimiento de mujeres no va a permitir que esto sea usado; vamos a trabajar para que se convierta en ley.

–También se habló de un temor de que el oficialismo busque dilatar el debate en el Congreso.

–Sí, de alguna manera el gobierno busca hacer eso. Macri hizo una habilitación mentirosa del tema. El diario Clarín sacó un titular que decía: “Macri habilita el debate”, y la verdad es que eso no lo hizo él, sino que se debe a las grandes movilizaciones y el movimiento de mujeres. El mismo día que sale ese titular en Clarín, varios legisladores de Cambiemos dijeron que no estaban de acuerdo, que no iban a dar cuórum, que no querían tratar el proyecto, y empezaron a salir con propuestas que sólo buscan dilatarlo, como la de hacer una consulta popular. Nosotras creemos que no hay más tiempo para discutir esto, porque ni bien se sancione esta ley empiezan a salvarse vidas de mujeres.

–¿Dentro del oficialismo no ven una postura diferente de la Unión Cívica Radical?

–Sí, algunas radicales tienen mucha historia de trabajo en este tema, integran la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito; ahí hay expresiones de distintas fuerzas.

–¿El proyecto generó debates internos en el movimiento de mujeres?

–No, en realidad todas estuvimos de acuerdo con la redacción del proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito. Como este es un colectivo muy grande, hay una comisión redactora, hay foros en todo el país; cualquier modificación iba a implicar un proceso largo, y no teníamos tiempo. Cuando tratemos este tema en las comisiones, si se tiene que mejorar algo se tomará de algún otro proyecto, pero por ahora no modificamos nada de la redacción.

–¿Cómo vivió usted la presentación del proyecto, el martes? –Hubo un acompañamiento y una participación contundentes. Esto habla del momento que se está viviendo en Argentina para que el derecho al aborto sea contemplado por el Congreso, que se termine el debate y sea ley de una buena vez. Se siente que estamos cerca de tener una ley que nos dé a las mujeres el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y a acceder a una salud integral.

–¿Han reunido más apoyos desde que presentaron el proyecto?

–Hay universidades que se están manifestando, hay diputados que no han firmado pero están enviando su apoyo; creo que esto va a ir creciendo y va a tomar más fuerza. Vamos a seguir trabajando en esta línea con quienes no firmaron, para ver si adhieren o si dan cuórum para que sea posible la votación.

–¿Cómo sigue el proceso parlamentario del proyecto?

–Nuestra intención es que en una semana el proyecto entre en comisiones. Va a ser así, según anunció el presidente de la Comisión de Legislación General, que es de Cambiemos. Nosotras vamos a pedir la reunión de las comisiones, pero no para que se generen audiencias públicas durante meses, porque con una o dos ya es suficiente.

–¿Por qué quedó descartada aquella idea inicial de convocar a una sesión especial el 8 de marzo para tratar esta iniciativa?

–Porque significaba poner en riesgo el tema. De todas maneras, estamos decididas a todo, vamos a usar todas las instancias que podamos tener adentro de la cámara para que este proyecto se convierta en ley.

–¿Cómo ven la incidencia en este tema de la iglesia católica, que es tan fuerte en Argentina?

–La iglesia católica puede tener algún lobby, algún nivel de operación, pero hoy el papa Francisco tiene otra agenda, más contra el neoliberalismo que contra el aborto. Hasta ahora no hubo demasiadas manifestaciones de la iglesia; esperemos que puedan estar a favor de evitar estas muertes, que son evitables y afectan, sobre todo, a las mujeres pobres. La iglesia pesa muchísimo en Argentina, pero esperemos que los legisladores, que son los que tienen la última palabra, puedan plantearse este tema no desde una concepción religiosa sino desde una mirada de salud pública, porque esto es para evitar la muerte de mujeres.

–Es notorio que el enfoque que le están dando a este tema hace más hincapié en el aspecto vinculado con la salud pública que en el relacionado con los derechos de las mujeres.

–Lo que pasa es que en Argentina tenemos una sociedad muy machista como para plantearlo solamente desde el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo. Creemos que el tema de la salud pública es algo que no se puede negar, mientras que lo otro es algo que todavía se cuestiona mucho.

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