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Terminal de ómnibus de Retiro, ayer, en Buenos Aires.

Foto: Eitan Abramovich

El paro de la CGT tuvo un alto acatamiento en Argentina

2 minutos de lectura
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Macri criticó la medida y dijo que “no contribuye a nada”.

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La Confederación General del Trabajo (CGT) hizo un paro de 24 horas que comenzó en la medianoche de ayer y contó con el respaldo de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), el Movimiento Acción Sindical Argentino, la Corriente Federal y varios movimientos sociales.

Impulsado por el sindicato de los camioneros, que lidera Hugo Moyano, el paro afectó particularmente al transporte. Adhirieron los sindicatos de ómnibus, subtes, trenes y aviones, que suspendieron sus servicios totalmente o redujeron sus frecuencias.

Además, varias organizaciones de pequeñas y medianas empresas se sumaron a la medida, lo que implicó que varios negocios bajaran sus persianas. También se plegaron los bancarios, algunos sectores industriales, empleados de las estaciones de servicio y la Asociación de Trabajadores del Estado.

El paro de la CGT fue convocado en contra de la política de ajuste impulsada por el gobierno de Mauricio Macri. En particular, la medida se adoptó en rechazo al veto impuesto por Macri al proyecto de ley que limitaba el aumento de las tarifas de los servicios públicos, contra el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional, y también por el temor a que se profundice el ajuste para reducir el déficit fiscal.

El contexto en el que se desarrolló este paro incluye también las negociaciones colectivas, conocidas como “paritarias”, que varios sectores llevan adelante y que determinarán los aumentos salariales de este año. El gobierno estableció un tope de 15%, pero la semana pasada el sindicato de camioneros alcanzó un acuerdo con la patronal para que el aumento sea de 25%, en lo que fue interpretado como una derrota del gobierno y un triunfo de Moyano. El mismo aumento negociaron esta semana los gastronómicos, dirigidos por Luis Barrionuevo, un dirigente afín al oficialismo que fue designado por la Justicia como interventor del Partido Justicialista.

La jornada contó con el respaldo de agrupaciones de izquierda que hicieron algunos cortes de calles y el único acto masivo de la jornada. El Partido de los Trabajadores Socialistas, el Partido Obrero, Izquierda Socialista, Movimiento Al Socialismo y Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), entre otras agrupaciones, convocaron a un acto en el Obelisco en el cual se exigió una unión de la izquierda para enfrentar al gobierno de Macri.

“A vos te queda poco, Mauricio botón”, cantaban los manifestantes mientras hablaban los distintos dirigentes. Uno de los discursos más duros fue el del secretario general de la Unión Ferroviaria Seccional Oeste, Rubén Sobrero: “Vamos a seguir empujando por esa huelga de 36 horas, por un plan de lucha para que caiga el gobierno. Vamos por ganar las calles y la Plaza de Mayo. Vamos por tirar abajo todos los planes de esta derecha de mierda y de todos sus cómplices. Hay que echar a la mierda al gobierno de Macri”.

Entre los oradores del acto y en los distintos piquetes que organizaron estos movimientos también hubo muchas críticas a la CGT por convocar tarde al paro, por dialogar con Macri y por no haber convocado a un acto para la jornada de ayer. “Los paros no son para quedarse en la casa. Tiene que haber un plan de lucha”, dijo el referente del MST Alejandro Bodart.

Los dirigentes de la CGT no hablaron en actos, pero sí lo hicieron en los medios de comunicación. El secretario general de Camioneros, Pablo Moyano –uno de los hijos de Hugo–, consideró en declaraciones al canal de televisión Crónica que el de ayer fue “uno de los paros más importantes” desde que empezó el actual gobierno, y pidió al Ejecutivo que “tome nota de este paro contundente y empiece a dar respuestas”. Por su parte, en entrevista con la FM La Patriada, el titular de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, manifestó: “Cuando el mercado opina, el gobierno sale corriendo. Espero que ahora haga lo mismo ante este paro”. Agregó que si esto no sucede “la conflictividad social aumentará”.

Lo que llegó desde el gobierno fueron críticas. Los ministros de Hacienda, Trabajo e Interior se pronunciaron en contra del paro, al que calificaron de “político”, y afirmaron que daña al país. Por su parte, el presidente dijo que “los paros no contribuyen a nada, no suman”. Agregó: “Yo no veo que haya habido un gobierno en décadas con tanta preocupación por el empleo y el trabajador y por generar nuevas oportunidades”.

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