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Donald Trump y Kim Jong, ayer, en el hotel Capella, en la isla Sentosa, en Singapur.

Foto: Saul Loeb

Se conocieron ayer detalles del encuentro entre Trump y Kim

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Estados Unidos se comprometió a suspender los ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur.

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Los acuerdos alcanzados en la reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, se fueron conociendo a cuentagotas durante la jornada de ayer. Al contenido del documento que firmaron al cierre del encuentro en Singapur se sumaron declaraciones de Trump sobre aspectos que, aseguró, fueron acordados “pero no se reflejaron en el acuerdo”.

Uno de esos puntos es el compromiso de Estados Unidos a no reanudar los ejercicios militares con Corea del Sur “a menos que se vea que la futura negociación no funciona como debería”. Otro consiste en el acuerdo de los dos gobernantes de comprobar “intensamente” la desnuclearización de la península de Corea.

Sin embargo, en la conferencia posterior a las dos reuniones que mantuvieron, Trump y Kim se limitaron a decir que hablaron en muy buenos términos y que generaron una “gran relación”, y a celebrar el comienzo de lo que presentaron como un “proceso”.

Dónde termina ese proceso no quedó del todo claro, ni por las declaraciones ni por el documento que ambos firmaron ante las cámaras. Si bien Trump dijo que el texto era “muy importante, bastante amplio”, y Kim subrayó que era “histórico”, fue considerado muy vago por los primeros analistas que reaccionaron a su publicación.

Según el documento, Trump “se comprometió a ofrecer garantías de seguridad” a Corea del Norte, mientras que Kim “reafirmó su compromiso firme y decidido para completar la desnuclearización de la península de Corea”. En la cumbre se acordó “establecer nuevas relaciones” entre ambos países, “unir esfuerzos” para el establecimiento de un régimen de paz “duradero y estable” en las Coreas, y recuperar los restos de los prisioneros de guerra y desaparecidos en combate para repatriarlos después de su identificación. Además, Corea del Norte “reafirma” la Declaración de Panmunjom, que firmó el 27 de abril con su vecina del sur, con lo que “se compromete a trabajar hacia la completa desnuclearización” de los dos países.

En el cierre, el documento firmado frente a cientos de cámaras subraya que el encuentro fue “un evento histórico de gran importancia”, que implica “la apertura de un nuevo futuro” en el que habrá reuniones de seguimiento para la búsqueda de resultados. Trump aseguró que el proceso comenzará “muy, muy rápido”. A su vez, el titular del Departamento de Estado estadounidense, Mike Pompeo, dijo que las nuevas reuniones se mantendrán “en la fecha más pronta posible”.

Pero más allá de las declaraciones de buena voluntad y de los guiños –entre ellos la afirmación de Trump acerca de que invitaría a Kim a la Casa Blanca–, el encuentro y su documento final fueron considerados decepcionantes por algunos analistas, especialmente por su vaguedad. Mediante declaraciones a medios de comunicación y publicaciones en Twitter, varios investigadores especializados en Corea del Norte criticaron la ausencia de puntos concretos que establezcan cómo se avanzará en este proceso y, sobre todo, qué significa la desnuclearización de la península coreana para los dos gobiernos. También se criticó que el acuerdo no habla de un desmantelamiento verificable del arsenal nuclear norcoreano, sino que se limita a reafirmar lo que ya acordaron las dos Coreas en abril.

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