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Donald Trump, durante un encuentro con sheriffs en la Casa Blanca, en Washington. , afp

Foto: Nicholas Kamm

Un nuevo libro vuelve a cuestionar la capacidad de Trump para ser presidente

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El texto, basado en testimonios de funcionarios, muestra a un presidente inestable y caprichoso.

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Muchos libros sobre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fueron escritos y publicados en los 20 meses que pasaron desde que el magnate asumió al frente de la Casa Blanca. Sin embargo, pocos han generado el revuelo y la expectativa que provocó en los últimos días Fear: Trump in the White House, escrito por Bob Woodward, uno de los periodistas que develó el caso Watergate, que llevó a la dimisión de Richard Nixon en 1974. El libro, que tiene 448 páginas y se basa en decenas de entrevistas a funcionarios del actual gobierno, vuelve a poner de manifiesto la falta de preparación del mandatario, el rol clave de sus asesores a la hora de frenar sus impulsos y el caos que, en general, se vive al interior de la sede presidencial. Esta semana, el diario The Washington Post publicó un adelanto de este trabajo, que saldrá a la venta el martes.

Según el adelanto, Woodward describe cientos de escenas en las que Trump aparece como un dirigente inestable e irritable, que se rehúsa a seguir los protocolos que le exige el puesto y actúa de manera infantil. En un segmento del libro, el abogado John Dowd explica que a principios de año intentó preparar a Trump para un posible encuentro con el fiscal Robert Mueller, a cargo de la investigación de la trama rusa, y que el presidente terminó diciendo: “Esto es un engaño de mierda. No quiero testificar”.

El libro también expone cómo el mandatario humilla e insulta a sus empleados. Los ejemplos son muchos. Entre otras cosas, llegó a decir que su primer jefe de gabinete, Reince Priebus, es “como una rata” y su fiscal general, Jeff Sessions, un “retrasado mental” y un “sureño bobo” que “no sirve ni para abogado en Alabama”.

El relato del periodista también dibuja a un presidente con poca experiencia en asuntos de política exterior. Recoge el momento en el que Trump llamó por teléfono a su secretario de Defensa, Jim Mattis, después del ataque químico atribuido al gobierno de Siria contra civiles, en abril de 2017, y le dijo: “Vamos a matarlos a todos”. Mattis le respondió que sí, pero después de colgar el teléfono, indicó a sus consejeros: “No vamos a hacer nada de eso. Nuestra respuesta será mucho más medida”. Esta información, según Woodward, fue confirmada por el propio secretario de Defensa, quien convenció a Trump de no “matarlos a todos”.

En otro de los momentos descritos en el libro, el mandatario pidió al Pentágono un plan para lanzar un ataque militar “preventivo” sobre Corea del Norte y, al mismo tiempo, criticó el alto costo de proteger a Corea del Sur. Mattis salió “exasperado y alarmado” de esa reunión y comentó a su círculo cercano que Trump había “actuado como un niño de diez u once años”, de acuerdo con Woodward.

Ese rasgo de líder “incontrolable” queda también evidente en anécdotas en las que sus asesores tuvieron que “robarle” documentos que estaban sobre su escritorio para evitar que los firmara. Según la investigación del periodista, pasó al menos dos veces: cuando el mandatario pretendía cancelar el acuerdo de libre comercio con Corea del Sur y cuando quiso desligarse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Después de realizar las entrevistas, Woodward concluye que en la Casa Blanca reina un panorama parecido a un “manicomio” y que el Poder Ejecutivo está bajo un “golpe de Estado administrativo”, controlado en silencio por los asesores del presidente.

“Es un idiota. Esta es una casa de locos. Es el peor trabajo que he tenido”, llegó a decir sobre Trump el jefe de gabinete, John Kelly, que ha amenazado con dimitir al menos seis veces. Priebus, su antecesor, apodó el dormitorio presidencial como “el taller del diablo”, y dijo que las primeras horas de las mañanas y los domingos de noche, cuando Trump suele desatar sus tormentas de tuits, eran “la hora de las brujas”. Su ex asesor económico, Gary Cohn, lo tachó de “mentiroso profesional”.

El martes, cuando salió publicado el adelanto del libro, Trump no dio declaraciones y se limitó a difundir comunicados de Mattis y de Kelly –que, por supuesto, negaron todo–. Pero ayer Trump finalmente se descargó en Twitter, donde dijo que es una “vergüenza” que un periodista escriba un libro en base a “historias totalmente inventadas”. En otro mensaje, acusó a Woodward de ser “un operador de los demócratas”, e insinuó que no es casual que el libro se publique dos meses antes de que se celebren las elecciones legislativas.

Woodward trató de entrevistar a Trump mientras escribía el libro, pero no lo consiguió. Hace unas semanas, los dos llegaron a hablar por teléfono sobre las gestiones poco exitosas que hizo el periodista para poder hablar con el presidente. Woodward le dijo que se comunicó con, al menos, seis asesores, pero nunca tuvo una respuesta. “Qué mal, porque nadie me avisó”, contestó Trump, según la desgrabación de la conversación que fue publicada esta semana por The Washington Post.

En el diálogo, Trump le dice que el libro sólo será veraz si dice que “ningún otro presidente ha hecho mejor trabajo” que el que está haciendo él. “Hubiera sido agradable, Bob, que hubieras llamado a mi oficina [...] Vamos a tener un libro muy inexacto, y eso está muy mal”, lamentó Trump. Woodward respondió de inmediato: “No, va a ser exacto, lo prometo”.

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