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Ciudad de Londres, el 14 de diciembre.

Foto: Daniel Sorabji, AFP

Brexit, sistema de salud y referéndum escocés: los frentes de batalla para Boris Johnson

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El líder conservador británico obtuvo la victoria más holgada de su partido desde los tiempos de Margaret Thatcher.

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En su primer discurso público luego de la gran victoria electoral que obtuvo el jueves, el primer ministro británico, Boris Johnson, afirmó que es momento de que el pueblo comience a “curarse las heridas” que dejó la larga discusión interna sobre el brexit, que lleva ya tres años y medio.

El aplastante triunfo del Partido Conservador, que obtuvo 365 escaños en el Parlamento y la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, fue el más grande desde la elección del año 1987, la última ganada por la histórica dirigente derechista Margaret Thatcher, que gobernó Reino Unido de 1979 a 1990. En contrapartida, los laboristas tuvieron su peor votación desde 1935 y se quedaron con sólo 203 bancas en Westminster, lo que llevará a su líder, Jeremy Corbyn, a abandonar su puesto.

En un discurso que dio en las afueras de Downing Street –tradicional residencia oficial de los primeros ministros británicos–, Johnson dijo que la reformulación del sistema de salud será la máxima prioridad de su gobierno, y que el país necesita “un descanso permanente” del tema del brexit.

Según consignó The Guardian, el primer ministro pronunció su discurso horas después de visitar a la reina Isabel II para informarle que tenía el apoyo necesario en el Parlamento para dirigir un gobierno. Los conservadores ganaron 80 bancas en el norte de Inglaterra, en la región de los Midlands y en Gales que anteriormente estaban ocupadas por los laboristas.

Johnson reconoció que la victoria de los tories fue posible gracias a los votos de algunos antiguos partidarios laboristas, a quienes agradeció expresamente. “A todos aquellos que votaron por nosotros por primera vez, a todos aquellos cuyos lápices pueden haber vacilado en la boleta y que escucharon las voces de sus padres y sus abuelos susurrando ansiosamente en sus oídos les agradezco la confianza que han depositado en nosotros y en mí”, dijo Johnson.

En cuanto al brexit, el primer ministro reafirmó su postura de que Reino Unido debe abandonar la Unión Europea (UE) el 31 de enero. La semana que viene, cuando se reinicie la actividad parlamentaria, el acuerdo será aprobado por la mayoría de los integrantes de la Cámara de los Comunes, pero aún queda por ver cómo será la futura relación entre el reino y el bloque continental, tema que tendrá que ser abordado por los negociadores británicos y europeos.

En declaraciones públicas realizadas en los últimos días, el negociador jefe de la UE para el brexit, el francés Michel Barnier, advirtió que es “poco realista” intentar negociar un acuerdo comercial completo en tan sólo 11 meses. Desde Bruselas se estima que en torno a junio será necesario tomar la decisión de extender o no el período de transición hasta 2021 o 2022, algo que el primer ministro británico por el momento descartó.

La salud en el centro y la cuestión escocesa

Además del brexit, uno de los temas que estuvieron presentes durante la reciente campaña electoral fue el del Sistema Nacional de Salud público británico (NHS, por su sigla en inglés), que se encuentra desde hace años en un período de crisis. Deficiencias en la atención de los pacientes, además de fuertes carencias en la cantidad de médicos y enfermeros son los emergentes más evidentes de un sistema que se estima que es el más grande del mundo financiado enteramente por fondos públicos.

De acuerdo con una nota publicada por el diario digital español El Confidencial, para el electorado británico el NHS es una cuestión igual o más relevante que el propio brexit, y sobre la cual la oposición laborista tradicionalmente siempre ha jugado un mejor papel. Es por ello que aproximadamente 100 de los 700 tuits que Johnson ha publicado en los últimos meses hicieron referencia al NHS, y que gran parte de la campaña consistió en visitas a hospitales.

La cuestión de la salud, altamente sensible, estuvo además signada por acusaciones realizadas contra Johnson desde el laborismo, que afirma tener pruebas de que dentro de un posible acuerdo comercial entre Reino Unido y Estados Unidos estaría incluida una privatización de parte del sistema de salud, un ámbito en el que entrarían a tallar capitales estadounidenses.

Johnson negó rotundamente estas acusaciones, y en una línea similar se manifestó el presidente estadounidense, Donald Trump, que durante su última visita a Londres, a comienzos de este mes con motivo de una cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, dijo: “No tenemos absolutamente nada que ver con eso, y nosotros no querríamos hacerlo. Aunque nos lo entregasen en bandeja de plata [al NHS] no querríamos tener nada que ver con eso”.

Por otra parte, otro gran asunto que tendrá que encarar Johnson en su próximo gobierno será el reclamo de los escoceses, que luego de la buena votación que obtuvieron –por cuarta vez consecutiva el Partido Nacionalista Escocés (SNP, por su siglas en inglés) fue el ganador en Escocia, donde obtuvo 48 escaños– están decididos a pedir un nuevo referéndum de independencia de Reino Unido. En otro referéndum, realizado en 2014, ganó la posición de permanecer unido a Londres con 55,3% de los votos contra 44,7%, pero la percepción de la cuestión en la sociedad escocesa ha variado en estos años, particularmente luego del referéndum sobre el brexit. Si bien en el total de Reino Unido la opción de salir del bloque se impuso por una estrecha diferencia –51,9% contra 48,1%–, en el territorio escocés ganó de manera rotunda la de permanecer en la UE, 62% contra 38%.

La líder del SNP, Nicola Sturgeon, dejó claro ayer, antes del discurso de Johnson, que su partido volverá a insistir con la independencia. “No se trata de pedir permiso a Johnson ni a ningún otro político, sino de establecer el derecho democrático del pueblo escocés a decidir su propio futuro, más importante que nunca en vista de lo que nos aguarda. Los conservadores, como partido perdedor en Escocia, no tienen derecho a interponerse en el camino de los ganadores”, afirmó Sturgeon.

Johnson negó la posibilidad de habilitar la realización de un nuevo referéndum, ya que, según su parecer, la cuestión de la independencia de Escocia está cerrada al menos por una generación.

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