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Evo Morales, acompañado por legisladores y autoridades de gobierno, rumbo al Congreso para dar su mensaje a la nación, el 22 de enero, día de la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia.

Foto: Aizar Raldes

Evo Morales dijo que si es reelecto, el próximo será su último mandato

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El gobierno boliviano pidió que las elecciones no coincidan con las de Argentina y Uruguay.

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El gobierno de Bolivia le sugirió al Tribunal Supremo Electoral (TSE) que estudie la posibilidad de aplazar las elecciones previstas para octubre para que no coincidan con las de Argentina y Uruguay, las dos fijadas para el domingo 27. “La coincidencia de fechas de los comicios [...] impediría que los residentes bolivianos en estos países pudieran ejercer su derecho a participar en el proceso electoral como lo establece la Constitución”, manifestó la cancillería en un comunicado en su página web, que además señaló que, en esas circunstancias, “no existirían las condiciones logísticas necesarias para la instalación de los recintos electorales” necesarios para que los bolivianos voten desde el exterior.

Según informaron medios de Bolivia, la posibilidad de que las fechas de las elecciones coincidan en los tres países fue mencionada inicialmente por el presidente Evo Morales, hace dos semanas, durante una reunión nacional de dirigentes de su partido político, el Movimiento al Socialismo (MAS). Allí manifestó su voluntad de garantizar la máxima participación de los emigrantes, pues Argentina es el país con mayor número de residentes bolivianos.

En las elecciones pasadas, en 2014, los residentes en el exterior votaron mayoritariamente a Morales, que, en caso de conseguir la reelección, completará 19 años en la presidencia.

Diego Pary, ministro de Relaciones Exteriores, aclaró que su cartera se limitó a dar a conocer mediante el comunicado la preocupación de la ciudadanía boliviana. Señaló que será el TSE el que defina la fecha para las elecciones.

El canciller explicó que su preocupación se debe a que “Argentina, para sus elecciones, utiliza unidades educativas y centros públicos para votar, y cuando se realizan las elecciones bolivianas también utilizamos esos mismos centros públicos para que los bolivianos puedan votar en el exterior”. Por lo tanto, afirmó, pueden presentarse dificultades para facilitar las condiciones de voto si las dos elecciones coinciden el mismo día.

De todas maneras, la fecha de las elecciones bolivianas todavía no está fijada oficialmente. Sólo está establecido por ley que deben convocarse al menos siete meses después de las primarias, que tuvieron lugar el 27 de enero.

Al respecto, el vicepresidente del TSE, Antonio Costas, dijo durante una conferencia de prensa que “no es momento todavía para hablar exactamente de la fecha en la que se tiene que convocar a este proceso de elecciones porque esto va a estar condicionado” por asuntos administrativos. “No es necesario adelantarnos”, afirmó Costas.

Un camino difícil

Morales, el presidente con más tiempo en el poder en la historia de Bolivia, aspira a un cuarto mandato, que prolongaría su gobierno hasta 2025. La posibilidad de que el líder del MAS se postulara nuevamente como candidato a la presidencia estuvo signada por una larga polémica política y jurídica.

El 21 de febrero de 2016 se realizó un referéndum que tenía como único objetivo poner a consideración de la población la posibilidad de que el presidente y el vicepresidente de Bolivia pudieran postularse por cuarta vez a una elección. El No ganó con algo más de 51% de los votos, mientras el Sí, impulsado por el oficialismo, obtuvo algo menos de 49%.

Pese al revés en las urnas, Morales siguió adelante con su plan de volver a presentarse a las elecciones y en 2017 logró que el Tribunal Constitucional reconociera, luego de una dura pugna jurídica, el derecho a la reelección indefinida. En base a este fallo, el órgano electoral habilitó la candidatura de Morales en diciembre, y el 27 de enero fue una de las nueve que resultaron avaladas por los militantes en las primarias.

Estas elecciones primarias, en las que no hubo puja interna en los partidos, contaron con el firme respaldo del presidente y sus partidarios, pero fueron rechazadas por los ocho candidatos opositores, que entendían que la única finalidad de estos comicios era legitimar la candidatura de Morales.

Hace algo más de una semana, al cumplirse el tercer aniversario del referéndum de 2016 en el que Morales fue derrotado, múltiples partidos y sectores de la oposición realizaron actos masivos en varias ciudades bolivianas.

Según informó la agencia de noticias Efe, en la movilización que se desarrolló en La Paz participó el ex presidente Carlos Mesa –que gobernó de 2003 a 2005–, a quien las encuestas ubican como uno de los principales rivales de Morales. El opositor, que lidera la alianza Comunidad Ciudadana, dijo que la movilización expresó “la vida y vigencia” del espíritu del referéndum, que a su entender “se prolongará” en la elección presidencial para volver a dar un No al presidente.

A su vez, en la movilización que se realizó en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra participó Víctor Hugo Cárdenas, que fue presidente de 1993 a 1997, durante el primer mandato de Gonzalo Sánchez de Lozada, y que se postula a la presidencia por Unidad Cívica Solidaridad.

Cárdenas –que, al igual que Morales, es de ascendencia aymara– lució durante el acto una camiseta con el lema “Bolivia votó No”, y comparó la situación del presidente boliviano con la del venezolano, Nicolás Maduro. “Maduro tiene los días contados”, dijo el opositor, “y Evo lo hará también, tiene los días y semanas contados”. En el mismo discurso, animó a la gente a “salir a las calles” para que en Bolivia “no se repita lo que pasó en Venezuela”.

En clave de campaña

Al igual que los otros ocho aspirantes a la presidencia, Morales se encuentra en plena campaña. Durante la apertura del congreso nacional del MAS, el sábado 23, en la ciudad de Cochabamba, el presidente boliviano dijo que si gana las elecciones el próximo período de gobierno será el último, y por eso quiere despedirse con 70% de los votos.

Por otra parte, Morales destacó la importancia que ha tenido la base partidaria, a la que consideró un factor de cohesión del país, “ya que en regiones que antes pedían mayor autonomía, como Santa Cruz o Tarija, ahora gran parte de sus habitantes apoyan el proceso de cambio”.

El presidente boliviano se refirió a las últimas encuestas, que indican que su candidatura reuniría un apoyo de 35%, frente al 31% que obtendría Mesa. Señaló que estos sondeos, que toman en cuenta solamente a los grandes centros urbanos del país, son sólo el reflejo de una parte de Bolivia, y manifestó su convicción de que en el área rural el MAS cuenta con un apoyo superior a 50%.

También el jueves, en Cochabamba, Morales habló en clave de campaña electoral durante la inauguración de la sesión extraordinaria de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana, un organismo internacional creado en 2006 y compuesto por 150 parlamentarios de países europeos y de América Latina con la finalidad de promover y mejorar las relaciones entre las regiones.

En la apertura del encuentro, el presidente aseguró que su país fue el que más redujo la pobreza extrema en los últimos años. “Bolivia pasó de 38,2% en 2005 a 15,2 % en 2018, lo que significó una disminución de 23 puntos porcentuales”, y logró “la mayor reducción en ese indicador en la región”, dijo, según publicó la Agencia Boliviana de Información.

Morales también afirmó que durante sus años de gestión se redujeron drásticamente los índices de desigualdad. Señaló que en 2005, el 10% más rico de la población tenía 128 veces más riqueza que el 10% más pobre, y según índices oficiales, en 2018 el 10% más rico tiene 26 veces más que el 10% más pobre. Además, el presidente se refirió a los índices de analfabetismo, que pasaron de 13,3% en 2001 a 2,3% en 2018.

Durante su discurso, Morales dijo también que su país consolidó un modelo económico que hace frente “exitosamente” a la crisis mundial, porque entre 2006 y 2017 lidera el crecimiento del Producto Interno Bruto en la región, con un promedio de 4,9%. Sin embargo, señaló que es necesario mejorar las políticas sociales para fortalecer la inclusión, bajar las asimetrías económicas y optimizar la distribución de la riqueza. “No hay paz sin justicia social ni estabilidad política sin participación plural de nuestro sistema político”, afirmó Morales.

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