Las hostilidades entre fuerzas de Armenia y Azerbaiyán continúan sin interrupciones desde el rebrote del conflicto en la zona de Nagorno-Karabaj, el domingo. Según informó la cadena rusa RT, el Ejército azerí intensificó ayer sus bombardeos aéreos sobre la ciudad de Stepanakert, capital de la región de Nagorno-Karabaj, que oficialmente es denominada República de Artsaj y es gobernada desde 1994 por los armenios, que reclaman como suyo ese enclave territorial situado dentro de Azerbaiyán.
De acuerdo con el Ministerio de Defensa armenio, los ataques dejaron varios heridos, además de numerosas pérdidas materiales. Pocas horas después, ese ministerio informó que las fuerzas de Nagorno-Karabaj derribaron cinco aviones y tres helicópteros militares azeríes. En medio de las acusaciones cruzadas que se repiten desde que recrudeció el conflicto, que existe desde hace décadas, el Ministerio de Exteriores de Azerbaiyán responsabilizó al gobierno de Armenia por la situación y lo acusó de atacar objetivos civiles en su territorio.
“El Ejército azerí, para defender la integridad territorial del país en el marco de las fronteras internacionales y garantizar la seguridad de la población, proporcionará respuestas adecuadas a los ataques de Armenia”, dice un comunicado publicado ayer por la cancillería de Azerbaiyán. El gobierno de esa ex república soviética, con mayoría de población musulmana, afirmó que varios pueblos del país fueron atacados ayer desde el territorio armenio con artillería pesada y misiles.
A pesar de las mediaciones internacionales para ponerles fin, las hostilidades no cesan, y el canciller de la República de Artsaj, Masis Mailian, dijo en una entrevista con la agencia Efe que la situación actual es distinta a la del último estallido bélico en la zona. “Esta guerra se diferencia de la de 2016, tanto por su magnitud como por el armamento utilizado. Estamos preparados para una guerra de larga duración”, afirmó Mailian.