La moción de censura que el partido de extrema derecha Vox presentó contra el gobierno de España, liderado por Pedro Sánchez, fue un fracaso para esa organización política y quedó muy lejos de la mayoría de 176 votos que necesitaba en el Parlamento. Es más: ningún diputado de otro partido la apoyó. Ni siquiera hubo abstenciones, sólo votos en contra, inclusive los del derechista Partido Popular (PP) de Pablo Casado, al que Vox apoya en coaliciones de gobierno locales.
Votaron contra la moción 298 parlamentarios. Los 52 diputados de Vox fueron los únicos que se pronunciaron a favor de la iniciativa, que si hubiera sido aprobada, habría reemplazado al gobierno de coalición del Partido Socialista Obrero Español y Unidas Podemos (UI) por uno encabezado por el líder de Vox, Santiago Abascal.
Días atrás, el PP había promovido en el Parlamento una propuesta para reprobar la actuación del vicepresidente segundo del gobierno, Pablo Iglesias, dirigente de Podemos, y pedía también que fuera removido del cargo el ministro de Consumo, Alberto Garzón, de Izquierda Unida, porque los dos habían criticado al rey Felipe. Tanto Garzón como Iglesias cuestionaron que el rey llamara a un representante del Poder Judicial para decir que le hubiera gustado asistir a un acto de investidura de jueces, después de que el gobierno decidiera que no estuviera presente por motivos de “seguridad”.
El PP acusó a Garzón de hacer “groseras afirmaciones” sobre el rey, que desconocían las instituciones, y manifestó que también Iglesias era un “negacionista del pacto constitucional”. Pero la iniciativa en el Parlamento fracasó, pese al respaldo de Vox y Ciudadanos.
Vox decidió ir más allá e impulsar la moción de censura contra el gobierno. Su líder, Abascal, insistió en que Iglesias está “inhabilitado para la política” por sus “ataques” al rey y por “avergonzarse de la bandera” de España. En cuanto a Sánchez, cuestionó la manera en que manejó la epidemia de covid-19 –que supera el millón de casos en España–, su relación con los partidos independentistas y la situación de la inmigración irregular.
A medida que se desarrollaba el debate, aumentó la confrontación en los discursos. La diputada de Podemos Sofía Fernández Castañón dijo que los integrantes de Vox “son unos pijos, herederos del expolio franquista, jugando a ser franquistas”. Agregó que, aunque su discurso sea “ridículo”, eso no implica que sea un “peligro”. Según informó Público, la diputada continuó: “Tapan con banderas su odio. Niegan la diversidad y, si me apuran, un día negarán la evolución [...] No les gusta nada de España, su diversidad, sus lenguas, sus barrios”.
A continuación, Abascal llegó a dedicar un pasaje entero de su discurso a las mujeres de Unidas Podemos. De acuerdo con La Vanguardia, después de que intervinieran tres diputadas en la sesión, el líder de Vox dijo que ellas “son los floreros del macho alfa”, y agregó: “Son mujeres, pero no representan a las mujeres. Las hemos visto gritando groserías por las calles, pero la gran mayoría no son así, no asaltan capillas, no agreden ni insultan a policías y no van pidiendo la muerte de la gente por la calle”.
Sólo Vox
Sánchez le había pedido al PP públicamente, antes de la sesión de este jueves, que no se uniera a la ultraderecha en esta iniciativa, y le había advertido a Casado: “Usted no es el beneficiario sino el blanco de esta moción de censura”.
El PP ya había anunciado que no acompañaría la iniciativa de Vox, y sólo quedaba por saber si votaría en contra o se limitaría a abstenerse. Casado había dicho que esta moción de censura presentada por el sector ultraderechista “moviliza a la izquierda” y “polariza más” las posiciones políticas, según informó la agencia Efe. Este jueves le respondió el diputado de Vox Ignacio Garrido, quien dijo que la moción no era “una operación de marketing” ni un intento de reforzar la “coalición social-comunista” que está en el gobierno, sino que era “un deber nacional”.
Cuando fue su turno de hablar ante el Congreso, Casado fue duro con Vox y trató de distanciarse de esa organización política. Dijo que el PP “no quiere ser otro partido del miedo, la ira y la bronca”, sino una opción “serena, sensata, moderada, responsable y proeuropea”. El diputado se dirigió a Abascal: “Votaremos ‘no’ a su candidatura para presidir el gobierno de España. Votaremos ‘no’ porque decimos no a la ruptura que usted busca, ‘no’ a la polarización que usted necesita, como Sánchez. ‘No’ a esa España a garrotazos, en blanco y negro, de trincheras, ira y miedo. ‘No’ a ese engendro antiespañol, que también patrocinan ustedes, esa antipolítica cainita de izquierda o de derecha destinada a hacer que los españoles se odien y se teman. Decimos ‘no’ a su moción porque decimos ‘no’ a Sánchez y a sus socios, los visibles y el que está en la sombra, que es usted”.
Abascal le respondió con ironía: “Por fin vuelve el PP de siempre”, dijo, aunque reconoció que estaba “perplejo” y que “no esperaba que esta fuera su intervención”.
“Hoy se han juntado todos para vencer a Vox, no ha sido la primera vez y no será la última, pero no lo celebren mucho, porque dentro de poco estarán ustedes peleando por los despojos de la ruina”, dijo Abascal. “España prevalecerá a pesar de ustedes”, agregó.
Para Iglesias, el discurso de Casado fue “brillante”, pero “llega tarde” para tomar distancia de la ultraderecha. “El monstruo les está devorando a ustedes”, agregó. Iglesias también le dedicó una respuesta a Abascal. Aludió a sus críticas a la política migratoria para decir que “hay más dignidad y patriotismo en una uña de cualquier trabajador migrante que cada día sale a trabajar por su familia que en todos y cada uno de los parlamentarios de la ultraderecha”.
“Ha quedado claro que usted no cuenta con ningún apoyo”, le dijo el líder de Podemos al de Vox, y agregó: “Usted está solo”.