Si bien los enfrentamientos entre armenios y azeríes continúan en la región de Nagorno Karabaj y en zonas circundantes, algunas declaraciones realizadas por los líderes de las naciones en conflicto y también por Vladimir Putin, presidente de Rusia, país que tiene la llave para una salida negociada de la cuestión, pueden estar marcando el inicio del final de esta guerra, que estalló el domingo 27 de setiembre.
Las cifras de muertos y heridos que se manejan son muy imprecisas, ya que desde ambas partes se informa sobre pocas bajas propias y miles en el bando enemigo, pero la realidad indica que el enfrentamiento sigue y ya alcanzó a muchas localidades civiles de la República de Artsaj, denominación oficial que el gobierno local, integrado por armenios, le dio hace tres años a la región de Nagorno Karabaj, territorio recuperado para los armenios, e invadido, según los azeríes, en la guerra que se extendió entre 1988 y 1994 en esta región del sur del Cáucaso, que hasta 1991 fue parte de la Unión Soviética.
Desde el lado azerí también se afirma que los ataques desde territorio armenio ya alcanzaron ciudades que exceden el área en conflicto, por ejemplo la ciudad de Ganja, la segunda más poblada del país.
Una vez más ayer el presidente Putin se refirió al conflicto bélico, al que calificó como “una enorme tragedia”. “Pedimos, insisto, un cese del fuego. Y hay que hacerlo rápidamente”, señaló Putin en una entrevista difundida ayer por el Kremlin, consignada por AFP.
Horas antes, el presidente armenio, Armen Sarkisyan, había dicho, durante una entrevista con la agencia rusa de noticias TASS, que su país apoyará cualquier iniciativa que pueda generar un alto el fuego, incluida una visita a la República de Artsaj ‒país que no cuenta con reconocimiento internacional más allá, obviamente, del armenio, que considera dicha zona como parte ancestral de su territorio‒ por parte de parlamentarios de los países que presiden el Grupo de Minsk, Rusia, Francia y Estados Unidos.
Sarkisyan destacó que estos países partícipes del grupo mediador tuvieron una gran influencia en procesos de negociaciones anteriores, y agregó que Rusia debería ser el primero en llevar a las partes a un diálogo, porque es el único gobierno que mantiene buenas relaciones con ambas partes.
Por su parte, el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, insistió con que el conflicto se extendió más allá de las fronteras regionales, y acusó a los azeríes de estar siendo apoyados por combatientes provenientes de otros países musulmanes, como sirios y mercenarios de otras nacionalidades.
En declaraciones al Piervy Kanal de Rusia, Pashinyan declaró que la presencia “de radicales y terroristas internacionales representa una amenaza para todas las naciones de la región”, a la vez que volvió a fustigar el papel que está jugando Turquía en el conflicto.
“Turquía ha regresado al sur del Cáucaso por dos razones: continuar con su política de genocidio de los armenios y su política imperial hacia el noreste”, agregó el alto funcionario armenio.
Por su parte, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, negó, de acuerdo a lo que informaron medios rusos, que su país esté atacando localidades armenias fuera de la zona de conflicto, y dijo además que el Ejército de su país únicamente tiene como objetivo posiciones militares, lo cual contrasta con los bombardeos que alcanzaron durante los últimos días zonas civiles de Stepanakert, la capital de Artsaj.
De acuerdo a medios internacionales, más de la mitad de los pobladores de esta ciudad, en la que viven cerca de 55.000 habitantes, tuvieron que dejar sus hogares desde que comenzó el conflicto.
Respecto de una posible mediación, Aliyev enfatizó el papel que Rusia y Turquía podrían desempeñar para reducir la escalada bélica. Una mediación de Turquía es algo absolutamente inviable por su parcialidad en la cuestión, pero ‒por razones lógicas‒ el líder azerí apuesta a la carta rusa.
De todas maneras, Aliyev dijo que tiene la intención de volver a la mesa de negociaciones, aunque después de que termine la fase de hostilidades activas en Nagorno Karabaj. “Cuando termine la fase de confrontación militar ciertamente volveremos a la mesa de negociaciones”, dijo.
Desde Uruguay: movilización de la comunidad armenia y pedido del Senado
El Senado uruguayo aprobó por unanimidad una declaración en la que llamó a las partes a culminar con el enfrentamiento.
La cámara alta manifiesta su “profunda preocupación ante una nueva escalada” de violencia, que “pone en riesgo la estabilidad de la zona”, y expresa “condena por la violación del derecho humanitario y el bombardeo a posiciones civiles”. A su vez, se rechaza el uso de la fuerza como medio para solucionar conflictos y se manifiesta la preocupación por las declaraciones “de terceros países, que no contribuyen con la resolución del conflicto” y por las denuncias de Estados Unidos, Francia y Rusia sobre la “participación de mercenarios reclutados por Turquía en las operaciones”.
Por último, se llama al “cese efectivo e inmediato del fuego entre ambas partes, que detenga la profundización del diferendo que los separa, y permita regenerar el espacio para el diálogo y la negociación, condición indispensable para una solución pacífica del conflicto, en el marco de las iniciativas propiciadas por el Grupo de Minsk de la OSCE [Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa]”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores también expresó su “preocupación ante el riesgo de desestabilización del área” y respaldó el “llamado de múltiples actores de la comunidad internacional para un cese efectivo e inmediato del fuego entre ambas partes”. En una declaración oficial difundida el lunes, la cancillería “repudió” además los “ataques sobre el pueblo armenio, con el cual el Uruguay siempre ha mantenido lazos de sólida amistad”.