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José Mujica, el 20 de octubre, a la salida del Palacio Legislativo de Montevideo.

Foto: Mariana Greif

Mujica habló en el Senado: “He pasado de todo y no le tengo odio a nadie”

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El ex legislador remarcó que Uruguay tiene que “huir de las grietas”

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Luego de presentar la moción de renuncia y escuchar las palabras de legisladores de todos los partidos, el senador y ex presidente José Mujica dio su discurso de despedida de la cámara alta. “Hay un tiempo para llegar y hay un tiempo para irse en la vida”, comenzó diciendo, y agradeció a todos los legisladores que en estos años lo han “soportado” y con los que compartió “horas duras y otras hasta jocosas”.

Su agradecimiento lo quiso “simbolizar” en la figura de Alejandro Atchugarry, ex ministro colorado de Economía y Finanzas (2002-2003), que se sentaba en la misma butaca que Mujica en el Parlamento. “Un liberal de marca mayor, no un liberal en la economía, en la humanística. Supimos ser adversarios sin una ofensa a lo largo de los años. Cuando me tocó ser ministro me llamó por un boliche y me dijo: ‘Pepe, tené cuidado con esto y esto y esto, y cuando vayas a firmar un papel fijate que lo haya revisado un abogado de oficio’. Un hombre de categoría superior que no está entre nosotros. Lo quiero nombrar como un símbolo: la bonhomía a pesar de las rispideces del sistema político de este país”.

Agregó que Uruguay, siendo pequeño, tiene que huir de las grietas y tiene que lograr una media de cosas que se mantengan en el tiempo.

Reiteró que se va de la Cámara de Senadores porque lo “está echando la pandemia” y porque entiende que ser senador significa ir a hablar con la gente, porque el “partido no se juega en los despachos”.

“Han sido muy elogiosos, demasiado. Yo tengo mi buena cantidad de defectos. Soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me puso la vida: el odio termina estupidizando. El odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye”.

Mujica saludó a los “anónimos” del pueblo que lo apoyaron, y culminó su discurso diciendo que en la “política no hay sucesión, hay causas”. “Los hombres y mujeres, todos pasamos; algunas causas sobreviven y se tienen que transformar. Lo único permanente es el cambio. La biología impone cambio, pero tiene que haber una actitud de cambio, de dar oportunidad a nuevas generaciones. Construir. Ayudar a construir el porvenir; ya que la vida se nos va, es inevitable, pero las causas quedan”.

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