Promocionado al inicio del gobierno del presidente Jair Bolsonaro como uno de sus ministros más importantes, Sérgio Moro, titular de la cartera de Justicia y Seguridad Pública, anunció en la mañana de este viernes su renuncia al cargo.
El hecho que desencadenó la salida del ex juez de su puesto fue la remoción de Maurício Valeixo de la dirección general de la Policía Federal, publicada esta mañana en el diario oficial, decisión que no fue consultada con Moro, quien mantiene una relación de estrecha confianza con Valeixo desde que ambos trabajaron juntos en el marco de la operación Lava Jato.
En una conferencia de prensa realizada en la mañana del viernes en el Ministerio de Justicia, en Brasilia, Moro –quien desde hacía tiempo estaba distanciado políticamente de Bolsonaro– afirmó que, tras recibir la invitación del mandatario de formar parte de su gobierno, se le do “carta blanca para la nominación de cargos, como el de la dirección de la Policía Federal”.
El ahora ex ministro dijo “lamentar” haber tenido que tomar esa decisión en medio de la situación que vive el país en el combate contra la pandemia de covid-19. “Busqué por todos los medios evitar esto, pero no fue mi elección”, dijo.
El ex juez agregó: “El problema no es sólo el cambio del director general, sino que el presidente quería cambiar a los superintendentes, sin que me fuera presentada una razón para hacer esas sustituciones”. Ante esta situación Moro explicó que las “interferencias políticas” en estas nominaciones generan una agitación que perjudica el compromiso del gobierno con la aplicación de la ley.
Sobre el final de su comparecencia ante los medios, Moro hizo una suerte de reconocimiento a los presidentes petistas, Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rouseeff, al decir que Bolsonaro pretendía tener al frente de la Policía Federal a alguien a quien pudiera llamar en cualquier momento para pedirle información sobre los temas que se estaban investigando. “Realmente, el papel del director general de la Policía Federal no es dar este tipo de información. Imagínense si durante el proceso del Lava Jato la entonces presidenta Dilma o el ex presidente hubieran llamado para obtener explicaciones”.