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Avenida Paulista, ayer, en San Pablo, Brasil.

Foto: Fernando bizerra jr, Efe

En medio de la pandemia de coronavirus, se está realizando la Asamblea General de la ONU

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Hubo nuevos cruces entre Trump y China, en tanto que Putin se centró en la lucha contra la covid-19 y Bolsonaro dijo estar siendo de víctima de una campaña de desinformación.

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Obviamente signada por la pandemia de coronavirus, se está celebrando en forma virtual, por primera vez desde su creación en 1945, una nueva Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En este contexto, los discursos de los mandatarios mundiales fueron grabados y están siendo difundidos ante el auditorio presente en la semivacía sala en que cada año se desarrolla el evento, que marca el inicio de un nuevo período de sesiones de la institución.

En el 75º aniversario de la entidad global, su secretario general, el portugués António Guterres, dio cuenta de un panorama hostil, marcado por las tensiones entre las principales potencias, por el aumento del unilateralismo y por la dificultad de ofrecer respuestas ante la emergencia sanitaria, económica y a la crisis climática. Guterres dijo que actualmente “tenemos excedente de desafíos multilaterales y un déficit de soluciones multilaterales”.

El diplomático lusitano dijo además que “la soberanía nacional, un pilar de las Naciones Unidas, va de la mano con un aumento de la cooperación internacional basada en los valores comunes y las responsabilidades compartidas”, y haciendo referencia al aislacionismo que promueven algunas potencias, Guterres aseguró que “nadie quiere un gobierno mundial, pero debemos trabajar juntos para mejorar la gobernanza mundial”.

Uno de los grandes protagonistas de este momento histórico, el presidente estadounidense, Donald Trump, apuntó sus dardos más fuertes hacia China, país al que nuevamente acusó de haber propagado la pandemia de coronavirus.

“Debemos responsabilizar al país que desató esta plaga al mundo, China”, afirmó el líder republicano, quien desde hace tiempo ya está en modo electoral, apuntando a las elecciones que se celebrarán en su país el 3 de noviembre. Trump dijo este martes que Pekín debe “rendir cuentas”, porque en su momento “no ofreció información confiable” sobre la pandemia, y arremetió una vez más contra la Organización Mundial de la Salud (OMS), una entidad perteneciente a la ONU, acusándola de estar al servicio de la nación asiática.

“El gobierno chino y la OMS, que está virtualmente controlada por China, falsamente declararon que no había evidencias de transmisión entre humanos, luego dijeron falsamente que los asintomáticos no esparcían la enfermedad”, afirmó el presidente estadounidense, según informó la agencia AFP.

Trump acusó también a China de ser el país que más contamina la atmósfera del mundo –si bien las cuestiones ambientales no suelen ser de su agrado, el mandatario optó por referirse vagamente a ellas para agradar a parte del electorado de su país–, al tiempo que defendió la acción de su gobierno contra la pandemia.

Antes de que se emitiera el video con el mensaje del presidente chino, Xi Jinping, el embajador del país ante la ONU, Zhang Jan, quien estaba en la sede de la institución, respondió a las acusaciones de Trump. “En este momento el mundo necesita solidaridad, confianza y cooperación, no confrontación, no la propagación de virus políticos. China rechaza categóricamente las acusaciones sin fundamento en su contra”, afirmó el funcionario, de acuerdo a lo que informó la ONU en su sitio web.

Posteriormente, se emitió el video con el mensaje del presidente chino, quien, sin nombrar a Estados Unidos ni a su presidente, dijo que no tiene “intención de pelear ni una guerra fría ni una caliente con ningún país”. El mandatario asiático defendió el multilateralismo, rechazó que haya “un jefe del mundo” y expresó, de acuerdo a lo que informó la agencia de noticias china Xinhua, que “no debería estar permitido que se haga lo que uno quiera y actuar como un hegemón, un bully o el jefe del mundo. Nadie debe estar sometido por aquellos que levantan su puño”.

Además, Xi dijo que la futura vacuna contra el coronavirus debería ser un bien público y que su país está enfocado en “la lucha internacional contra la covid-19”. El líder asiático agregó que su país compartirá el conocimiento que tiene y colaborará en las investigaciones sobre la transmisión del virus y facilitará tratamientos, sobre todo en los países más pobres del planeta.

Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, en el comienzo de su alocución hizo referencia al origen de la ONU, recordando la victoria aliada sobre el nazismo.

El mandatario, según informó el sitio ruso RT, recordó que la ONU nació después del final de la Segunda Guerra Mundial, y aseguró: “No se puede sobreestimar la importancia de estos eventos, vinculados para siempre”.

“Olvidar las lecciones de la historia es imprudente y extremadamente irresponsable, al igual que los intentos politizados, no basados en hechos, sino en especulaciones, de interpretar arbitrariamente las causas, el curso y los resultados de la Segunda Guerra Mundial”, puntualizó Putin, calificando dicha actitud de “mezquindad y un crimen contra la memoria de aquellos que lucharon contra el nazismo”.

Posteriormente el líder ruso enfocó buena parte de sus palabras al “desafío fundamentalmente nuevo” de la actualidad, la pandemia de coronavirus. Putin remarcó que que Rusia “participa activamente” en los esfuerzos globales y regionales para combatir el coronavirus.

“Estamos dispuestos a compartir nuestra experiencia y seguir interactuando con todos los países y estructuras internacionales, [así como a] suministrar a otras naciones la vacuna rusa, que ha demostrado su confiabilidad, seguridad y eficacia”, agregó Putin.

Como es habitual y siguiendo la tradición, el primer presidente en hablar en la apertura de los discursos fue el brasileño Jair Bolsonaro.

Esto es así porque en 1947 las palabras iniciales en la primera sesión de la Asamblea General las pronunció el jefe de la delegación brasileña en Nueva York, Osvaldo Aranha, dando inicio a una costumbre que se mantiene hasta el momento.

Bolsonaro, según consignó la prensa brasileña, citó datos erróneos y algunas falsedades sobre la pandemia de coronavirus en su país y también sobre temáticas medioambientales, a la vez que defendió su gestión y dijo ser víctima de una campaña de desinformación.

“Nuestro gobierno tomó medidas que evitaron un mal mayor”, dijo respecto de los recursos destinados a la población para paliar la enorme crisis económica que se agudizó con la pandemia, aunque exageró abiertamente la cifra que el gobierno federal destinó a los sectores más pobres del país. Por otra parte, hablando sobre la cuestión medioambiental, el ex capitán ultraderechista dijo: “Nuestro sector agrícola continúa pujante, y por encima de todo, respetando la mejor legislación ambiental del planeta. Aun así, somos víctimas de una de las más brutales campañas de desinformación sobre la Amazonia y el Pantanal”. Para él, debido a las riquezas de la Amazonia, existen instituciones internacionales que apoyan intereses oscuros, “que se unen a asociaciones que se aprovechan y que son antipatrióticas, con el objetivo de perjudicar al gobierno y al propio Brasil”.

Bolsonaro además minimizó las quemas de terrenos en la región y atribuyó la responsabilidad de las que sí se hacen a los indígenas. “Nuestra selva es húmeda y no permite la propagación del fuego en su interior. Los incendios ocurren prácticamente en los mismos lugares, en el entorno este de la selva, donde el caboclo y el indígena queman sus plantaciones en busca de su supervivencia, en zonas ya deforestadas”, arguyó Bolsonaro.

Entre los sudamericanos también habló el chileno Sebastián Piñera, que en su intervención intentó limpiar su imagen internacional, bastante deteriorada desde el estallido social ocurrido en su país en octubre del año pasado.

El mandatario se refirió a ese hecho y, entre otras cosas, dijo que “se hizo todo lo posible para garantizar el respeto a los derechos humanos”.

Piñera, de acuerdo a lo que consignó la agencia AFP, explicó que en octubre del año pasado “ciudadanos de todas las edades, de todos los sectores, salieron a las calles a demandar mejores pensiones, salud y educación”, y también “menores desigualdades, mejor calidad y menor costo de los servicios públicos”. Pero ‒agregó‒ también “aprovechándose de estas manifestaciones, grupos minoritarios provocaron una enorme explosión de violencia, con incendios, disturbios, destrucción y delincuencia, que no respetaron a nada ni a nadie y que causaron un grave daño al cuerpo y alma de Chile”. Ante las denuncias de violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad del Estado a la hora de reprimir las protestas, Piñera afirmó: “Nuestro gobierno tomó todas las medidas y precauciones posibles y necesarias para garantizar el respeto de los derechos humanos de todos nuestros compatriotas”. Luego justificó las acciones de las fuerzas represivas diciendo que “toda evidencia de abuso de las fuerzas fue puesta a disposición de la Fiscalía”. Esta última información, según dijeron medios chilenos, no se ajusta a la realidad, ya que, según un informe elaborado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, de las casi 2.500 querellas ingresadas por casos de violencia estatal en el marco del estallido social, sólo hay 28 causas formalizadas y apenas 68 imputados.

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