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Boris Johnson, primer ministro británico, deja el número 10 de Downing Street para asistir a una reunión de gabinete en la Oficina de Relaciones Exteriores, ayer, en el centro de Londres.

Foto: Will Oliver, EFE

Negociaciones entre la UE y Reino Unido por el brexit pueden romperse por iniciativa del gobierno de Boris Johnson

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Londres declaró que revisará algunos puntos del acuerdo ya firmado con el bloque, aun sabiendo que está violando el derecho internacional.

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En medio de una nueva ronda de negociaciones entre representantes de la Unión Europea (UE) y Reino Unido para afinar detalles sobre el brexit, el gobierno británico que encabeza el conservador Boris Johnson reconoció que está revisando algunos temas del acuerdo ya firmado entre las partes a comienzos de año, aun admitiendo que este cambio en la legislación sería violatorio del derecho internacional.

Según informaron agencias internacionales, en las últimas horas Johnson amenazó con abandonar la negociación con el bloque europeo si esta no da resultado a mediados de octubre, lo que desembocaría en una brutal salida británica del bloque cuando el período de transición pos brexit llegue a su fin el próximo 31 de diciembre.

Ante este panorama se prevé que este miércoles el Ejecutivo presente a la Cámara de los Comunes un proyecto de ley que modifica las disposiciones establecidas en el Acuerdo de Retirada, tratado internacional en vigor desde el 31 de enero. Lo que el gobierno británico pretende modificar tiene que ver específicamente con algunas disposiciones sobre la provincia británica de Irlanda del Norte. La iniciativa de Johnson trae nuevamente al primer plano uno de los mayores problemas que acarreará la salida de Reino Unido de la UE: cómo mantener las reglas del mercado común europeo para Irlanda del Norte sin poner ningún tipo de frontera física con la vecina República de Irlanda –que pertenece y seguirá perteneciendo a la UE–, y la vez sin separarla administrativamente del resto del país.

“Diría que sí, que viola el derecho internacional de una manera específica y limitada”, declaró ante el Parlamento el ministro para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, en referencia a la legislación que el ejecutivo presentará este miércoles a los diputados.

El gobierno de Johnson afirma que no pretende anular las disposiciones del acuerdo de brexit destinadas a garantizar que no se reimponga una frontera entre Irlanda del Norte y la vecina República de Irlanda, sino sólo armonizarlas con la ley británica para proteger los intereses de los norirlandeses por si no se alcanza un acuerdo comercial con la Unión Europea.

“Las cláusulas que estarán en el proyecto de ley mañana son específicas por si hay un fracaso [en la estancada negociación comercial] para garantizar que somos capaces de cumplir nuestros compromisos con el pueblo norirlandés”, dijo.

La pretensión del gobierno de Johnson encontró una firme resistencia por parte de la UE. En este sentido, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, expresó que confía “en que el gobierno británico aplicará el Acuerdo de Retirada, una obligación bajo el derecho internacional y un requisito previo para cualquier asociación futura. El Protocolo sobre Irlanda e Irlanda del Norte es esencial para proteger la paz y la estabilidad en la isla y la integridad del mercado único”.

En la misma línea, se manifestó el portavoz de la Comisión Europea para el Brexit, Daniel Ferrie. En el marco de una conferencia de prensa, tras ser interrogado sobre si la UE dejará las negociaciones con Londres si Reino Unido aprueba alguna ley que transgreda el Protocolo de Irlanda del Norte, el portavoz expresó: “Esto es una cuestión de confianza. El Acuerdo de Retirada firmado, y en particular el Protocolo de Irlanda del Norte, es un requisito previo, una condición previa para las negociaciones sobre la relación futura, y creo que esto está claro”.

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