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Patricia Soria.

Foto: Federico Gutiérrez

Movimiento Alba Roballo evalúa sumarse a Convocatoria Seregnista-Progresistas

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Todavía no hay una decisión tomada pero se sienten “muy cómodos” en ese espacio, sostiene la edila Patricia Soria, que en mayo será la nueva coordinadora de bancada del FA en la Junta Departamental.

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Editar

El viernes en la mañana los pasillos de la Junta Departamental de Montevideo estaban casi vacíos. Pocas horas antes se había dado allí un largo y acalorado debate sobre la aprobación de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que finalmente fue rechazado por un voto. “Acá lo que están metiendo es la calculadora política: cuanto peor le vaya a este gobierno, para ellos es mejor, porque el gran caballito de batalla es que Montevideo es sucio, entonces ellos no quieren que se termine de solucionar el problema de la basura”, sostiene Patricia Soria, edila que encabezó la lista frenteamplista 106, que apoyó la candidatura de Álvaro Villar a la Intendencia. El 26 de mayo asumirá como coordinadora de bancada de un partido al que no pertenece orgánicamente, pero que la ha “abrazado” desde su llegada en las últimas elecciones nacionales, tras abandonar el Partido Colorado. la diaria conversó con ella sobre su trayectoria política, sobre los próximos pasos de su movimiento y sobre la última votación de la Junta.

Empezaste tu trayectoria política en Vamos Uruguay, en el Partido Colorado (PC). ¿Por qué?

Ingresé ahí no por el sector, sino porque vi un movimiento de gente joven, encabezado en ese momento por Fernando Amado, dentro de un partido que iba hacia un lado y ellos se planteaban ir hacia otro lado, con coraje, iban a decir lo que pensaban, sin medir los costos políticos. Y me gustó mucho ver esa honestidad intelectual, esa firmeza en las convicciones. Y vi reflejado el ideario del batllismo primigenio, de José Batlle y Ordóñez, ese radicalismo al plantear las ideas. Y ver a una persona joven encabezando esa actitud política me llamó muchísimo la atención. Me acerqué y empecé a militar, y rápidamente saqué una lista para las elecciones juveniles y accedí a ser convencional nacional y departamental también. Luego ingresé al Comité Ejecutivo Departamental del partido, después fui electa prosecretaria de Género y Diversidad del Partido Colorado en Montevideo. Me desempeñé en la interna del partido en varios espacios que me permitieron una formación política importante. Y encima desde la disidencia, por lo que tenés que estar doblemente preparado. Siempre estábamos bajo la lupa, y ese ejercicio de estar todo el tiempo a la defensiva hacía que uno tuviera que preparar muchísimo qué iba a decir y cómo lo iba a decir, y encima con el desafío de ser mujer y joven, y acompañando muchas luchas que acompañaba el Frente Amplio [FA]. A mí me pasaba que salía a militar a la calle y con quien me encontraba era con militantes del FA, entonces también fui creando un vínculo más humano y de complicidad política con muchos y muchas militantes del FA, con los que ahora nos volvemos a encontrar: en la lucha por la diversidad sexual, por la despenalización del aborto, por la legalización de la marihuana, por la ley trans.

¿Hubo un detonante para tu alejamiento del PC, era un proceso que ya se venía gestando?

Sí, fue un proceso. Nosotros teníamos como misión que el batllismo volviera a casa. Que el Partido Colorado tuviera una pata de izquierda a la interna, como históricamente sucedió. Siempre hubo una pata progresista y una pata conservadora dentro del PC. Nosotros queríamos encarnar esa opción y que el electorado tuviera esa posibilidad. Después nos dimos cuenta de que nuestra misión no podía ser transformar un partido; nuestra misión debía ser transformar la realidad, no el partido. Los partidos son herramientas. Entonces, fue una sucesión de hechos. Y creo que la frutilla de la torta fue la vuelta de [Julio María] Sanguinetti. Cuando Sanguinetti dice que se va a tirar de candidato, fue como: “Bueno, ta, basta, basta, está todo bien pero ya es un tema estomacal, hasta acá llegamos”.

Patricia Soria, en la Junta Departamental de Montevideo.

Foto: Federico Gutiérrez

¿Por qué no te acercaste de primera al FA, qué cosas había o sigue habiendo en el FA que te generan reticencia?

Creo que la estructura orgánica del FA resulta bastante compleja de entender, cómo es la toma de decisiones, y la falta a veces de reflejos a la hora de generar algún juicio que la ciudadanía estaba pidiendo, algún pronunciamiento en momentos puntuales con respecto, por ejemplo, a Nicaragua, a Venezuela. Veíamos que había una falta de reflejos, también, en todo lo que fue el proceso de [el exvicepresidente Raúl] Sendic. Y no nos resultaba fácil en principio decir: “Bueno, el batllismo puede estar fuera del Partido Colorado”. Eso nos costaba. Después uno se saca un poco el balde, sale del formato del discurso prearmado. Nosotros veíamos que había luchas que no las estaba encabezando el PC, que el PC no estaba sintonizando con la gente, estaba totalmente desconectado de las necesidades populares. Un partido al que le faltaba calle, barrio, ir, recorrer, encontrarse con la ciudadanía y conversar. Y veíamos que el FA ejercía eso. Entonces creo que fue un proceso de madurar política y humanamente. Errores siempre va a haber en todas las gestiones; ahora, es importante pasar raya y ver cómo estaba el país antes de los gobiernos del FA y cómo está después, y evaluar si esos cambios fueron positivos o no.

En las últimas elecciones buscaron con el sector de Amado generar una alianza con el Partido Independiente y otras agrupaciones, como una tercera vía, que luego se frustró. ¿Cómo evaluás hoy ese proceso?

Nosotros fundamos el Movimiento Alba Roballo ya estando dentro del PC y era dentro del paraguas del sector de Amado, por una necesidad de marcar un perfil ideológico, de poder tener autonomía a la hora de decir cosas que queríamos decir. Nosotros teníamos una necesidad personal de pedir perdón por el pachecato y después. Ese momento en el que ocurrieron un montón de desbordes constitucionales que terminaron en asesinatos de estudiantes, de eso en el PC no se hablaba. Y nosotros teníamos la necesidad imperiosa de vomitar eso y de pedir perdón, creíamos que era algo sanador para nosotros. Cuando surge este tema de La Alternativa, esto trajo muchos debates al interior del Movimiento Alba Roballo, y la realidad es que nadie estaba de acuerdo con ir hacia La Alternativa. La mayoría del grupo se mantuvo por lealtad política, pero hubo compañeros que se fueron a militar al FA. La mayoría de la gente decía: “Ya está, vámonos al FA, apareció Sanguinetti, ¿qué batalla vamos a dar?”. Era aceptar que nosotros no íbamos a representar al PC y que el electorado del PC no quiere que lo representemos. Que el PC es una comunidad política que se siente representada por ideas que no son las que nosotros defendemos ni con las que nos sentimos cómodos. Otros compañeros decidieron mantenerse, y tomamos la decisión en colectivo de apostar por esa alternativa, de apostar por generar lo que nosotros sentimos que es necesario: que haya un discurso distinto al que hoy mantiene la coalición multicolor, con el que no comulgamos. Sentíamos que había otro discurso distinto para dar, que apuntara más al republicanismo, al batllismo primigenio, que no era el discurso hegemónico preponderante en el FA. No resultó, porque desde el primer momento ya [Pablo] Mieres estaba jugado a [Luis] Lacalle Pou, y nosotros sabíamos que a Lacalle Pou no lo íbamos a acompañar ni a la esquina. No tenía sentido. Hoy con el diario del lunes agradezco profundamente aquellas declaraciones de Selva Andreoli que terminaron detonando la ruptura de La Alternativa, por haber dicho que en segunda vuelta tenía decidido votar al FA, porque era lo que personalmente yo iba a hacer.

El Movimiento Alba Roballo se alejó de Unir, el sector de Amado, en diciembre del año pasado. ¿Por qué tomaron esa decisión y cómo se imaginan los próximos pasos en materia de inserción política?

Nos fuimos en excelentes términos con Fernando, es toda una vida creciendo juntos. Yo aprendí muchísimo de él y de toda la construcción que hicimos. Mantenemos una amistad, pero sucede que una va creciendo como persona y a nivel político, y a veces tiene ganas de hacer las cosas un poco distintas. El Movimiento Alba Roballo tiene su vida orgánica, sus espacios, sus comisiones, sus círculos temáticos. Ahora vamos a hacer un ciclo de cine, el segundo viernes de cada mes. Arrancamos el 13 de mayo con la temática de memoria, verdad y justicia; en el local de Fuerza Renovadora vamos a proyectar la película Matar a todos y después vamos a hacer un conversatorio. Pero bueno, nos fuimos porque sentíamos que Unir estaba en una sintonía y nosotros estábamos en otra. Nosotros no somos una agrupación orgánica del FA; adentro del movimiento se conjugan personas que están afiliadas al FA y tienen vida orgánica, personas que fueron del FA y no están ahora de acuerdo con la vida orgánica del FA, personas que están enojadas con el FA también; además somos receptáculo de personas que vienen del PC, que después de que [el excanciller Ernesto] Talvi desaparece de la escena quedan de alguna manera huérfanas. Pero somos muy conscientes de las realidades, y entendemos que no hay espacio para una tercera vía. El país hoy se debate entre dos proyectos, y tenemos muy claro que nosotros no compartimos el proyecto de la coalición multicolor. Y hemos participado en todas las luchas sociales que se fueron generando, como la juntada de firmas del referéndum, y estamos más comprometidos con esta visión. Y Unir estaba en otra sintonía, de alguna manera mantienen esa necesidad de diferenciarse del FA y de seguir manteniendo esa idea de la tercera vía, que nosotros hoy no la vemos posible. La campaña nacional y la campaña departamental fueron muy especiales para nosotros, porque de venir de militar de la incomodidad absoluta a que te lluevan invitaciones a recorrer comités, coordinadoras, barriadas... La bienvenida de todo el pueblo frenteamplista fue realmente muy cariñosa, nos transmitieron mucho respeto y en ningún momento nos pusieron un revólver en la cabeza para decir: afíliense al FA. Al contrario.

Patricia Soria.

Foto: Federico Gutiérrez

¿Están pensando en un ingreso orgánico al FA?

No, por ahora la verdad es que no. El FA tuvo ahora su elección en la que ganó Fernando Pereira, y nosotros apoyamos esa opción. No podíamos estar ajenos, porque lo que pasara dentro del FA a nosotros nos iba a impactar. Nosotros ya teníamos mucho vínculo con Fernando Pereira desde el PC, siempre tuvimos diálogo con él; y desde nuestra concepción obrerista, como batllistas que somos, tener un representante de los trabajadores y trabajadoras que, con total solidaridad y con esa capacidad de desprendimiento, dejara su trayectoria en el PIT-CNT para dedicarse a fortalecer la fuerza política nos parecía realmente admirable. Tiene una capacidad de autocrítica increíble, y vemos que tiene muchas ganas, es un tipo muy inquieto, honesto, que cree muchísimo en estos códigos humanos de los que hablábamos, es profundamente republicano. Algunos en el movimiento se afiliaron y fueron a votarlo, y quienes no estábamos afiliados bromeábamos y decíamos: “No escuchemos más a Fernando Pereira porque si no vamos a ir a votarlo”. Te daban ganas de ir a votarlo.

En esa misma declaración de apoyo a Pereira ustedes saludaron la creación del espacio Convocatoria Seregnista-Progresistas, ¿se sienten cercanos a ese espacio?

Sí, la verdad es que sí, nos sentimos muy a gusto. Creemos que es importante que el FA tenga una pata progresista, seregnista, fortalecida. [Liber] Seregni era un batllista, entonces cómo no estar identificados con esa visión de la política. Nos sentimos muy a gusto con esta idea de generar este reencuentro progresista, y la ciudadanía también lo está pidiendo.

¿Están evaluando sumarse a Convocatoria Seregnista-Progresistas?

Sí, es algo que estamos evaluando. Hay un antecedente claro de todo esto que es la lista 106 para las elecciones departamentales, que se creó con ocho grupos distintos que se nucleaban en torno a Mario Bergara, y esos grupos se pusieron de acuerdo y llevaron mi nombre para encabezar la lista junto con Álvaro Villar. Ahí fue un ensayo de si era posible que tantos grupos pudieran sintonizar. Yo al principio dije: “Pah, esto va a ser un loquero”. Y en realidad fue una experiencia hermosa, que vivimos con mucha fraternidad, en la que nos sentimos abrazados realmente. Conseguimos dos ediles. Yo era una mujer joven y no orgánica que encabezaba una lista, y estaban dispuestos con total generosidad a aceptar eso. Son gestos que dicen muchísimo de la necesidad que hay de renovación, no solamente etaria sino también discursiva, de prácticas. Nos sentimos muy cómodos con esa apertura, y creemos que hay un espacio para eso. Todavía no hay una resolución tomada, y además Convocatoria está en proceso de construcción de sus bases, se están sumando grupos, pero nosotros, cuando se generó el lanzamiento de Convocatoria, estuvimos allí acompañando.

¿Qué le recomendarías a las mujeres jóvenes que quieren ingresar a la política, teniendo presente las violencias y la discriminación que se ejerce sobre las mujeres políticas?

Que aguanten. La política es un espacio muy hostil, es el espacio “natural” del varón. Y el varón tiene naturalizadas prácticas que en la política se refuerzan. Y las mujeres tenemos que dar doble examen, prácticamente nos piden que pasemos por la NASA para estar aptas para algún cargo de decisión. Hay micromachismos y violencias que se dan todo el tiempo, en todos los planos. Entonces, decirles que aguanten, que precisamos mujeres. Hay una forma distinta, no porque seamos mujeres, sino porque tenemos vivencias distintas por ser mujeres, y aportamos a la política otra forma de gestionar los problemas, las relaciones humanas. Necesitamos en el sistema político mujeres comprometidas con la perspectiva de género, con la dimensión transformacional de la política.

¿Cómo gestionás la misoginia y los ataques en redes sociales?

Las redes sociales tienen esa impunidad y la gente siente que puede decir cualquier cosa sin pagar un costo político. Siento gran admiración por lo que ha hecho Florencia Astori, con todas las denuncias que ha encabezado. Me parece algo súper necesario, es un aprendizaje que deberíamos replicar. Yo trato de comunicar, de informar, y de no engancharme con el odio que hay, porque la verdad es que hay mucho odio, y con las mujeres es mucho peor, porque enseguida se meten con características físicas: si sos gorda porque sos gorda, si sos más hegemónica porque sos más hegemónica. Hay veces en que una explota. Yo trato de no replicar, porque es amplificar los discursos de odio. Recuerdo cuando sacamos la lista, la 106: hicimos las fotos de la campaña y un usuario puso que yo estaba ahí porque era “alto gato”. En ese momento me agarré bruta indignación y puse un tuit al respecto, porque la verdad es que he trabajado muchísimo para llegar hasta acá, he sacrificado muchas cosas en el camino, y hay mucha formación de por medio. Que un varón con total impunidad diga que una llegó acá porque vendió su cuerpo me dio una bronca tremenda. Y esas cosas las vemos a diario, es la descalificación constante. Si las mismas cosas que dice una mujer las dice un hombre, no recibe la misma cantidad de agravios. Por suerte esto se está estudiando a nivel periodístico y de la academia, y estamos teniendo números concretos. No es algo que estamos inventando, es algo que afecta nuestras vidas y que termina desestimulando a muchas mujeres a hacer política, y eso termina perjudicando a la democracia.

“Decir que no hay confianza en la jerarca que está al frente de Montevideo es una señal muy compleja hacia el sistema, hacia el republicanismo, hacia las instituciones. Si nosotros dijéramos que no hay confianza en el presidente de la República, acá se arma un lío de la masita”.

Préstamo del BID y señales políticas

¿Qué evaluación hacés del rechazo de la Junta Departamental de Montevideo al préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)?

Fue una discusión en la que los argumentos que presentó la oposición fueron rebatidos fácilmente por los ediles y edilas del FA. Los argumentos eran, por ejemplo, que TV Ciudad tenía más presupuesto y que había que quitárselo para asignarlo a las tareas de saneamiento y de limpieza, cuando en realidad nosotros estamos orgullosos de tener un canal público que democratiza el acceso a contenidos de tanta calidad, y es algo que vamos a defender. Después, el argumento central era que este préstamo era sólo para contenedores y camiones, cuando no es así. Hay un montón de puntos incluidos en el préstamo que tienen que ver con un cambio tecnológico en cuanto a la recolección de los residuos, se habla de ecopuntos, de ecocentros; eso también generaría empleo, plantas de clasificación inteligentes. Es un programa integral, no es contenedores y camiones, como se ha dicho repetidas veces. El argumento que llamó la atención fue el que se centró en la falta de confianza a la intendenta. Ese es un punto muy complejo, primero que nada porque la intendenta está ahí por el respaldo de los votos populares, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese. La intendenta es Carolina Cosse. Y decir que no hay confianza en la jerarca que está al frente de Montevideo es una señal muy compleja hacia el sistema, hacia el republicanismo, hacia las instituciones. Si nosotros dijéramos que no hay confianza en el presidente de la República, acá se arma un lío de la masita. Algo que conversábamos ayer [por el jueves] es que lo mismo le había pasado a la intendenta Ana Olivera en su momento; no podemos dejar de señalar el componente de género que hay en esta discusión.

¿Hay también un componente electoral, teniendo en cuenta la proyección de Cosse?

Sin duda. Ayer se hablaba mucho de incluir barrios con saneamiento, pero cuando ellos pidieron 12 millones de dólares más, nosotros les dijimos que sí. Después nos dijeron que no había garantías y les dijimos: “Bueno, lo incluimos dentro del préstamo”. No alcanzó. Fijate que nos terminaron pidiendo 50 [millones más] cuando estábamos pidiendo 70, ¿en qué cabeza cabe? Si estamos pidiendo 70 es porque no tenemos 50. Acá lo que están metiendo es la calculadora política: cuanto peor le vaya a este gobierno, para ellos es mejor, porque el gran caballito de batalla es que Montevideo es sucio, entonces ellos no quieren que se termine de solucionar el problema de la basura.

Otro argumento de la oposición apuntaba a cuestionar por qué no se hace con recursos propios y en cambio se recurre a un préstamo.

Cuando se hizo todo el cambio en el sistema de transporte, ¿qué se hizo? Se pidió un préstamo. Y acá se votó, en esta Junta, y lo votaron ediles que ayer estaban en sala y que no votaron este préstamo apelando a que era para bienes fungibles. Ahora, yo me pregunto, las cámaras que se compraron en la anterior administración, las computadoras, ¿cuántos años van a durar? Entonces, el argumento se cae. En realidad lo que ellos no quieren es dar la oportunidad a que la Intendencia implemente un cambio en la política.

“Hay representantes que todo el tiempo se están desbocando con un nivel de ordinariez abrumante en las redes sociales, y eso no puede pasar”.

¿Te parece que este rechazo al préstamo del BID es un caso aislado o lo ves como parte de un conjunto de señales políticas que van en la misma dirección?

Creo que estamos en un momento complejo, porque el sistema político está inevitablemente partido en dos, y hay algunas señales que se dan que comprometen mucho la posibilidad de diálogo y la posibilidad del ejercicio republicano de sentarse a conversar entre personas que piensan distinto, para el bien del país y para el bien de la gente. Lo que sucedió en Canelones [en referencia a la aprobación del fideicomiso para obras con el voto de un edil nacionalista] es algo bastante evidente que nos sirve para hacer un diagnóstico. La herramienta básica de la política es la palabra, es sentarse a conversar con el que piensa distinto y buscar una solución. Y todo lo que recibió el edil en cuestión, que dio el voto pensando en los intereses de la ciudadanía y no en los propios partidarios, fue terrible. Los adjetivos. Y no sólo de la ciudadanía sino de representantes. Hay representantes que todo el tiempo se están desbocando con un nivel de ordinariez abrumante en las redes sociales, y eso no puede pasar. Hay representantes que atentan todo el tiempo contra trabajadores y trabajadoras de la prensa y contra otros representantes que tienen el respaldo popular. Esas son cuestiones complejas, que van erosionando el sistema y que erosionan las posibilidades de diálogo.

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