La posible adquisición de nuevas plantas frigoríficas por parte de la multinacional brasileña Minerva Foods inquietó a las gremiales rurales y también a actores del gobierno. El martes, tras reunirse con el presidente Luis Lacalle Pou en Torre Ejecutiva, el presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Patricio Cortabarría, calificó el hecho como “muy peligroso”. Y este viernes por la tarde mantuvieron un encuentro el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Juan Ignacio Buffa -interino, mientras Fernando Mattos está de misión oficial-, la ministra de Economía y Finanzas (MEF), Azucena Arbeleche, y el presidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC), Conrado Ferber, con el presidente de la República en la Torre Ejecutiva para encontrar una vía de escape ante tantos reclamos que, en síntesis, aluden a la concentración de la industria frigorífica, algo que no es novedoso en el país.
En una rueda de prensa, tras el encuentro que duró unas dos horas, Buffa expresó que desde el gobierno están preocupados porque en caso de que se dé la compra por parte de la multinacional norteña, “se profundiza un proceso de concentración”. En ese marco, dijo que una vez que la sociedad presente el “plan de negocios” a la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia (Coprodec), este organismo tiene un tiempo para actuar. Al momento, no hay una denuncia, tal como trascendió, aseguró Buffa.
Al ser consultado sobre la concentración que se daría, expresó que ese análisis le va a tocar a la comisión, más allá de lo que opinen desde el gobierno. “Esta es una operación que tiene una implicancia y un efecto económico, social y productivo, por lo tanto, corresponde al presidente tener de primera mano todas estas evaluaciones, esta perspectiva arriba de la mesa”, consideró. Asimismo, llamó a ser “muy cautos” a la espera del trabajo de la comisión.
“La preocupación obviamente existe porque una operación de estas características implicaría una concentración de más del 40% de la faena en una única firma”, consideró Buffa, y agregó que, una vez que la Coprodec dé su dictamen, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) tendrá la competencia de poder “ratificar o rectificar” lo que establezca el organismo desconcentrado de esa cartera.
“Uruguay uno de los activos que tiene es el marco jurídico y el respeto a dicho marco, por lo tanto, si bien hay un interés notorio por parte de esta operación recientemente informada, lo que corresponde es que actúe esta comisión conforme a la ley”, acotó Buffa, quien dijo desconocer que desde el MGAP se tuviera conocimiento de dicha operación previamente.
De concretarse la compra, para Buffa, habrá una “implicancia fuerte”: “Todo fenómeno de concentración en pocas manos de la demanda de ganado siempre es un fenómeno complejo y que puede llevar a situaciones de falta de competitividad y falta de alternativa a los productores”. Mattos se encuentra en Brasil y este jueves tuvo una reunión con su par, Carlos Fávaro, en la que conversaron para destrabar la situación con los lácteos que estaban siendo demorados en frontera. Si bien pudo estar sobre la mesa esta posible compra de Minerva Foods, finalmente estuvo fuera de agenda, afirmaron fuentes del gobierno a la diaria.
Las tres filiales que prevé adquirir Minerva Foods corresponden a Marfrig, también competidora del país norteño. Las plantas a obtener son las de Salto, Colonia y San José, que se suman a los frigoríficos PUL, Carrasco, Canelones y BPU, por lo que a partir de esta adquisición puede llegar a controlar siete. Esta compra se enmarca en un desembolso por 1.500 millones de dólares por 16 plantas frigoríficas que también le compró a su competidora en la región. Estas se dividen en 11 unidades en Brasil, una en Chile, otra en Argentina y están previstas las tres restantes en suelo uruguayo.
De concentraciones
El expresidente del INAC, Alfredo Fratti, expresó a la diaria que la eventual compra de estos frigoríficos por parte de Minerva es un “riesgo” desde el punto de vista de que se pueda consumar una “dominancia del mercado”. “Yo creo que en esta instancia uno siente que el libre mercado, si existe, no es perfecto, no es bueno, por lo tanto, tiene que haber un Estado con una institucionalidad fuerte que pueda intervenir”, consideró, y aludió a la Coprodec.
Sin embargo, expresó que, más allá de su dictamen, “igual va a ser una decisión política”: “Estas comisiones, desde nuestro punto de vista, asesoran; después hay que tomar la definición política de hacia dónde vamos como país”.
Asimismo, según el exjerarca del INAC, no se está en un país que no tenga una “institucionalidad” fuerte que pueda “paliar o contrarrestar las cuestiones del mercado” que hacen que “este luego no tenga la transparencia que corresponde”. En consecuencia, cree que el Estado debería intervenir.
“Esto no hay que verlo como un problema que tiene sólo la industria, o los capitales nacionales, los productores, por el tema de producción. Es un tema del país, porque en realidad, nuestras principales exportaciones siguen proviniendo de la ganadería. Por tanto, la suerte que corren los productores rurales es también la suerte que corre el país”, afirmó.
Por su parte, la expresidenta de la Coprodec, Luciana Macedo, opinó en conversación con la diaria que ese organismo debería tener una mayor autonomía: “Tiene autonomía técnica pero no maneja sus propios recursos. Al estar administrativa y presupuestalmente dependiendo del MEF, eso implica limitaciones. A mi modo de ver, debería cambiar, podría ser un servicio descentralizado como lo son los organismos reguladores. Eso le daría otra jerarquía, una mayor autonomía”, expresó, y consideró que “cuanto más alejado esté de presiones políticas o del lobby empresarial, mejor”.
Desde antes
En tanto, la magíster en Historia Económica María José Rey observó que la concentración en la industria cárnica es un proceso que ha ido en “forma paulatina” y que se ha intensificado desde mediados de la década del 2000. “El proceso empieza durante la segunda mitad de la década de los 90 de la mano de políticas estatales centradas en la promoción de inversiones como instrumento para el desarrollo productivo”, y en un contexto regional y global de expansión de la inversión extranjera directa, en la que Uruguay no fue la excepción tras la creación del Mercosur.
“Las primeras firmas que vinieron a Uruguay fueron argentinas y, a mediados del 2000, llegaron las brasileñas”, por lo que puede deducirse que los principales inversores son netamente regionales, más allá de algunas excepciones, como una firma inglesa, una japonesa y una china que se instalaron en el territorio nacional, de las cuales queda la del gigante asiático, expresó en diálogo con la diaria.
Según Rey, en la década de los 90 la estrategia era la adquisición de plantas operativas, aquellas más rentables: “Las extranjeras aprovechan ese incentivo generado y las potencian”, expresó, y agregó que el proceso de extranjerización, que fue concentrándose en Brasil como país líder en la región, “también responde a políticas nacionales brasileñas para la industria de alimentos, en específico la cárnica”, en la que jugó un rol preponderante el Banco de Desarrollo de Brasil (Bndes), entre 2007 y 2013. “A partir de ahí salen estas grandes empresas jugadoras a expandirse en la región”, sostuvo.
Para la académica, la extranjerización “ha venido de la mano de un aumento del nivel de concentración. En ese sentido, enumeró los cambios “significativos” que se dieron en los últimos años. A mediados de los 90, las cuatro firmas mayores, en ese entonces Canelones, San Jacinto, Tacuarembó y Las Piedras, participaban del 38% de la faena bovina y del 51% del valor total de las exportaciones cárnicas. En 2021 las cuatro primeras firmas, Minerva, Marfrig, Las Piedras y Pando (estas dos últimas de capitales nacionales) participaban de 61% de la faena bovina y de 63% de las exportaciones.
Si se concretara esta operación de Minerva a Marfrig, estas cuatro mayores firmas participarían de 70% de la faena y de la exportación cárnica. Si bien es un nivel de concentración mucho mayor que el de hace dos décadas, está en línea con el nivel de concentración de otros países productores y exportadores cárnicos, como Estados Unidos, Brasil y Australia. “Tampoco es la excepción si uno observa los niveles de concentración en otras ramas industriales en Uruguay”, agregó.
¿Querida presencia?
Minerva Foods cuenta con presencia en el mercado de faena de ganado bovino en Uruguay desde 2011. Es decir que, en tan sólo 12 años en el mercado uruguayo, podrá hacerse de siete plantas; actualmente, ya tiene cuatro.
De acuerdo a datos del INAC, que son de febrero de 2023, las empresas brasileñas Minerva y Marfrig alcanzaron una participación de 52,4% en el mercado de la faena bovina, que ahora en gran parte pasa a ser acaparado sólo por Minerva. Su más inmediato competidor es el frigorífico nacional Las Piedras, que tiene 9,4%.
Las acciones de Minerva son variadas y, prácticamente, se dividen en sociedades de, por un lado, Brasil, y, por otro, entre Estados Unidos y Arabia Saudita, donde está su principal socio. Quien lleva la delantera es Saudi Agricultural & Livestock Investment Co con 30,55% de las acciones, mientras que el segundo accionista es VDQ Holdings SA, que es un holding de la familia fundadora de Minerva, Vilela de Queiroz, por allá en 1992, con 22,36%.
Luego le sigue Grupo Compass LLC, que es estadounidense, con 5,46%, mientras que con 5,17% continúa la también norteamericana T Rowe Price. Mientras tanto, Minerva en sí, tiene acciones propias por 3,37%.
Más abajo, le siguen The Vanguard Group (1,64%), BB Gestão de Recursos DTVM SA (1,24%), Legacy Capital Gestora de Recursos Ltda (1,13%), Ibiuna Ações Gestão de Recursos Ltda (0,9%), Itaú Unibanco SA (0,84%). Todos estos datos se basan en lo publicado por Market Screener, página especializada en el mundo de la bolsa e inversiones.
Proceso de la Coprodec
Cuando se presente una solicitud de autorización de concentración, la Coprodec tiene diez días hábiles para analizar la información. Si faltan datos, les dan vista a las empresas, que tienen otros diez días hábiles para subsanar las observaciones. Una vez que la comisión resuelve que la información presentada es correcta y completa, comienza a regir el plazo legal de 60 días corridos para la autorización o no. La norma dice que si en ese plazo no se emite resolución, la operación queda autorizada tácitamente.
En esos dos meses pueden pasar dos cosas: que la operación se apruebe en una primera etapa porque se cree que desde el punto de vista económico no afecta la competencia, o que, por el contrario, pase a fase 2 si la Coprodec evalúa que hace falta un mayor análisis y más información.
En ese caso, se puede pedir información adicional a las partes o a terceros y se da noticia a estos últimos para que tengan la opción de presentar alegatos. Finalmente, la comisión puede autorizar la operación sujeta al cumplimiento de condiciones o prohibirla si considera que afecta sustancialmente la competencia en el mercado.