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Gabriela Fossati.

Foto: Camilo dos Santos

Exfiscal Fossati quiere ser diputada por el Partido Nacional para “elevar el debate”

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La ahora militante nacionalista dice que sólo acepta el primer lugar en la lista de Alianza Nacional; sostiene que desde Fiscalía se fomentó una visión distorsionada de su persona y que la “discriminan” porque nació en Carrasco.

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No necesita introducción, porque Gabriela Fossati estuvo bajo los intensos focos de los medios de comunicación desde setiembre de 2022, cuando fue detenido el entonces jefe de seguridad de Presidencia, Alejandro Astesiano, en el marco de la investigación por la expedición de pasaportes rusos, de la que ella estaba a cargo en la Fiscalía Penal de Flagrancia de 12° turno.

En un año y poco pasó mucha agua bajo el puente: en febrero de 2023, tras un acuerdo abreviado con la fiscal, Astesiano fue condenado a cuatro años y medio de penitenciaría y a pagar una multa de 100 unidades reajustables por delitos varios (asociación para delinquir, tráfico de influencias, revelación de secreto y conjunción del interés público y privado). En el proceso no faltaron las polémicas; en setiembre de 2023 Fossati renunció a la Fiscalía y a fines de noviembre se presentó oficialmente como militante del Partido Nacional (PN), integrando la lista 2004, de Alianza Nacional (AN), que impulsa la precandidatura de la economista Laura Raffo. En entrevista con la diaria, la exfiscal conversó sobre el caso Astesiano y su presente -y futuro- como militante blanca.

¿Por qué decidió volcarse a la política partidaria luego de irse de la Fiscalía?

Siempre fui funcionaria pública y mi vocación siempre fue el ejercicio de una función pública. Adelanté mi salida, por razones que todo el mundo sabe, y todavía tengo pensado trabajar muchos años más. Me pareció interesante buscar un lugar, que todavía no sé cuál es. Es muy claro que solamente quiero estar dentro de las funciones en las que pueda aportar, que son muchas, porque, como estuve 32 años en el sistema judicial, conozco todas las instituciones que trabajaron con el Poder Judicial y con la Fiscalía. También me gustaría un lugar legislativo.

¿Y por qué eligió integrarse a AN?

Primero, porque es wilsonista, segundo, porque es la corriente del Guapo [Jorge] Larrañaga, con quien me siento muy identificada, y tercero porque hubo varias deserciones [en el sector] y la gente que quedó es muy buena y está muy motivada, de verdad quiere cambios. Las referencias las tuve directamente porque mi hermano [Guillermo Fossati] integra AN, hoy es el presidente del INAU y me da una garantía importante. Laura [Raffo] me llamó -yo no la conocía- y encontré una mujer absolutamente diferente a la imagen que tienen de ella. A mí también me pasa: tienen una imagen mía totalmente diferente a lo que soy, mis amigas se ríen mucho a veces... Es una mujer muy preocupada por los problemas de la gente de cada día, es sencilla y muy estudiosa; yo soy muy estudiosa, entonces, valoro a la gente que se prepara. Y es muy fácil conversar con ella, ya le hemos hecho varias propuestas.

Tenemos entendido que tiene arreglado encabezar la lista 2004 para las elecciones de octubre como candidata a diputada por Montevideo.

No tengo arreglado nada; de hecho, mi planteo desde el principio fue que me interesa la parte técnica y todo lo que puedo aportar, pero la vinculación de lugares se la delegué a mi hermano, o sea, no tengo la más mínima idea. Puse condiciones, se respetaron todas.

Pero usted va a ser candidata a diputada porque acaba de decir que le interesa un lugar legislativo.

Sí, desde el primer momento planteé que el Senado no es una de las cámaras que me gustan, porque está integrada por poca gente, que en general ya tiene muchos años y como que los vínculos están viciados. Me genera más desafíos una cámara como Diputados, que tiene gente nueva y se puede aportar desde el debate. Es un desafío lindo, es un lugar que me gustaría, no es el único posible.

Entonces, está la opción de que sea candidata a diputada, por lo que dice.

Sí, sí.

¿Pero no en el número uno de la lista 2004?

Yo solamente acepto estar en lugares que posicionan como número uno, esa es una condición. Porque ya tengo una trayectoria, un conocimiento, un esfuerzo y un currículum que me permite pedirlo; si no, me quedo en mi casa. Tengo 32 años de trabajo y más de 100 cursos hechos. Además, tengo un tiempo de trabajo [por delante] que seguramente serán cinco o diez años, entonces, quiero hacer. Sólo acepto un lugar que implique reconocimiento de mi trayectoria; segundo o tercer lugar, no.

¿Nos puede comentar alguna de las propuestas que le hizo a Raffo?

No se las di yo sola sino que las conversamos con Carlos Camy [senador blanco, líder de AN]. Para mí la Fiscalía es un tema pasado, yo suelto, pero la Justicia hoy tiene problemas importantes y es una realidad que me interesa trabajar desde otro lugar, para buscar soluciones. Hoy hay una fiscal subrogante [Mónica Ferrero], de la que tengo la mejor de las opiniones, sé que hará todo lo posible, pero hay problemas estructurales que quedaron desde la gestión que organizó el doctor [Jorge] Díaz, que no van a funcionar nunca si no hay cambios legislativos. Lo que habría que hacer con este Código [del Proceso Penal] es romperlo, tirarlo y empezar de vuelta, pero eso no es posible, es mucha plata, mucho tiempo, hay que ser realista y hacer propuestas posibles. Uno de los temas que planteé es incorporar la querella privada. Hay miles y miles de asuntos que no son contemplados, que son dormidos y archivados porque los fiscales no tienen tiempo o les parecen temas menores.

El delito no sólo afecta directamente al individuo sino también a la sociedad. El fiscal representa la afectación a la sociedad, pero no la del individuo; archiva en su calidad de representante de la sociedad, pero el ofendido puede no estar de acuerdo. La querella privada, en forma paralela, liberaría a los fiscales de todos esos casos que para ellos no son importantes. Les voy a dar un ejemplo, pero cada uno debe tener otro: yo presenté algunas denuncias de difamación e injurias que fueron archivadas porque el fiscal valoró que había un interés general [sobre el caso Astesiano]; yo, si hubiera habido querella privada, hubiera presentado querella privada de difamación e injurias contra [el presidente del Frente Amplio, Fernando] Pereira y otras personas. O sea, me cerraron una puerta, y así como me pasa a mí, hay miles de casos.

¿Ese proceso implicaría que un privado lleve la investigación sin la intervención de Fiscalía?

Hay distintas modalidades, recién estoy haciendo el planteo. En el mundo es una realidad la opción de la querella de parte, las opciones son muy diversas: se puede establecer para determinados delitos, para todos los delitos, en forma paralela a la Fiscalía o se puede establecer si a los tres meses la Fiscalía no hizo nada. En caso de que se aceptara [la propuesta], me pondría a analizar toda la legislación comparada, lo plantearía y buscaría la que fuera más adecuada a nuestra realidad, que permitiera aplicarse con menores recursos.

¿Qué opinión tiene de la ley de violencia basada en género (19.580)?

Yo soy feminista, pero no de la corriente del feminismo moderno de ahora, sino de toda la vida, porque yo sí padecí personalmente las consecuencias del machismo. En mi época, decir que tenías un problema doméstico implicaba que se te postergara la carrera. A los ministros de la Corte [de Justicia] siempre les mentía: cada vez que tenía un problema doméstico, buscaba otra excusa. O sea, si sabré lo que es la discriminación de la mujer. Los movimientos feministas lograron llegar a una ley que protegía a la mujer, el problema fue cómo se aplicó luego y cómo se transmite a las generaciones que la tienen que aplicar. Tengo una diferencia profunda con el enfoque de la Unidad de Víctimas de la Fiscalía, creo que es inconstitucional, porque va en contra de la igualdad de derechos. El artículo tercero de la ley, que dice que si hay conflicto entre la declaración del hombre y la mujer hay que priorizar a la mujer, no es absoluto, tiene que ir de la mano de otro conjunto de elementos objetivos. No tengo duda de que hay hombres a los que les arruinaron la vida y el vínculo con los hijos. Entonces, estoy de acuerdo con una mirada de protección a la mujer, pero sin fanatismo. Eso implica siempre valorar otros elementos, no es sólo decir “me pegaste”, porque capaz que estaban discutiendo los dos y se empujaron los dos. ¿Eso es violencia? ¿No es violencia? Hay que empezar a analizarlo.

Sobre el seguimiento de Astesiano a Abdala: “Él estaba autorizado, las cámaras son para vigilar”

Usted renunció a la Fiscalía y a los dos meses hizo oficial su pase a la militancia dentro del PN, luego de estar a cargo del sonado caso Astesiano. ¿No le parece que ese movimiento puede generar suspicacias?

No es el caso más importante en el que trabajé, porque estuve a cargo de casos de torturas en las cárceles en todos los gobiernos. Las suspicacias se generan porque el tema se ha politizado. Con ese criterio, [Ricardo] Perciballe no podría estar a cargo de la fiscalía que tiene a cargo [Crímenes de Lesa Humanidad], porque él claramente es adherente al sector político que tiene una mirada única sobre lo que pasó en la historia reciente. Todos tienen un pensamiento político; ahora, que sea yo la única que lo tenga para un lado, porque los demás no se conocen... Jorge Díaz y yo nos conocemos desde que él empezó en San Ramón, él sabe mi forma de pensar y yo sé la suya. Los tiempos van de la mano de la persona, yo no sé estar sin hacer nada. Yo mandé a buscar al custodio [Astesiano] a la casa del presidente [Luis Lacalle Pou]; con ese criterio, [Rodrigo] Morosoli, cuando tuvo la denuncia contra [Guido] Manini Ríos y contra Tabaré [Vázquez], sabíamos que los dos conocían la misma situación [del caso de José Nino Gavazzo], y sacó a Tabaré. Yo no saqué a nadie.

Pero Morosoli después de encargarse de ese caso no pasó al Frente Amplio (FA).

Es que todavía está trabajando, esperen a que se vaya. Y vamos a ver ahora al doctor Díaz… Astesiano tiene la pena más alta que se impuso por los delitos. Ahora hay una fiscal [Sabrina Flores] que ya lleva tres veces más de tiempo que yo y no hay ninguna pena más.

Usted condenó a Astesiano por dos líneas de investigación.

No, por todas.

Por todas no, lo que dice en la acusación es que lo condenó por la causa de los pasaportes y el tráfico de influencias con los policías, pero del caso de los senadores Charles Carrera y Mario Bergara no habla, del caso Mario Layera no habla, del liceo 41 no habla y de Vertical Skies tampoco.

Vamos por partes: sobre Carrera y Bergara no creo que se haya cometido delito; en todo caso, pudo haber habido un acto preparatorio. Tengo mis serias dudas de que eso termine en una condena porque un acto preparatorio no es delito. El caso Vertical Skies lo investigué y lo dejé abierto.

Pero Astesiano no puede ser investigado por ese caso porque usted hizo un acuerdo.

Entiendo que por ese hecho él no cometió un delito, esa es mi visión. Si la doctora Flores tiene otra, que la pruebe. La doctora Flores archivó en 20 días el caso [de Gustavo] Leal, y realmente no entiendo cómo archivó ese caso.

¿En el caso de la persecución al presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, tampoco hubo delito? Se utilizaron las cámaras del Estado.

De él prefiero no hablar porque me transmitió que cuando le pasó eso fue en el marco de una situación personal muy fea, muy difícil; yo soy empática con todos los seres humanos, no voy a hablar de ese caso.

Igual, eso es independiente del hecho.

Observarlo para mí no es delito.

Pero utilizó las cámaras del Estado.

Él estaba autorizado, las cámaras son para vigilar.

Pero no se hizo con un proceso formal.

Tengo una opinión diferente, eso a mi juicio no es delito.

Hace poco surgió el dato de que la Fiscalía recién tenía procesado el 15% de todo el material incautado en los celulares. ¿Cómo puede ser que usted haya cerrado un acuerdo con Astesiano sin procesar toda la información?

Será un problema de Flores, que es lenta; yo escuché personalmente con mi equipo prácticamente todo el material. Si Flores en un año solamente puede llegar al 15%, es un problema de Flores. Yo me pasaba horas, no hice otro caso, esa es la realidad. En el verano, en la playa, en lugar de un libro, escuché audios.

Los mensajes de Lacalle Pou: “El presidente no era el investigado”

¿A qué se comprometió usted con el presidente Lacalle Pou para periciar su celular?

No me comprometí a nada con el presidente, dan la información tergiversada para que parezca algo malo, pero no lo es. La detención no se hizo donde yo quería, que era en la casa de Astesiano, se hizo en Suárez y Reyes.

¿Por qué no se hizo en la casa de Astesiano?

La Policía no ejecuta lo que uno le ordena, esa es la realidad. Yo le abrí una investigación a [Claudio] Correa, y Flores la archivó porque cree que es la Policía la que decide, pero para mí es un disparate. Cuando me llamaron, estaban en la casa y sólo tenía un teléfono, se me ocurrió preguntarle de quién era el teléfono y me dijeron que de Presidencia. Entonces, había varios caminos, a mí se me ocurrió uno que al final fue eficiente: pedir que pregunten al presidente si nos permitía que fuera incautado el teléfono. Tenía la autorización por Astesiano y por el presidente. El oficial Lescano me respondió que aceptaban con la condición de que se excluyeran las conversaciones privadas del presidente, eso es una ecuación que se nos presenta todo el tiempo, y yo dije “me quiero hacer de lo que pueda”. Todo lo que se supo fue gracias a que recuperé ese teléfono, gracias a esa decisión que tomé; al otro día no se hubiera conocido nada, el teléfono desaparece. Después me enteré de que esa condición no había salido del presidente, fue más bien una iniciativa del mando medio, por eso le abrí una investigación a Correa, que Flores archivó en 20 días.

No pasa todo el tiempo que se excluya una parte.

No conozco ningún otro caso en el que hayan ido a Suárez y Reyes, a Vázquez [el fiscal] Morosoli lo sacó de la investigación, ni siquiera se molestó en llamarlo por teléfono. Hasta ahora, que yo sepa, los fiscales no se han metido con el presidente, la primera que se metió con el presidente fui yo. Cuando el presidente se comunicó conmigo, me dijo que él no tenía nada borrado, entonces, se me presentó una nueva interrogante y no existe jurisprudencia en Uruguay. El objeto de mi investigación no alcanzaba todos los temas de seguridad que puede estar manejando el presidente. Los jueces y los fiscales tenemos un ámbito de intervención limitado. Me puse a investigar los sistemas que se utilizan en el mundo, y encontré el que se usa en Inglaterra, de palabras clave. Con eso me garantizaba no entrar en un tema de seguridad nacional. Con mi equipo preparamos todas las palabras clave de todas las personas que estaban involucradas. No lo hice sola, fue con mi equipo, y en mi equipo no son blancas. El equipo de litigación estuvo un año tratando de encontrarme un error y no lo consiguió, no lo consiguió porque son chicas muy jóvenes y yo tengo 32 años de experiencia.

El método de buscar palabras clave tiene el inconveniente de que quizás no se pueda captar cuando se utilizan palabras distintas para esconder algo, usando metáforas, por ejemplo. Además, los mensajes muchas veces tienen errores de tipeo y con una letra distinta no se pueden encontrar.

Acá hay que ponderar qué es más importante, no invadir áreas de interés nacional que no competen a mi investigación.

Astesiano tampoco era el jefe de Inteligencia, ¿qué tanta seguridad nacional podría haber entre Astesiano y el presidente?

Las conversaciones entre el presidente y Astesiano están todas.

¿Pero no dice que se excluyeron los mensajes del presidente?

Se excluyó porque si el presidente me daba su teléfono y se periciaba en Policía Científica… ya ha habido fugas. No sé de dónde fueron las fugas. Estoy convencida de que salió de la calle Paysandú [de la Fiscalía General de la Nación]. Yo pongo las manos en el fuego por mi equipo y por los funcionarios de la calle Cerrito.

¿No se afecta el interés nacional del que usted habla al no incautar todo el teléfono del presidente?

Pero el presidente no era el investigado.

Pero el investigado era asesor personal del presidente.

No era asesor personal, era el custodio de vigilancia.

Estaba con la familia del presidente todo el tiempo.

La realidad es que no estaba investigado. Hay una cosa que nadie está teniendo en cuenta que son los fueros: las autoridades públicas tienen fueros y hay que respetarlos. Yo creo en la democracia y es el primer mandatario, la persona que representa a todo el país, y creo que cualquier fiscal o cualquier juez tiene que ser absolutamente medido al momento de trabajar en estas cosas. Fui la primera persona que mandó a la Policía a Suárez, no mandaron con Tabaré ni con [José] Mujica, y había varias denuncias. En el caso Envidrio, el responsable vivía en la casa de Mujica [Daniel Placeres]. ¿Alguien se acuerda de que hayan mandado a la Policía a la casa de Mujica?

Usted igual acaba de decir que quería mandarlos a la casa de Astesiano.

No deja de ser la casa del custodio del presidente. Con el diario del lunes es muy fácil buscar críticas de lo que uno hace. En este caso no me arrepiento de nada, porque todo lo que se sabe fue gracias a la decisión que tomé, pero si ustedes me preguntan, con todas las suspicacias de [Eduardo] Preve y todos los seguidores y amigos del FA que tratan de ensuciar y politizar una situación, capaz que hubiera tomado… Nunca me imaginé que iban a tomar ese caso como una bandera política en dos sectores políticos. Yo en octubre [de 2022] era muy cuestionada por toda la coalición multicolor y me la banqué solita, el fiscal general no me ayudó en nada, el FA estaba encantadísimo de la vida; en noviembre lo mismo, tuve problemas con todos los ministros, hubo un incidente en Presidencia cuando fui a hacer un registro con la gente de Inteligencia.

¿Usted dice que con el diario del lunes hubiera hecho algo distinto?

No hubiera tomado nunca el camino que toman todos de lavarse las manos para no meterse en problemas, porque nunca se ha investigado a Vázquez y a Mujica, para no meterse en problemas, eso no va con mi personalidad.

¿Cerrar un acuerdo con Astesiano cuando quedan muchas líneas de investigación abiertas no es hacer eso?

No, usted me pregunta y no escucha la respuesta. Las demás investigaciones las dejé todas abiertas.

Para los otros.

¿Qué novedades tienen hasta ahora de Flores? Yo quiero una formalización con una sentencia de condena de cuatro años y medio con prohibición y multa.

Usted dijo que no fue a juicio con Astesiano porque sería “cosificarlo”.

Eso es un principio de todos, no hay que cosificar a nadie. Cosificar es un tema que se maneja mucho en la doctrina jurídica, no cosificar a las víctimas ni a los indagados ni a la familia. Va vinculado a una concepción del individuo como poseedor de derechos humanos, no es una cosa. La palabra no la inventé yo.

Con ese criterio no se llevaría a juicio a nadie.

En [la fiscalía de] violencia de género fui la única que hizo 14 juicios en un año. Si usted me pregunta, acá hubo un ensañamiento personal con él, todos lo sabemos, es un ser humano que aceptó su responsabilidad y la pena casi máxima. Todo el mundo cuestiona esto, pero ¿cuánta pena tuvo [Raúl] Sendic? ¿[Fernando] Calloia? ¿[Fernando] Lorenzo?

¿Usted hubiera pedido mucha prisión para ellos?

Yo hubiera pedido prisión para ellos.

En la conversación que se filtró con Carlos Peláez usted decía que no se iba a inmolar porque la estaban trancando…

No voy a hablar de una conversación privada con quien yo creía un amigo de 20 años, que me traicionó. Inmolar es una palabra que uso mucho, como los argentinos utilizan “boludo”. Lo dije todo en noviembre, que del ministerio no tenía apoyo, ya lo había dicho. Lo más bajo es que lo filtró como una filtración de febrero [de 2023], cuando la situación ya había cambiado en diciembre. A mí me duele, todos sabemos que Peláez es un radical y yo lo quería como un amigo de verdad.

Al principio de la entrevista dijo que se suele tener una imagen “totalmente diferente” de su persona. ¿Qué visión piensa que tiene la gente de usted?

Es la visión que han fomentado mis colegas desde la Fiscalía. En este país es mentira que no hay discriminación: hay discriminación hacia los morochos, que no nos dejan llamarlos como creo que hay que llamarlos -no tiene nada de malo-; hay discriminación contra los que viven en algún barrio carenciado, y en mi caso hay discriminación porque nací en Carrasco, mis hermanos se educaron en el Christian Brothers, mis hermanas en el British y yo en la Scuola Italiana. Esa discriminacion existe, la viví, pero toda la carrera la hice exclusivamente por mérito, nadie de mi entorno me ayudó. Yo, si hubiera querido, en Plaza Independencia tenía un estudio precioso que era de mi tío; tenía una casa bancaria, en la cual podría haber hecho mucho más dinero. Todo lo que hice fue a puro pulmón, nadie me regaló nada.

Imaginemos que en las próximas elecciones gana la coalición otra vez y usted no es electa legisladora: ¿le gustaría tener un cargo ejecutivo?

Me gustaría un cargo legislativo porque es una cámara que necesita elevar el debate.

¿Piensa que ha bajado el nivel del debate en el Parlamento?

Sí, el nivel es muy bajo, sobre todo en la cámara baja: es un cruce de agresiones, como en Twitter, y no se escuchan. Ustedes, por ejemplo, me encantan porque me están mirando, pero los legisladores no se escuchan, están hablando entre ellos, jugando o mirando el teléfono. Eso no es debate.

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