Cuando la Usina de Percepción Ciudadana (UPC) anunció, alrededor de las 21.00 del domingo por Canal 5 y la diaria, que en Lavalleja había un empate técnico entre el Frente Amplio (FA) y el Partido Nacional (PN) en la elección departamental, en la sede central del principal candidato del FA, Daniel Ximénez, en la plaza Libertad de Minas, reinaba la cautela. Más de una encuesta había dado, días o semanas antes, un empate técnico entre los dos lemas, algo insólito en un departamento de tan larga y hegemónica predominancia nacionalista.
Los primeros datos de la Corte Electoral del escrutinio, después de las 21.30, daban al PN una ventaja considerable, de unos 800 votos, con apenas el 12% de los circuitos escrutados. Más cautela. Y la diferencia comenzó a achicarse. Ya había centenares de personas en las afueras del local céntrico, muchos de ellos consultando cada cinco minutos los datos de la Corte Electoral en sus teléfonos celulares. A las 22.20, la diferencia a favor del PN era de sólo un voto. Y entonces se escuchó la primera ovación; la primera de muchas, que se fueron sucediendo a medida que el FA pasó adelante y fue agrandando su ventaja.
Había esperanza de que el cirujano Ximénez se transformara en el primer intendente frenteamplista de Lavalleja en toda la historia.
En las elecciones nacionales de octubre de 2024, el PN superó al FA en Lavalleja por sólo 750 votos, alrededor del 2% del total de habilitados. El PN, desde el retorno de la democracia, nunca había votado tan mal en Lavalleja en las elecciones nacionales, y la diferencia con el FA nunca había sido menor.
¿Por qué en un departamento en el que el PN ha sido históricamente hegemónico desde el punto de vista electoral el FA podría llegar a desafiarlo?
Un factor fundamental fue una alianza interna del propio PN, antes de las elecciones de octubre pasado, entre dos de los grupos blancos más importantes del departamento, los liderados por la exintendenta Adriana Peña y por el entonces intendente Mario García, que se presentó a la reelección.
García, en el comienzo de su gestión como intendente en 2020 (ganó unos comicios muy reñidos en la interna con Peña), se refirió repetidamente al déficit económico y financiero heredado de la gestión de su antecesora, la propia Peña. Esta, desde su cargo de edil, respondió con mucha dureza en la Junta Departamental y a través de los medios de comunicación, criticando e incluso insultando públicamente al intendente García. En marzo de 2023, García se presentó en la Junta para informar sobre la situación económica de la Intendencia de Lavalleja (IDL) y dijo que, según números del Tribunal de Cuentas, había heredado un déficit económico de 600 millones de pesos de la gestión de Peña. Esta, desde su banca de edil, lo llamó “cochino, sinvergüenza y mentiroso”.
Estos y otros enfrentamientos en la interna nacionalista provocaron problemas al gobierno departamental (García pudo llevar adelante un fideicomiso para obras en todo el departamento sólo gracias al apoyo de los ediles del FA en la Junta Departamental, ante la oposición de los ediles blancos que respondían a Peña), pero sobre todo casi le garantizaban un nuevo triunfo electoral en mayo de 2025, con dos fuertes candidatos, uno oficialista (García, que buscaría ser reelecto) y otro opositor (Peña), ambos nacionalistas.
Ese casi seguro triunfo comenzó a resquebrajarse cuando, antes de las elecciones nacionales de octubre de 2024, García y Peña llegaron a un acuerdo electoral, sorpresivo y concretado casi en secreto.
Por ese acuerdo, García y su agrupación apoyaron a Peña como candidata a la diputación, que llevó como suplente en su lista a Analía Basaistegui, esposa del entonces intendente García. A cambio de ello, Peña y su agrupación apoyaron a García en su campaña por la reelección. Este acuerdo, anunciado sorpresivamente, fue tomado como una traición por otras dos agrupaciones blancas. Una, la liderada por la entonces diputada Alexandra Inzaurralde (lista 59), que esperaba reeditar la alianza con García del ciclo electoral anterior. La otra, liderada por la histórica dirigente blanca del departamento Carol Aviaga, aliada de Peña, que vio desvanecerse sus posibilidades de éxito en las elecciones departamentales de mayo de este año. Aviaga fue finalmente habilitada para ser candidata a intendenta por la convención departamental blanca, pero sin el apoyo de Peña su candidatura tuvo un peso mucho menor.
Inzaurralde llevó su decepción al punto de emitir una declaración pública en la que anunció que su fuerte lista 59 no apoyaría a ninguno de los dos candidatos blancos en las elecciones departamentales. Además, muchos simpatizantes blancos, que durante al menos un par de años se habían enfrentado con dureza con su correligionario, por los problemas entre sus líderes, se mostraron decepcionados y hasta traicionados.
Además de esta imprevista alianza, que pretendía asegurar la elección a Peña como diputada y la reelección de García, otro factor que llevó al insólito empate técnico –según las encuestas– entre PN y FA en el departamento fue una acertada elección de candidatos por parte del FA. Este eligió a dos candidatos a intendente complementarios y potentes. Por un lado, el diputado Javier Umpiérrez (Movimiento de Participación Popular, MPP), con una larga experiencia legislativa y el apoyo de su agrupación, la mayoritaria del FA en Lavalleja y la que cuenta con la mejor estructura territorial. Como segundo candidato el FA eligió al cirujano Ximénez, quien no sólo tiene una fuerte simpatía de la población por su historia como médico, sino que además exhibió su experiencia como director y gestor del Hospital de Minas en el primer gobierno nacional del FA, en el que introdujo muchas reformas y mejoras que redundaron en un mejor funcionamiento del centro de salud.
Ximénez, candidato independiente, mostró que era capaz de recoger un fuerte apoyo electoral no sólo dentro de la coalición de izquierda, sino además fuera del FA, al punto que se formó una lista de históricos y conocidos militantes nacionalistas que lo llevó como candidato a intendente. Gracias a esa capacidad, el FA pudo plantearse –y así lo mostraron las encuestas– superar la votación de octubre pasado y eventualmente ganar la elección departamental en Lavalleja por primera vez en su historia. Eso dependerá del conteo de votos observados, que se procesará en los próximos días.