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Algas tóxicas en Playa Carrasco y Malvín dañaron el hígado de una bebé, a la que le debieron hacer un transplante

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Un estudio científico elaborado por investigadores argentinos y españoles, publicado en agosto de este año, prueba que la exposición a algas tóxicas de una bebé de veinte meses en las playas Carrasco y Malvín de Montevideo le generó daños irreparables en su hígado, al punto que debió ser transplantada.

El informe fue publicado en la revista científica internacional Toxins, firmado por los académicos Flavia Vidal, Daniel D’Agostino, María Lorena Cavalieri, Eduardo Mullen y María Parot, del Hospital Italiano de Buenos Aires; Daniela Sedan y Darío Andrinolo, del área de Toxicología de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata; y Cintia Flores y Josep Caixach, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua de Barcelona. Cuenta el caso de una bebé que jugó con algas tóxicas en las playas Carrasco y Malvín, en enero de 2015.

Horas después de la exposición a las algas, la niña y otros tres integrantes adultos de la familia tuvieron síntomas gastrointestinales que luego desaparecieron, salvo en el caso de la bebé, que ingresó al hospital con diarrea, vómitos y fatiga. Cinco días después, presentó una falla aguda en el hígado y fue trasladada al Hospital Italiano de Buenos Aires, con una encefalopatía de grado II-III y hepatomegalia (aumento patológico del tamaño del hígado), y con necesidad de asistencia para respirar. Se le realizaron pruebas de hepatitis A, B y C, y de otras enfermedades, que resultaron negativas.

Los resultados de los análisis arrojaron que la bebé padecía anemia, coagulopatía (trastorno del sistema de coagulación), bilirrubina y edema cerebral, entre otros problemas. El diagnóstico inicial apuntó a una hepatitis autoinmune de tipo II, y se le administró medicación en consecuencia. Sin embargo, la niña siguió con coagulopatía severa e hiperamonemia (concentraciones elevadas de amonio en la sangre), y requirió hemodiálisis. Veinte días después se le realizó un transplante de hígado. Un mes después, fue dada de alta.

El estudio que se le realizó al hígado extraído arrojó necrosis hemorrágica, colestasis (disminución o interrupción del flujo biliar) y regeneración nodular, que no son características de la hepatitis autoinmune. Los investigadores que firman el artículo realizaron una espectometría de masas y otros estudios al hígado que revelaron la presencia de Microcistina LR, lo que para los investigadores muestra el rol preponderante que cumplieron las microcistinas en desarrollar la hepatitis fulminante que sufrió la bebé.

Más información, más debate

Las floraciones de algas tóxicas que aparecen periódicamente en los cursos de agua son un problema cada vez más frecuente en Uruguay. Entre otras toxinas, estas cianobacterias producen Microcistina LR, considerada la peor hepatotoxina desarrollada por las cianobacterias. “La exposición de personas y animales a agua con cianobacterias, ya sea para uso recreativo o para beber, constituye un peligro mayor para la salud y el ambiente”, advierten los investigadores en el informe. El daño que pueden generar estas toxinas depende del tiempo y la intensidad de la exposición. En algunos casos, los daños pueden llevar a la muerte por falla hepática (síndrome de Caruaru). También se presentan síntomas gastrointestinales, daño en la piel, problemas respiratorios y cáncer de hígado.

Durante el verano, la Intendencia de Montevideo (IM) toma periódicamente muestras para determinar el estado de las playas. Según un informe de la IM citado por los científicos, en el verano 2014-2015 las playas de Malvín y Carrasco estaban aptas para baño. Presentaban niveles de coliformes fecales muy por debajo del límite establecido por decreto municipal, pero 57% de las muestras tenían “presencia de cianobacterias, pero sin espuma”, y 13% tenía “espuma de cianobacterias”.

Los científicos advierten que la gente muchas veces no es consciente de los posibles efectos adversos para la salud que genera su contacto con el ambiente, debido a la presencia de contaminantes. Recuerdan que los primeros registros de enfermedades gastrointestinales debido al contacto con cianobacterias data de 1931, en el río Ohio. En estudios realizados en Zimbabue, se constató que los niños de ciertas áreas de la ciudad desarrollaban gastroenteritis cada año, lo que coincidía con la presencia de microcistinas. Uno de los peores eventos de contaminación por esta causa ocurrió en Bahía (Brasil), en 1988, cuando se reportaron 2.000 casos de gastroenteritis y 88 personas murieron, la mayoría niños. Otras dolencias ocasionadas tras el contacto con cianobacterias son conjuntivitis, otitis, dermatitis alérgica y dolor de cabeza.

En Caruaru (Brasil) 55 pacientes de diálisis tuvieron fallas hepáticas y murieron. Se comprobó mediante estudios post mortem que la causa de la muerte fue el uso de agua contaminada con cianotoxinas en el procedimiento de diálisis. El informe de los científicos argentinos y españoles señala que la alteración de parámetros observada en el hígado de la bebé uruguaya es similar a los resultados de los análisis a los pacientes de Caruaru.

En cuanto a las diferencias entre los adultos y la bebé, los científicos indican que puede deberse a la duración del contacto con las algas, al nivel de maduración del hígado y el sistema intestinal, o a una mayor susceptibilidad biológica al desarrollo de enfermedades con componentes autoinmunes.

Los científicos advierten, finalmente, que los efectos de la exposición recreativa a agua contaminada con cianobacterias están subdiagnosticados y que todavía no se ha generado un conocimiento cabal en torno al problema. Concretamente, proponen incorporar este tipo de hepatotoxicosis en los protocolos de diagnóstico, especialmente en áreas afectadas por floraciones de algas tóxicas, para que el equipo médico sea consciente de la patología y sea capaz de hacer un diagnóstico correcto. Al mismo tiempo, proponen que se establezcan vínculos entre las instituciones, de modo de garantizar que las muestras sean derivadas a hospitales y centros de salud especializados en cianotoxinas para detectar la presencia de microcistinas.

El informe destaca la necesidad de promover debates sobre la evaluación sanitaria, con foco en las cianobacterias y sus toxinas, así como impulsar la cooperación y co-financiación, con el fin de asegurar que la información circule entre todos los sectores involucrados, intensificando la investigación para mejorar la protección de la salud humana.

El estudio completo está disponible en inglés en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28858213

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