La meta 6.3 que Uruguay se trazó en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ODS) para 2030 apunta, entre otros objetivos, a mejorar la calidad del agua “reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos”. El año pasado, en su informe nacional voluntario sobre los ODS, Uruguay reportó que en los tres últimos años registrados, el porcentaje de masas de agua de calidad aceptable (de nivel medio, bueno o excelente) en las cuencas prioritarias del país (cuencas de los ríos Santa Lucía, Negro y Cuareim) bajó de 97% a 94%.
Para esta medición se utilizó el Índice de Calidad de Agua, que utiliza nueve parámetros: oxígeno disuelto, coliformes termotolerantes, pH, demanda bioquímica de oxígeno, nitrógeno total, fósforo total, desvío de la temperatura, turbidez y sólidos totales. Según señala el informe, el fósforo es el que presenta mayor grado de incumplimiento, “debido principalmente a la contaminación difusa derivada de las actividades agropecuarias”.
En los últimos 13 años, según la información que publica el Observatorio Ambiental de la Dirección Nacional de Medio Ambiente, en las cuencas más importantes del país el fósforo ha estado sistemáticamente por encima de los valores máximos permitidos por la normativa, con concentraciones que cuadriplican el valor máximo establecido en el Decreto 253/79, y en algunos casos –como en los registros de 2009, 2011, 2012, 2013 y 2016– llegan a ser ocho veces mayores. La norma dispone que la concentración de fósforo en los cursos de agua debe ser igual o menor a 0,025 mg por litro. No obstante, y teniendo en cuenta que “los avances en la investigación nacional e internacional obligan a revisar dichos valores y adecuarlos a concentraciones propias de nuestras latitudes y condiciones ambientales”, según explica el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) en su página web, los valores guía que se toman son de 0,070 mg para ríos mayores y de 0,050 mg para ríos menores y arroyos.
Los valores registrados en el Santa Lucía fueron 0,204 mg en 2016 y 0,196 mg en 2017, según la información disponible en el Observatorio. En tanto, en los embalses del río Negro la concentración de fósforo total fue en promedio de 0,082 mg por litro en 2016 y de 0,80 en 2017. la diaria solicitó los datos de 2018, pero desde el MVOTMA informaron que todavía no están procesados.
El fósforo es uno de los responsables del estado trófico de los cursos de agua, y su presencia se debe a los aportes de vertidos domésticos, agrícolas e industriales. La eutrofización tiene como efecto visible la proliferación de cianobacterias en los cursos de agua, que son tóxicas para personas y animales; durante el último verano, las floraciones de cianobacterias que se extendieron por el Río del Plata e incluso llegaron a aguas oceánicas privaron a la población de su derecho al uso recreativo del agua.
El Índice del Estado Trófico de los cursos de agua se compone de una escala del 0 a 100: un valor menor o igual a 47 es ultraoligotrófico, entre 47 y 52 es oligotrófico, entre 53 y 59 es mesotrófico, entre 60 y 63 es eutrófico, entre 64 y 67 es supereutrófico, y más de 67 es hipereutrófico.
En 2017, el Santa Lucía presentaba un estado supereutrófico e hipereutrófico en 58% de los puntos de monitoreo. En tanto, el río Negro presentó en 2018 un estado mesotrófico en la mayoría de los puntos de monitoreo (83%) y eutrófico en dos puntos de monitoreo: aguas abajo de la represa de Palmar y en la naciente de este curso de agua. “Estamos intentando revertir el proceso de aporte de nutrientes en el río Negro, que si bien no está con niveles como los del Santa Lucía, de todas maneras tiene niveles altos”, dijo a la diaria el director nacional de Aguas, Daniel Greif. Acotó que además, en el río Negro hay factores que agravan el problema, como la presencia de embalses.
La semana pasada, el gobierno lanzó la denominada “Iniciativa para el río Negro”, que trabajará para mejorar la calidad del agua en base a cinco ejes: mejora del conocimiento; agua potable y saneamiento; gestión sostenible de la producción; fortalecimiento de capacidades locales para el desarrollo del plan; y gestión territorial y protección de la biodiversidad. Greif apuntó que la calidad del agua es el resultado “de múltiples factores, en particular de la intensificación de la producción”.
Hoy, en el Día Mundial del Agua, se reunirá el Gabinete Ambiental para evaluar el avance de los programas que se están implementando en las cuencas del río Negro y del Santa Lucía. Además, se anunciarán nuevas medidas para el Santa Lucía y la Dirección Nacional de Aguas presentará una evaluación de la implementación del Plan Nacional de Aguas. “Tenemos un gran avance en casi todos los programas, y eso es bueno”, resaltó Greif.
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