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Boya para recolección de datos en el arroyo Canelón Grande, en la cuenca del río Santa Lucía.

Foto: Luis Aubriot

Estaciones de monitoreo en Santa Lucía: se anunciaron cuatro pero se instaló una

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Autoridades afirman que el proyecto continúa pero pasó a ser parte de otro “más amplio”

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En marzo de 2016, el entonces subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) y actual ministro de esa cartera, Guillermo Moncecchi, anunció la instalación de cuatro estaciones de monitoreo de calidad de agua en la cuenca del Santa Lucía, en medio de la primera y segunda generación de medidas lanzadas por el gobierno para mitigar la contaminación de sus recursos hídricos, en 2013 y 2018 respectivamente. Las estaciones formaban parte del proyecto “Cuenca inteligente” que impulsó el MIEM en 2015 con el objetivo de controlar la calidad del agua de la cuenca y recopilar información que permita a los organismos involucrados en la gestión del agua desarrollar políticas de preservación, anticipar fenómenos y conocer sus causas.

En el proyecto también participan el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), el Instituto Uruguayo de Meteorología, OSE, y Antel como proveedor del servicio tecnológico. Un año después, se sumó la Secretaría Nacional de Ambiente, Agua y Cambio Climático –poco después de haber comenzado a funcionar– y comenzó a encargarse de la “coordinación del intercambio de información” entre los ministerios, indicó a la diaria el ingeniero al frente de la secretaría, Carlos Colacce.

La asesora ambiental de la Dirección Nacional de Energía del MIEM, Alicia Torres, comentó a este medio que la idea surgió a raíz de algunos trabajos en conjunto con el MVOTMA en la gestión de cuencas y con relación a una de las líneas estratégicas del ministerio vinculada al “desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación” y el impulso de proyectos de “ciudades inteligentes”. Así se les ocurrió, “mediante el desarrollo nacional de tecnologías, ponerlas al servicio de la gestión de información de las cuencas”, sostuvo Torres.

“Cuenca inteligente”

El proyecto cuenta con dos líneas de trabajo paralelas. Por un lado, se desarrollaron estaciones de monitoreo para medir la calidad del agua en tiempo real, y por otro, se desarrolló una base datos que recoge toda la información relevada por las estaciones, explicó a la diaria la gerenta del Área de Innovación y Gestión del Conocimiento de Antel, Alicia Cuba. “Se dividió en dos subproyectos”, añadió.

La base de datos, además de recoger los datos relevados por una boya, incluye la información que cada uno de los organismos involucrados posee sobre la cuenca. De esa forma, pueden disponer de la información integrada para ejercer de mejor manera sus competencias. “[Se trata de un] repositorio de toda la información, una herramienta para que los actores referentes puedan tomar las medidas y las decisiones con toda la información reunida en un solo ámbito. Ese era el objetivo principal”, sostuvo Cuba. Los datos son gestionados por Antel, pero los organismos involucrados cuentan con un usuario para acceder a ellos. Según señalaron Cuba y la ingeniera asesora de la Presidencia de Antel, Silvia Motta, el desarrollo de esta plataforma significó una de las primeras experiencias de internet de las cosas de Antel y se ha aplicado a otros proyectos desarrollados por el organismo estatal.

Sobre la posibilidad de abrir esos datos a la población general, Colacce sostuvo que “la plataforma está concebida como un intercambio de información entre los organismos del Estado”, y añadió: “Nosotros lo que queremos es lograr un grado de automatismo de la información entre los ministerios. Pero después cada cartera tiene la obligación, hasta por ley, de brindar información. Entonces esta plataforma lo que va a hacer es ayudarlo en esa función”.

La otra línea de trabajo es el establecimiento de estaciones de monitoreo en algunos puntos de la cuenca. Se trata de boyas de gran tamaño que miden diferentes parámetros de calidad del agua, como oxígeno disuelto, turbidez, ficocianina, clorofila, conductividad, temperatura y pH. Las estaciones fueron desarrolladas por ingenieros de Antel; la única tecnología que se importó fueron los sensores que miden cada uno de esos parámetros. Las estaciones cuentan en su interior con un subsistema de energía abastecido por paneles solares y baterías, y además con un subsistema de comunicación que reporta los datos relevados del estado del agua en períodos regulares y los envía a la base de datos en tiempo real.

Cuba y Motta destacaron la experiencia de haber desarrollado “este sistema como un caso emblemático que aporta al desarrollo del país” y que ha permitido tomar insumos para otros proyectos de investigación sobre los que trabaja el organismo estatal. Además, la invención de estas boyas nacionales permitió abaratar sus costos en un alto porcentaje. Según dijo Motta, en el momento en que se desarrolló la primera boya, importar una estación de monitoreo hubiera costado “cuatro o cinco veces más”. Asimismo, Cuba resaltó que Antel está en condiciones de “disponibilizar” esta tecnología para “proyectos diversos”.

Parte sumergible de la boya.

Foto: Luis Aubriot

Primera etapa

El primer prototipo comenzó a delinearse en 2015. “Las primeras pruebas de concepto se hicieron en laboratorio, después instalamos un prototipo en la Facultad de Agronomía. Luego de instaladas y validadas esas pruebas de concepto, pasamos a hacer el desarrollo del piloto del proyecto”, contó Cuba.

Con el desarrollo del primer piloto se definió la forma de la estación de monitoreo, así como su flotabilidad y resistencia a condiciones climáticas adversas y vandalismo. Luego de un tiempo en funcionamiento, su desempeño se consideró satisfactorio. Incluso, la boya “quedó sumergida, volvió a emerger y a transmitir información de nuevo”, comentó Cuba. Solamente se retiró una vez del agua para instalar cepillos de limpieza.

En el establecimiento del piloto también participó la Facultad de Ciencias (Fcien) para “calibrar los fluorómetros de medición de fitoplancton y cianobacterias” y efectuar comparaciones entre las medidas obtenidas por medio de la boya y las medidas de las muestras obtenidas en laboratorio, comentó a la diaria el investigador de la Fcien Luis Aubriot.

El investigador también resaltó “la robustez del equipamiento”, capaz de soportar “condiciones totalmente adversas, como inundaciones, golpes de troncos, ramas y enganches” prácticamente “sin ningún mantenimiento, porque se fue muy poco a ver cómo estaba el equipo”, sumado a que se “logró hacer una buena recuperación de los datos”. A su vez, destacó que al tratarse de tecnología nacional, no sólo se abaratan los costos, sino que pueden “ser reparadas, mantenidas e incluso modificadas y mejoradas por ingenieros uruguayos. No depende de una empresa europea para hacer una reparación, como sí pasa con otros equipos que hemos comprado, por ejemplo, en Estados Unidos, y que para cualquier reparación hay que enviarlos por correo, con todos los costos que implica”.

¿En qué estamos ahora?

En agosto de 2016 se instaló la primera y única boya de las cuatro proyectadas. Se colocó en la intersección del arroyo Canelón Grande y ruta 11 con la asistencia de la Armada Nacional. Desde entonces, Antel ha estado recibiendo los datos que envía la boya, comentaron las ingenieras.

Cuba sostuvo que si bien en el proyecto inicial se contempló la instalación de cuatro estaciones y fue lo que se anunció, sobre la marcha aparecieron algunas dificultades para identificar los puntos adecuados para la colocación de las boyas. “Nos pasaba que había puntos que si los mirabas desde un mapa estaban excelentes, pero después ibas y el caudal de agua bajaba mucho. Entonces la herramienta no era adecuada para ese lugar”, explicó, y añadió: “Si bien inicialmente se habló de cuatro puntos, quedamos en validar este punto, ajustando todos los parámetros y la robustez del sistema, y quedamos a la espera”.

El tiempo fue pasando y a algunos interesados en el proyecto les preocupó el lento avance a las etapas siguientes. Aubriot sostuvo que la necesidad de mantener este proyecto radica no sólo en su importancia en el desarrollo tecnológico, sino también en que otros lugares “requieren de estos equipos para hacer una evaluación adecuada de lo que está ocurriendo y generar información de primer nivel, como se está generando en otros países, sobre la calidad del agua de los ambientes acuáticos”. Para el investigador, estos equipos podrían instalarse en “Laguna del Sauce, la costa de Montevideo, el Río de la Plata, el río Uruguay, o para medir las floraciones de cianobacterias que aparecen en el río Negro”.

Sobre las demoras en la implementación de las siguientes etapas, Cuba sostuvo que se debían respetar los tiempos de validación del sistema. “El piloto no era solamente que transmitiera los datos la primera semana; el piloto incluía cuál era el sistema de mantenimiento requerido. Seguimos en el proceso. Le vamos a dar cierre de validación contrastando los datos que sigue enviando la boya con los datos de laboratorio sobre la fiabilidad del sistema, las condiciones de robustez del sistema de flotación, la duración de las baterías, cuán estanco es el sistema para volver a transmitir los datos”, señaló la ingeniera, y agregó que se dará cierre este año a esta primera etapa.

Por su parte, Colacce explicó que cuando la secretaría se involucró en el proyecto decidieron, en 2017, extender el desafío y crear la Infraestructura Nacional de Datos para la Gestión Ambiental (Indagea), con el “cometido de centralizar y actualizar la información nacional del estado del ambiente con la finalidad de elaborar los indicadores e índices nacionales”, según consta en el decreto de su creación, de manera que “Cuenca inteligente” quedó “absorbido” por un objetivo más ambicioso y complejo en el que también participan los ministerios y Antel, dijo el secretario nacional de Ambiente. A su vez, aseguró que “Cuenca inteligente” pasó a ser un “aspecto bien importante” de “una cosa mucho más amplia” y su “labor” está incorporada a las “acciones de Indagea, principalmente en el intercambio de información”.

Falta coordinación

Cuba comentó que dos boyas más están prontas para su instalación y que esperan colocarlas este año, pero que eso no depende sólo de Antel y que no se ha “avanzado en ese sentido”. Motta sostuvo que al ser un proyecto en el que trabajan muchas organizaciones, surgen dificultades en la coordinación. De todas formas, tanto Cuba como Motta enfatizaron que el proyecto sigue en camino y que mantienen conversaciones con regularidad con diversos actores para impulsar el avance.

Dentro de las etapas del proyecto, estaba previsto colocar una segunda boya en Laguna del Sauce. Para Colacce, “ya debería estar instalada”, pero “hubo unas dificultades logísticas de la colocación y operativas”. El secretario sostiene que desde la secretaría se ha promovido la colocación de la boya allí, y que se entendió “con todos los actores involucrados”, a raíz de “estudios y monitoreos” de la laguna, que será más útil en ese punto. Sin embargo, desde Antel plantean que “nunca llegamos a un acuerdo” para instalar la boya allí. Mientras tanto, la estación de monitoreo descansa en las instalaciones de Antel. Sobre la tercera boya pronta, Colacce dijo: “No lo tengo presente”, y añadió: “Sabía que había una tercera, pero no sabía que ya estaba pronta”.

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