El martes el Hospital de Clínicas y la Clínica de Gastroenterología de la Facultad de Medicina (FMED) inauguraron el equipo “Barrx”, para tratar el esófago de Barrett. Con este nuevo implemento, donado al hospital universitario y único en todo el país, se podrá realizar la técnica de ablación por radiofrecuencia, que elimina el tejido dañado y previene que se transforme en cáncer.
El equipo podrá ser utilizado tanto por pacientes del Clínicas como de otras instituciones del país que lo requieran. En la inauguración el gastroenterólogo argentino Cecilio Cerisoli expuso sobre los tratamientos actuales del esófago de Barrett. La conferencia también contó con la presencia del decano de la FMED, Miguel Martínez, quien celebró la nueva incorporación, felicitó a la Clínica de Gastroenterología dirigida por la profesora Carolina Olano y aseguró que “estos son los momentos importantes que tenemos aquí”.
De acuerdo con Cerisoli, que tiene una larga trayectoria en el tema, el esófago de Barrett es “una enfermedad letal” aunque “muy poco frecuente”. Según el gastroenterólogo, el cáncer de esófago es el que más creció en los últimos 40 años y la sobrevida ronda entre 19% y 20%. Si bien remarcó que se está “mejorando, la incidencia de los carcinomas y la mortalidad están aumentando”.
Para Cerisoli, una de las posibles razones que explica el ascenso puede ser “la epidemia de la obesidad”. Por otro lado, también aseguró que se observa que los pacientes que poseen la enfermedad localizada “tienen mayor chance de vivir a los cinco años”. Sin embargo, el gastroenterólogo evidenció que “la gran mayoría” de las personas que son diagnosticadas con cáncer de esófago ya tienen metástasis al momento del diagnóstico.
“El Barrett es poco frecuente y las chances de evolución al cáncer aún menos frecuente”, resumió. El porcentaje de pacientes que tienen esta evolución por año de seguimiento es entre 0,11% y 0,12%.
La efectividad del tratamiento
Según explicó Cerisoli, todos los pacientes con esófago de Barrett necesitan de un tratamiento, pero “la estrategia terapéutica tiene que estar basada en la determinación del grado de displasia”. La displasia es una transformación celular que puede derivar en cáncer, y se la clasifica en leve, moderada o grave. Existe esófago de Barrett sin displasia y con displasia.
Para hablar puntualmente de la ablación por radiofrecuencia, el gastroenterólogo tomó una estadística basada en 5.516 pacientes a los que se les hizo el tratamiento y se registraron las complicaciones consecuentes. En más de 15.665 sesiones de ablación una de las dificultades presentadas fue la estenosis: 4,5% por paciente y 1,5% por sesión. Por otro lado, Cerisoli comentó que sólo 28 pacientes tuvieron sangrado y menos de 1% tuvo que ser hospitalizado. Por último, dos únicos pacientes tuvieron una perforación.
En resumen, informó que “es un método que no registró mortalidad en el seguimiento” y que, además, “es seguro y efectivo en el tiempo”. Aun así, aclaró que “no existen procedimientos perfectos” y que los pacientes requieren de “mucho seguimiento y control”.