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Foto: Iván Franco

El hospital Maciel elaboró un protocolo de atención a personas en situación de calle que sean víctimas de agresiones

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Gerardo Eguren, el director del hospital, dijo que el protocolo se elaboró a raíz del incremento de personas atacadas que concurren a diario al centro.

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Leído por Andrés Alba.
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El hospital Maciel de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) elaboró un protocolo de atención a personas en situación de calle que sufran agresiones en la vía pública.

“Ante los lamentables hechos sucedidos” en los que personas en situación de calle que fueron agredidas tuvieron que ser trasladadas a centros de salud para ser atendidas, como producto de las lesiones infligidas por “bandas de personas inadaptadas”, se elaboró el protocolo con el fin de “tomar conocimiento” cuando el hospital reciba una persona con “tales características” para proceder de la siguiente forma, establece el borrador de la guía, al que accedió la diaria.

El director del hospital, Gerardo Eguren, dijo a la diaria que el protocolo se elaboró a causa del incremento de personas agredidas que concurren al centro de salud.

El primer punto establece que el médico deberá tomar “todos los recaudos” y tomar conocimiento de los hechos a través del relevamiento de datos personales del paciente y sobre “cuáles fueron los motivos de las lesiones”. En este sentido, el médico de guardia debe informar por medio del servicio 222 del centro para que “dé cuenta” de la situación a la seccional más cercana. En el caso de que la seccional no cuente con un móvil para trasladarse hasta el hospital, el funcionario deberá tomar la denuncia en papel.

Además, en los casos en los que el paciente se quiera retirar mediante su voluntad sin contar con el alta médica, “se debe poner en conocimiento a la Policía”. El protocolo también aplica para indocumentados o extranjeros. El documento aclara que la acción es posible no sólo con la actuación del hospital sino también con la colaboración de “todos los servicios gubernamentales”, de las organizaciones sociales y de toda la sociedad; por eso el protocolo pretende ser un “instrumento” para trabajar en conjunto, por ejemplo, con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides).

La medida también se pensó para las inclemencias del tiempo, ya que, junto con las agresiones, “menoscaban las posibilidades que tienen estas personas” de mejorar su situación y poder modificar su realidad, y eso hace “necesaria” la intervención de la colectividad.

“Ir al encuentro”

La “justificación” del protocolo detalla que en “innumerables situaciones” la institución atiende a personas sin identificar “que sufrieron lesiones que pueden provenir de diversas situaciones” que “no quieren exteriorizar” o “sienten miedo” a hablar por temor a represalias. Este procedimiento, en primer lugar, supone la oportunidad para que estos ciudadanos puedan acceder a los derechos sociales como cualquier otra persona, acercándolos a otros organismos.

Además, la propuesta pretende ser un “importante instrumento” en el marco de los procesos de intervención para posibilitar el “asentamiento y la estabilización” personal y territorial de las personas sin hogar. Para eso, se debe “optimizar la estadía del paciente en la institución y contactarlo con algún dispositivo de intervención” de calle, ya sea gubernamental o no.

La posterior individualización permitirá que las personas puedan acceder a las prestaciones sociales del Mides u otras instituciones públicas y privadas que mejoren su situación.

A su vez, en muchas circunstancias, estas personas “no quieren dar sus datos” o se van del centro asistencial sin recibir el alta médica; por ello, “es primordial” tratar de cumplir el protocolo y antes que nada llenar el formulario. Las personas sin hogar requieren un modelo de respuesta que se concreta en “acercarse y dialogar mientras están siendo atendidos”, es decir, es bueno “ir al encuentro” de estas personas, ya sea en la puerta de emergencia o en las policlínicas que se atienden.

En resumen, el objetivo general es que la respuesta “se adapte” a cada persona. Se debe partir de las características personales, de sus potencialidades y de los recursos con los que se cuenta para el diseño personalizado de la intervención. A su vez, lograr la proximidad a través de las estrategias de intervención y desde la cercanía y globalidad para abordar todas las necesidades y demandas de las personas sin hogar.

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