¿En qué rubro te desempeñás y hace cuánto tiempo?
Con mi madre tenemos desde hace un año y medio un puesto en la peatonal Sarandí, frente al Registro Civil, donde vendemos arroz de colores para tirar en los casamientos, ya que es una tradición en Uruguay. La gente se entusiasma cuando ve los colores, y aparte, cada color tiene un significado, por ejemplo, el rojo es pasión.
Desde que empezamos, le fuimos buscando la vuelta, y fuimos agregando varias cosas más. Mi mamá también hace ramitos, que la gente precisa porque se olvida, también timbres profesionales para el nacimiento, los ganchillos para cuando se rompen los vestidos, unas curitas porque a veces duelen los tacos, vemos lo que la gente necesita.
Había una señora que lo hacía antes. Mamá se enteró de que ella se iba, fue a averiguar, y desde ese momento empezamos, y acá estamos, todos los días desde las 8.00.
¿Cómo les afectó la pandemia?
Al principio afectó mucho, estábamos todos en cuarentena, y estaba el miedo. Ahí es cuando se complicó de verdad. En el puesto estaba mucho más lento, podíamos estar mucho rato y no vender nada, nada en todo el día. Hubo un momento en que los casamientos se cancelaron, pero seguían los nacimientos.
Después se empezó a mover de a poco. Para mí es importante tener buena energía y no bajonearse, porque ayuda pila. La gente viene porque es un lindo lugar para estar, está bueno mantener esa energía.
Cuando empezó todo esto, vimos que la gente se olvidaba de sus tapabocas y se iba, y dijimos ¿y nosotros por qué no hacemos tapabocas? Entonces, compramos tela, mi mamá se puso a coser, y eso cambió mucho.
Cuando no había ningún casamiento, se empezó a vender menos arroz por un tiempo. Sólo se registraba a los bebés, una vez cada determinados días, pero como no nos avisaban, veníamos igual y esperábamos. Los timbres sí que nunca aflojaron, la gente tiene hijos igual, con o sin pandemia.
¿Qué fue los más difícil y qué fue lo más sencillo?
Las esperas y no saber qué pasará fue difícil, pero se aprende. El consumo bajó bastante, pero estamos buscando cómo arreglarnos.
¿Qué te parece que va a pasar en el futuro?
No sé, la verdad que nosotros esperamos que venga más vida a esta zona, para mí tiene que volver la gente, los barcos, el turismo, ahí sí creo que vamos a repuntar.
Este lugar tiene algo lindo, porque no hay nadie de mal humor. La gente se casa y los bebés nacen, y eso está bueno, hay que aprovecharlo.
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