El director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, manifestó este miércoles que la situación generada por el impacto del nuevo coronavirus “ya no es sólo una crisis mundial de salud, también es una importante crisis económica y del mercado laboral que está teniendo un gran impacto en las personas”.
Ryder recordó cómo abordaron los gobiernos la crisis económica de 2008. “El mundo presentó un frente unido para abordar las consecuencias de la crisis financiera y se evitó lo peor”, dijo, según citó un comunicado de la propia organización. “Necesitamos ese tipo de liderazgo y resolución ahora”, agregó el funcionario.
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De acuerdo con la evaluación de la OIT, el nuevo coronavirus podría destruir 25 millones de empleos. Para evitarlo, la organización llama a los estados a adoptar “medidas urgentes, a gran escala y coordinadas basadas en tres pilares: proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo, estimular la economía y el empleo, y sostener los puestos de trabajo y los ingresos”.
Entre esas medidas menciona algunas para evitar la pérdida de empleo, como los subsidios estatales y las vacaciones pagas para trabajadores; el apoyo a las pequeñas y medianas empresas con alivios fiscales y ayudas financieras; y los préstamos dirigidos sobre todo a los sectores más afectados.
Para la OIT, el mejor escenario es de una pérdida de 5,3 millones de empleos, y la “hipótesis extrema” sería la eliminación de casi 25 millones de puestos de trabajo de los 188 millones que se registraban en 2019 en el mundo. Si se llegara a esa situación, la pérdida de empleos sería peor que la de 2008, cuando fue de 22 millones.
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Junto a ese fenómeno, según prevé la OIT, se generaría también un crecimiento del subempleo, que en este caso no podría ser compensado con trabajo por cuenta propia, debido a las restricciones de movimiento que se aplican en distintos países. Por lo tanto, caerían los ingresos, el consumo y también esto afectaría a la economía y a las empresas.
A su vez, crecería la desigualdad. De acuerdo con esta evaluación, los trabajadores con empleo más precario, sobre todos los más jóvenes y los mayores, serían los más afectados, al igual que los migrantes y las mujeres. En el caso de las trabajadoras, la OIT señala que son más vulnerables porque “las mujeres tienden a predominar en los empleos de baja remuneración y en los sectores afectados”.
Según señaló la agencia de noticias Efe, 58,6% de los trabajadores del área de servicios en el mundo son mujeres. Del mismo modo, las mujeres se encargan en mayor medida que los hombres de las tareas de cuidados de niños –en momentos en que cierran las escuelas– y de otras personas dependientes.
Ante esta situación, Ryder llamó a promover “el diálogo social activo entre los trabajadores y los empleadores y sus representantes”, porque “es vital para fomentar la confianza del público y el apoyo a las medidas necesarias para superar esta crisis”.