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Rafaela Molina.

Foto: Mariana Greif

Trabajo en tiempos de pandemia: Rafaela Molina

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¿En qué rubro te desempeñás? ¿Hace cuánto?

Mi rubro es la danza. Doy clases de danza contemporánea, de ballet clásico y entrenamientos, y a niños chicos de expresión corporal y danza a través del juego.

Foto: Mariana Greif

¿Cómo modificó la pandemia tu actividad? ¿Pudiste adaptarte o tuviste que cambiar de rubro?

Al principio fue una semana de shock, unos días de depresión. Desde que empezamos en este local hicimos un curso de verano; estábamos moviéndonos bastante y de una semana para otra todos dejaron de venir. A la semana siguiente del shock empecé a hacer entrenamientos online por Instagram [@garabatos_uy] de onda, para mantener la movida, y después fui hablando con las alumnas de seguir las clases por Zoom. Les planteé que yo quería seguir dando clases, que veníamos de un proceso de un mes, que si cortábamos después había que empezar de cero de vuelta; les dije que si podían seguir abonando la cuota bien, y si no dependiendo de cómo estuviera la situación económica en la casa lo íbamos viendo. No es lo mismo la cercanía con los alumnos, el compartir, la energía; una sesión muy larga por internet se puede hacer medio cansadora, y se dispersan con las cosas que los rodean, pero es algo, y se puede.

Foto: Mariana Greif

¿Qué es lo que más te complicó? ¿Y qué fue lo que te resultó más sencillo?

Fue complicado adaptarse, ver la forma de hacer las clases, buscarle la vuelta. Al principio lo hacía con ellas a la vez, pero era muy difícil mirarlas para corregirlas, entonces ahora me siento más frente a la compu y las corrijo, y les voy mostrando cuando es necesario. Con los entrenamientos también intento que ellas sigan activas, aunque no es lo mismo que caminen todos los días, que se movilicen, que estar en la casa. La energía es otra cosa. Mantener la motivación es difícil, en las clases de danza contemporánea usualmente trabajo mucho desde lo sensorial, desde la percepción, la idea, desde dónde parte el movimiento, hacia dónde, qué quiero expresar, cómo quiero transformar mi cuerpo en función de la danza, e internet es una barrera por ese lado. Además, cada uno tiene su dispersión: tiene su familia, sus mascotas, su condicionamiento, sus horarios, entonces es difícil llegar a ese lugar por internet, pero es buscar maneras, usar otros recursos. Yo trabajo con un público joven, la mayoría tienen entre 17 y 30 años, y de ellas varias han seguido, pero también les estaba dando clases a niñas chiquitas, en una escuela; en ese caso una clase por Zoom es imposible. A las niñas a veces les mando alguna tarea, y en la escuela se canceló todo. Por otro lado, tengo una alumna nueva, por Zoom, que es una tremenda sorpresa. Descubrí que se puede. No podría hacer esto todo el año, pero se puede y aprendí mucho; con la crisis viene toda la inventiva.

Foto: Mariana Greif

¿Qué te parece que va a pasar? ¿Podrás aprovechar algo de todo esto más adelante?

Yo me imagino que en un par de meses algunas podrán volver a venir, con los cuidados que requiere. Está muy bueno el tema de las redes, la difusión, la ayuda social que tienen la capacidad de ofrecer; hay gente que quiere entrenar, que está en una situación económica complicada y no puede normalmente, y entonces poder ayudar por ahí está bueno. Se abrió una puerta, que yo no había contemplado. Yo de repente me volví youtuber. Nunca había hecho tutoriales ni hablado frente a una cámara; al principio me sentía una boluda y ahora me estoy adaptando, enfocando en ser clara. Es un buen aprendizaje. Por otro lado, a raíz de todo esto se me ocurrió hacer un grupo en Facebook con gente que conocía de diferentes lugares, que se llama “Ballet por todos lados”. Tenemos una maestra cubana y una maestra uruguaya, y estamos haciendo clases de ballet por Zoom con bailarines de todo el mundo, gratis, para juntarnos y darnos ánimo, ayudarnos entre nosotros, bailar, movernos, con bailarines y actores de Ecuador, México, Brasil, España, Cuba, Argentina y otros. Estas cosas, que no iban a surgir de otra manera si no fuera por la pandemia, se dieron a partir de que estamos aislados; siempre había querido volver a tomar clases con Ariadna Suárez, la maestra cubana, y sólo a raíz de esto surgió.

Foto: Mariana Greif

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