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Vendedor callejero en la peatonal Sarandí, Montevideo (archivo, noviembre de 2020).

Foto: Iván Franco

Los migrantes recientes ganan 15% menos que los uruguayos en igualdad de condiciones, según estudio

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La brecha salarial sube a 27% entre los trabajadores de ingresos bajos, pero se revierte entre los de ingresos altos.

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Leído por Mathías Buela.
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En iguales condiciones, los trabajadores extranjeros recién llegados a Uruguay ganan en promedio 15% menos que sus pares uruguayos, lo cual esconde otras desigualdades. Por ejemplo, los migrantes recientes de ingresos bajos cobran 27% menos que los uruguayos; los de ingresos medios, 10% menos. La tendencia, no obstante, se revierte en el escalón de ingresos altos: los migrantes recientes perciben una remuneración 14% superior a la de los uruguayos.

Estos y otros datos de la investigación “Inmigración y desigualdad en el mercado de trabajo uruguayo” fueron expuestos recientemente en un conversatorio organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Uruguay, que contó con la participación de representantes del Parlamento, la sociedad civil y la academia.

El estudio de Clara Márquez, Victoria Prieto, Ana Escoto y Fabiana Espíndola abordó las condiciones desiguales en la búsqueda de empleo, las actitudes de empleadores y compañeros de trabajo hacia los extranjeros y algunas prácticas de discriminación, entre otros elementos. De entrada, el estudio advierte una “desigualdad sistemática”.

“En promedio, para el conjunto de los individuos, a igual sexo, edad, educación, ocupación y antigüedad en el empleo, la población migrante está ganando 15% menos cuando lleva menos de cinco años en Uruguay”, resumió Prieto en el conversatorio; aunque puntualizó que la diferencia “desaparece” después de los primeros cinco años de residencia en el país.

“Una cuestión política”

Luego de la presentación de los principales resultados de la investigación, hubo comentarios de Valeria España, abogada especializada en derechos humanos; Verónica Amarante, profesora de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República; y Rodrigo Goñi, diputado del Partido Nacional y actual presidente de la Comisión Especial de Futuros del Parlamento, cuya agenda para este año es justamente “el futuro del trabajo y el trabajo del futuro”.

Goñi manifestó su voluntad de “empezar a visibilizar” un tema que “no ha estado en la agenda”. A su juicio, la migración es “una cuestión política” que “tiene su costo” a nivel partidario. “¿Por qué no sale ningún diputado o senador a ponerse la bandera de todos estos temas que estamos hablando acá? Porque tienen miedo de cómo va a reaccionar la opinión pública”, aseguró.

Según Goñi, Uruguay “tiene muchísimo para ganar si da un paso más audaz” en su política migratoria, pero indicó que ese paso requiere una decisión “más o menos consensuada” entre la mayoría del sistema político. El diputado nacionalista se comprometió a darle “un espacio en la agenda” de la Comisión Especial de Futuros para luego debatir “si queremos dar pasos más ambiciosos, más audaces”.

A su turno, España afirmó: “Acá la radicalidad o los pasos audaces son el reconocimiento de derechos. Estamos lejos de pensar cosas muy novedosas”. De todos modos, en sintonía con Goñi, manifestó que “Uruguay puede tener la mejor política migratoria del mundo”, siempre y cuando se afronte como “una política de Estado”.

España comentó que las personas migrantes “se enfrentan a barreras específicas y van pagando cierto derecho de piso frente a los nativos”. Si bien con el transcurso del tiempo “eso se va disolviendo”, mencionó que después aparecen “nuevas barreras” que obstaculizan la inserción laboral de manera plena. “En la medida en que el acceso a la igualdad -formal y sustantiva- no sea un hecho, la discriminación se va a ir presentando durante la trayectoria de vida del migrante”, agregó.

Por su parte, Amarante comentó que existe una “tensión” entre el discurso, reflejado en encuestas de opinión que ubican a Uruguay como uno de los países con mayor disposición a la recepción de migrantes, y el comportamiento real y concreto.

Además, planteó un matiz con la “desaparición” de la brecha salarial entre uruguayos y extranjeros luego de los primeros cinco años de permanencia en el país. “Me pregunto si no es un tema de selección: aquellos a los que les fue mal no se quedan en Uruguay”, apuntó. A su criterio, “eso habría que aclararlo un poco mejor”, dado que “es muy distinto decir que a la larga se van incorporando y que esa diferencia salarial va desapareciendo, que la otra posibilidad”.

Restitución del derecho

El estudio señala que la legislación vigente y sus mecanismos de control “son aún poco conocidos entre empleadores y trabajadores”. Por lo tanto, recomienda fortalecer la implementación y el cumplimiento de la normativa “informando y formando acerca de los derechos de los trabajadores” y “teniendo en cuenta las particularidades de las situaciones de movilidad”.

En tal sentido, Márquez, coordinadora del proyecto, afirmó en el conversatorio que el Estado uruguayo debería atender “la especificidad de los migrantes”. “A los migrantes les ocurren cosas específicas. Hay mecanismos específicos de reproducción de desigualdades y son esos mecanismos los que hay que desarmar”, expresó.

“Por lo general, el migrante es una persona desinformada. Estamos pensando en migrantes de América Latina que vienen de contextos laborales sumamente desregulados. Entonces, además de estar desinformados, no se sienten con el derecho a consultar ni a presentar una denuncia. Hay mucho trabajo que hacer en restituirle ese derecho al migrante”, añadió Márquez.

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