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Ayer se inauguró en forma oficial la nueva terminal de pasajeros del Aeropuerto Internacional de Carrasco.

Unos le encuentran un aire de médano, para otros la estructura busca emular la geografía levemente ondulada del país. Hay quienes creen que se asemeja a un ojo entrecerrado, a un ala, a un parapente o a una inmensa pista de skate. Lo cierto es que la nueva terminal de pasajeros, diseñada por el arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, es considerada por muchos una obra de arte de la arquitectura contemporánea. Además de llevar la rúbrica de uno de los arquitectos más prestigiosos del mundo, el flamante edificio “dará un servicio mejor, más rápido, más lindo y más eficiente a un número mayor de pasajeros”, según el propio director del aeropuerto.

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El nuevo Aeropuerto Internacional de Carrasco, ubicado sobre la ruta 101, estará operativo dentro de un mes cuando se cierren definitivamente las puertas de la vieja terminal, que aún está en funcionamiento. Ayer se realizó la inauguración oficial, que contó con la presencia del presidente de la República, Tabaré Vázquez; el ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi, y Eduardo Eurnekián, director de Corporación América, propietaria de la concesionaria del aeropuerto, Puertas del Sur SA. Además de ex presidentes uruguayos, representantes del Poder Judicial, Legislativo, embajadores, prensa nacional e internacional.

La obra, que comenzó a realizarse en 2007, representó una inversión de 165 millones de dólares. Se estima que más de tres millones de pasajeros por año podrán utilizar el aeropuerto, más del triple de los que lo utilizan actualmente. La superficie de la nueva terminal es de 45.000 metros cuadrados, más de tres veces la superficie actual de 12.000 metros cuadrados. Un gran techo de triple curvatura se extiende por casi 400 metros sobre toda la longitud del edificio, sobrepasando sus extremos y descansando sobre el suelo.

El diseño arquitectónico buscó generar grandes transparencias y una sensación de amplitud en los espacios públicos. Para lograr este concepto, la parte superior del edificio cuenta con una extensa y envolvente superficie vidriada inclinada, de aproximadamente 8.000 metros cuadrados, que permite optimizar el uso de la iluminación natural y brinda visuales abiertas hacia la plataforma y el predio aeroportuario.

El director de obra, Mario Di Marco, dijo a la diaria, que el impresionante cielorraso, que llega a tener 30 metros de altura, está conformado por tela tensada traída de Francia, de última generación, que no requiere mantenimiento. “No sólo es un edificio luminoso sino que es un edificio inteligente. Los materiales que predominan son granito, vidrio y acero”, agregó Di Marco.

Se utilizaron 4.000 toneladas de acero, casi 14.000 metros cuadrados de granito en el exterior y 23.000 metros cúbicos de hormigón. Estos números dan una idea de las dimensiones del emprendimiento.

Mariano Arana, profesor de Historia de la Arquitectura Contemporánea, recordó que Viñoly ha realizado obras magníficas de la arquitectura moderna de la segunda mitad del siglo XX, en distintas áreas, que se plantean con una solvencia envidiable, con una contención de elementos expresivos verdaderamente emblemáticos.

En el caso de la nueva terminal destacó “la forma en que conjuga una estructura particularmente audaz -sin aventurismos-, una estructura metálica relativamente esbelta para el enorme volumen techado, y lo resuelve en términos de una sencillez extraordinaria. Es un gran gesto que se percibe como una unidad desde lejos, con un gran manejo cromático en el que predomina el granito gris”, dijo, y agregó que las conexiones con las terrazas en los distintos niveles y la comodidad de las dos rampas la convierten en una de las obras más complejas del país.

La nueva terminal cuenta con dos niveles principales, con vialidades diferenciadas para los flujos de arribos y partidas, de modo de evitar el cruce de pasajeros y público. Tiene ocho puertas de embarque, cuatro de ellas equipadas con mangas telescópicas, 44 posiciones de check-in, 24 mostradores de Migraciones, estacionamiento para 1.200 automóviles (el doble de la capacidad actual), además de una extensa área comercial.

Di Marco destacó el sistema de seguridad, que emplea tecnología de última generación, y dijo que durante la realización de las obras le impresionó el modo en que Viñoly resolvía inmediatamente cada uno de los dilemas que se presentaban.

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