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David Texeira, Mario Risso y Diego Ferreira, el sábado, tras el gol de Defensor Sporting ante Danubio, en el estadio Luis Franzini.

Foto: Javier Calvelo

Defensor no quedó conforme

2 minutos de lectura
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Intenso partido en el Parque Rodó: empate 1-1 benefició a Danubio.

Fue intenso, combatido más que jugado, peleado a la uruguaya, también estresante para el hincha. Espectáculo dentro y fuera de la cancha, con las tribunas muy bien cubiertas. Se esperaba más desde un punto de vista estrictamente futbolístico, hablando de técnica individual y colectiva: en eso no convenció.

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Danubio demoró la difusión de su formación. Tenían una sorpresa: Daley Mena sería titular y entrarían con tres delanteros, de derecha a izquierda, el brasileño Anderson Gonzaga, el veterano y eficiente goleador Bola González y el colombiano antedicho. La idea era complementar ese trío, teóricamente inquietante, con la presencia cercana del Chino Recoba, quien -vamos a decirlo de primera y desde el agradecimiento a quien tanta calidad nos regaló- se mostraba fuera de forma futbolística luego de varios fines de semana sin jugar oficialmente y, por eso, aportó muy poco, sólo chispa de yesquero gastado; fue una lástima.

La primera media hora fue muy pareja aunque Defensor sacaba ventaja de una mediacancha más numerosa y sin fisuras, donde el Paragua Aranda, Facha Ferreira, el Torito y el zurdo Diego Rodríguez rendían más -lógicamente- que Míguez, Riquero y el Chino. De todas formas, Danubio equilibraba con las subidas de Tais y el empuje del brasileño Anderson por derecha y, sobre todo, con los arranques sorprendentes de Daley, por izquierda, buscando la sociedad de Recoba. En la retaguardia ambos equipos tenían la situación controlada salvo el juvenil lateral izquierdo Sebastián Diana, que se veía en problemas ante las subidas Damián Suárez y Aranda.

Desde la media hora, la fluidez del juego violeta comenzó a predominar y las llegadas fueron más peligrosas, hasta que Nacho Risso encontró la fórmula y Texeira le respondió para concretar la apertura del tanteador y así irse al descanso con la tranquilidad del deber cumplido… parcialmente.

El segundo tiempo empezó con una sorpresa fuerte. Apenas comenzado hubo un tiro libre que posibilitaba el tiro directo, Recoba aportó allí su inquietante presencia, Tais ensayó la tradicional pasada por arriba de la pelota y Míguez le prendió con fuerza y dirección, toquecito en la barrera y empate.

Volver a empezar. A los ocho minutos Defensor repitió su fórmula de gol: Risso a Texeira y la pelota adentro del arco ya con el asistente Robert Muniz anulando la acción, dejando la duda sobre la justicia de lo decidido y vigente la igualdad.

Un cabezazo de gol de Perrone ante centro de Daley Mena atajado por Martín Silva fue la gran ocasión para ganar el partido que tuvo Danubio a los 38 minutos. Defensor tuvo más: un mano a mano de Texeira y Goicoechea ganado por el golero de decisiva acción a los 22, un excelente pase atrás -otro más- de Ignacio Risso que el Torito desvió a los 24, un centro de gol de Argachá desperdiciado por el cabezazo rozado de Texeira desde la zona picante del área a los 32, y el doble cabezazo de Aranda a los 36, el primero pegando en el horizontal y en el rebote afuera.

Y el final nervioso, vibrante, también inseguro y cargado de incertidumbres, llevó a que, con el reparto de dos puntos, Defensor perdiera la doble punta de Clausura y tabla anual. Danubio terminó el partido no contento pero con cierto alivio. La visita al Franzini pudo terminar peor. Desde la tribuna oficial el grito cruzado no era estimulante: “Danubio, festejá el empate”, se escuchaba entre otras cosa por el estilo. Defensor no quedó nada conforme y es comprensible, le pudo ir mucho mejor.

Gracias por el esfuerzo a los dos. Otra vez será.

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