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Concentración de apicultores en las puertas del Ministerio de Ganadería, donde se movilizaron para denunciar la muerte masiva de abejas, provocada por el uso de agroquímicos en los monocultivos de soja y eucaliptus. (archivo, junio de 2009)

Foto: Victoria Rodríguez

Ni tanto ni tan poco

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Mieles uruguayas no ingresan a Alemania por tener polen transgénico.

Esta semana circuló la noticia de que la miel uruguaya no podrá comercializarse en la Unión Europea y que ésta le quitará el estatus de “miel natural” luego de detectar la presencia de polen transgénico. Pero la información no es exactamente así: si bien se halló ese polen, el rechazo a comprar las mieles fue puesto por empresas alemanas y no por los organismos oficiales europeos. Apicultores, exportadores y el gobierno uruguayo intentan destrabar la situación, interpretada hasta el momento como una barrera no arancelaria.

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La gran mayoría de la miel que se produce en nuestro país se exporta, principalmente a países europeos y a Estados Unidos. Este año empresas alemanas han frenado la importación de mieles uruguayas, y los exportadores debieron redireccionar los contenedores hacia otros destinos.

Christophe Lhèritier, presidente de la Asociación de Exportadores de Miel (Adexmi) explicó a la diaria que a partir de un juicio que entabló un apicultor alemán a la empresa Monsanto por haber detectado en su miel polen del maíz transgénico MON 810 (patentado por Monsanto y plantado próximo a su zona en el sur de Alemania), el Tribunal de Justicia de la Unión Europea tiene que dictar sentencia respecto a la forma de comercializar mieles en las que detecte la presencia de transgénicos. Indicó que a partir de ese dictamen pueden pasar dos cosas: que se mantenga la reglamentación actual, que requiere que los productos que contienen más de 0,9% de elementos genéticamente modificados deben tener una etiqueta que los señale como tales; o disociar la miel del polen para que ese límite de 0,9% se calcule en base a la miel y no al polen, que son mínimas partículas en el total. Para que se falle por esta última opción presionan los abogados defensores de los apicultores.

Lhèritier afirmó que si bien el Tribunal no se ha expedido por ninguna de las dos opciones, las empresas alemanas están trancando la compra del producto uruguayo “por las dudas”, para no hacer stock de un alimento que luego puede portar la etiqueta de “transgénico” y que esa condición es para todos los países a los que les compra, y que en la región, al igual que Uruguay, están afectados Brasil, Argentina y Chile.

Adexmi y la Sociedad Apícola Uruguaya (SAU) solicitaron a la Unidad de Asuntos Internacionales del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) que se contacte con magistrados del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Cristina Vaz, integrante de esa unidad, explicó a la diaria que a nivel oficial Uruguay está participando en foros internacionales que, en forma general, están “buscando soluciones a la situación de trabas comerciales que genera esta exigencia de normas privadas en el mercado internacional”, y que a fines de junio se asistirá al Comité de Medidas Sanitarias de la Organización Mundial del Comercio que está tratando el tema. Vaz agregó que “las posiciones de Uruguay son compartidas y coordinadas por muchos otros países en desarrollo y en especial por los socios del Mercosur”.

Calidad natural

Gustavo Fripp, integrante de la Mesa Apícola Departamental de Colonia, dijo esta semana a Radio Uruguay y al diario La República que la miel uruguaya perdería el estatus natural al comprobarse que parte de alimentos no naturales.

En cambio, Álvaro Guerrero, presidente de la SAU, sostuvo en diálogo con la diaria que “la miel uruguaya no perdió el estatus natural”. Detalló que la miel es un procesado de la abeja a partir del néctar de las flores y que “aparte del néctar contiene propóleos y granos de polen que no son su componente fundamental”. Agregó que a partir del procedimiento de ultrafiltrado puede quitarse el polen de la miel en el momento en que es sacada de la colmena, y que si se hiciera eso “la miel no tendría polen y por lo tanto, polen de transgénicos, pero entendemos que cuando un producto natural se somete a un proceso de ultrafiltración, o de calentamiento, se está alterando el producto natural, porque no lo comés tal cual sale de la colmena. De ese modo no tengo elementos transgénicos, pero estoy alterando sus cualidades naturales milenarias”. Guerrero entiende que mientras la miel sea sacada de la colmena tal cual la producen las abejas, siempre va a ser natural, aunque las abejas hayan estado en plantas transgénicas.

Algo similar sostiene Estela Santos, bióloga y técnica apícola, quien dijo a la diaria: “Que la Unión Europea considere que nos va a sacar el estatus de miel natural porque tenga algún porcentaje de miel de soja me parece muy inapropiado, porque los mayores constituyentes de la miel son cosas más valiosas, como minerales y azúcares, una millonésima parte de lo que es la miel podría contener alguna partícula de estos elementos transgénicos”.

Santos, quien con un grupo de docentes de facultad de Ciencias y de Agronomía participó recientemente de un estudio del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) para conocer la productividad de las abejas en los cultivos de soja, afirmó que “la miel nunca es unifloral, nunca vamos a tener una miel únicamente de soja, porque la abeja nunca se queda con un ambiente monofloral. En un estudio colocamos una colmena en medio de 600 hectáreas de soja y vimos que la abeja es capaz de volar seis kilómetros para buscar otros recursos para alimentar su cría, la composición de la miel nunca llega a ser solamente de soja”. Indicó que lo que marcan los resultados es porque hay partículas de polen de soja y en menor medida maíz transgénico, cultivos presentes en todo el país.

La apicultura fue declarada en crisis en febrero de 2009, pero la zafra de 2010-2011 promete ser récord de producción. Esta vez hubo condiciones climáticas favorables que permitieron una buena variedad floral. Además, Fripp dijo a la diaria que otro aspecto a favor en esta zafra fue la sanidad de la soja durante el verano pasado, que permitió que se le hicieran “sólo una o dos aplicaciones de fitosanitarios, cuando otros años se le hacen siete u ocho”, evitando así grandes mortandades.

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