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Un golazo

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Con Juan Manuel Olivera, delantero de Peñarol.

Juan Manuel Olivera está viviendo su tercera época en el fútbol profesional uruguayo. El flaco fue campeón con Danubio, club en el que surgió, pero ha sido en esta temporada con los carboneros que ha conseguido consideración y notoriedad. Con natural buena disposición atendió a la diaria, a pocos días del partido más importante de su vida y en medio de las dudas acerca de su presencia en el partido en Pacaembú por el golpe que recibió en el hombro en la primera final.

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-¿Qué es Peñarol?

-Una institución muy grande en América y en el mundo, donde estoy viviendo cosas que nunca imaginé. Día a día me sorprende más la gente, la hinchada.

-¿Cuándo se dieron cuenta de que podían llegar tan alto en la Copa Libertadores?

-Fuimos encarando cada partido como si fuera una final. No sabíamos hasta dónde íbamos a llegar, simplemente pensábamos en el partido siguiente.

-Peñarol ha jugado dos finales contra equipos brasileños: en 1961 le ganó a Palmeiras y en 1962 perdió con Santos. Pero en ninguno de los dos casos perdió como visitante. ¿Se puede repetir la historia en Pacaembú? ¿Santos es el rival más duro?

-Ojalá que sí, es la ilusión que todos tenemos. Creo que Santos es el rival más duro que hemos enfrentado, pero Vélez Sarsfield estuvo difícil y fue también un rival muy complicado.

-En la primera final en el Centenario sufriste un golpe en tu hombro derecho te colocaron una férula para inmovilizarlo. ¿Cómo te sentís para disputar la segunda final?

-Estoy dolorido pero gracias a Dios me estoy recuperando. No me rompí nada, pero el dolor es intenso. En estos días traté de mejorarme lo más posible para poder estar a la orden para el partido del miércoles.

-¿Qué sentiste cuando ingresaste al Centenario el miércoles pasado?

-Una emoción muy grande, se veía maravilloso el estadio. La fiesta en las tribunas fue muy emociónate.

-¿Qué expectativas tenías al comenzar el año?

Lo que quería era jugar, ganarme un puesto y pelear los torneos que teníamos por delante.

-La última vez que los aurinegros levantaron la Copa Libertadores fue hace 24 años en la ciudad de Santiago de Chile, con el gol que convirtió el actual entrenador, Diego Aguirre. ¿Qué mensaje le darías a la hinchada de Peñarol?

-El mismo que cuando arrancamos. Este plantel va a dejar todo y va a hacer lo imposible para darle una alegría a la gente. En la Copa Libertadores viví emociones únicas.

-¿Diego Aguirre?

-Un muy buen entrenador que me abrió las puertas de un club tan grande. Siempre le voy a estar agradecido.

-¿Juan Manuel Olivera?

-Un chico normal que vivió una infancia hermosa y cumplió el sueño de vivir de lo que le gusta, con una vida tranquila y muy familiar.

-¿Cómo fue tu infancia? ¿Dónde te criaste?

-Viví toda mi vida en el Cerrito de la Victoria. Siempre la pelota estuvo presente, pasaba jugando al fútbol con mi hermano. Tuve una infancia muy feliz.

-¿Siempre quisiste ser futbolista profesional?

-Las cosas se fueron dando. En un momento de mi vida dije: "Esto es lo que quiero hacer para vivir", me dediqué más y obvio que me lo propuse. Cuando sos chico no pensás, jugás porque te gusta.

-¿Cuándo te diste cuenta de que podías vivir de esto?

-Creo que fue en quinta división. Yo estaba estudiando pero dije: "Me quiero dedicar en serio al fútbol y voy a poner todo de mí”, y eso fue lo que hice.

-¿Cómo fueron tus comienzos en el fútbol?

-A los cuatro años empecé en el baby en un cuadro de barrio. A Danubio llegué a los diez años cuando me invitó una persona del club que se encarga de mirar jugadores.

-¿Por qué el puesto de delantero y no otro?

Arranqué jugando de lateral, después pasé de cinco y a los dos años desde que llegué a Danubio me pusieron de nueve. Empecé a hacer goles y me encantó esa posición.

-¿Tu familia siempre te apoyó en tu decisión de dedicarte al fútbol?

-Sí. A mi madre mucho no le gustaba, pero todos siempre me apoyaron y me llevaban a entrenar mis padres y mi abuela materna.

-¿Quiénes y que cosas marcaron tu adolescencia?

-Los amigos, el liceo, donde tenía un montón de amigos, la pasaba súper bien. No me exigía mucho para estudiar y sin embargo pasaba. Después el fútbol me hizo crecer y madurar.

-¿Te privaste de cosas por ser futbolista profesional?

-No sé si me privé... dejé cosas de lado, como cumpleaños de 15: de diez me perdía nueve, pero era una decisión que yo había tomado y no me molestaba. De repente me daba un poco de envidia cuando mis compañeros me contaban lo que habían hecho y yo me había acostado a las diez de la noche porque tenía que entrenar al otro día.

-¿Trabajabas antes?

-En un momento, no sé si era porque estaba de vacaciones o qué, ayudaba a mi padre a repartir carne, lo acompañaba en la camioneta. No sé si era un trabajo, pasaba mis horas, pero duró muy poco. No sé si llegué a las tres semanas (risas).

-¿Tu vida ha cambiado por ser una persona pública?

-En Uruguay no tanto, no dejo de hacer cosas. Sí trato de tener cuidado, no por el qué dirán sino porque está el que agranda todo: si vos estás a la una de la mañana en un lugar, dicen que te quedaste hasta las cinco; si tomaste una cerveza, en realidad eran diez.

-¿El futbolista está sobrevalorado en la sociedad?

-Puede ser. Siempre es tema de conversación.

-¿Qué me podés decir del campeonato con Danubio en 2004?

-Fue extraordinario aunque yo sólo jugué el Clasificatorio que ganamos. Lo viví con mucha intensidad porque era mi primer campeonato y también anoté varios goles.

-¿Te imaginaste que ibas a ser el goleador?

-La verdad que no, para nada. Cuando vine pensaba hacer unos cuantos goles porque sabía que era lo que me iba a llevar a poder irme nuevamente, pero nunca pensé que iba a salir goleador de uno y menos de dos de los torneos que jugué.

-¿Qué significa Danubio para vos?

-Es una parte muy importante en mi vida, tengo un montón de amigos y viví cosas muy lindas y también tristes. Es un hogar para mí.

-¿Gerardo Pelusso?

-Un excelente entrenador y una mejor persona. Con él ganamos el campeonato en 2004.

-¿Quiénes son tus referentes?

-Siempre admiré a Enzo Francescoli.

-¿Qué le mirabas técnicamente?

-Todo. Era un crack. Cómo jugaba, cómo demostraba ser fuera de la cancha como compañero.

-¿Qué te ha dejado tu experiencia en el exterior?

-Un montón de cosas, experiencias, maneras de actuar, de pensar; maduré muchísimo.

-¿Cómo te definirías como futbolistas y como persona?

-Como persona soy bastante sencillo, me gustan las cosas simples, creo ser un ser humano honesto y muy familiero. Como futbolista, un deportista con muchas ganas de progresar, de salir adelante y de ser cada día mejor jugador.

-En cualquier actividad de la vida es fundamental tener ganas.

-Yo creo que sí. Si a lo que hacés, sea lo que sea, no le ponés lo mejor de vos, seguramente las cosas no salgan bien.

-¿Cuál es tu máximo orgullo como futbolista?

-Haber jugado en los cuadros en que jugué y tener la posibilidad de vivir de esto que tanto amo.

-En el exterior jugaste en San Lorenzo de Almagro (Argentina), Cruz Azul (México), Universidad de Chile en dos oportunidades, Suwon Samsung Bluewings (Corea del Sur), Shaanxi Chanba (China), Libertad (Paraguay), Al-Shabab (Arabia Saudita). Contanos un poco de cada club.

-En San Lorenzo sufrí porque era mi primera salida del país y no jugué aunque tenía mucha ilusión. Lo positivo de ese momento es que es una institución muy grande, que lleva mucha gente y es reconocida mundialmente. En Cruz Azul no jugué casi nada. Lo que rescato como positivo es que se trata de otra institución muy grande y económicamente muy fuerte; como contrapartida, lo negativo era el país en el que estaba. En Universidad de Chile todo fue positivo. En la primera etapa de la U volví a jugar, a estar feliz. Llegamos a la final y dejé una buena imagen. En la segunda oportunidad tuve un año y medio maravilloso. En Corea y en China me fue bien, jugué mucho y pasé muy bien. El equipo de Suwon Samsung es el cuadro que lleva más gente y los hinchas son muy fanáticos. Por otra parte, la infraestructura del club es de primer nivel. En Libertad salí bicampeón pero no tuve mucha continuidad. En Arabia Saudita estaba futbolísticamente bien, el equipo era dirigido por el cuerpo técnico de Jorge Fossati. No obstante, el día a día era muy duro porque la cultura es muy diferente a la nuestra y mi familia pudo ir recién a los dos meses.

-Saliste campeón paraguayo con Libertad en 2008 y chileno con Universidad de Chile en 2009. También obtuviste una distinción como mejor extranjero en Chile ese año. ¿Cómo lo viviste?

-Estuvo muy bueno, fue un año y medio notable, con muchos goles y trofeos, además de conseguir el campeonato. Con respecto a la distinción, la viví con mucha alegría, es un premio muy importante y la verdad es que fue muy lindo.

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