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Gastón Asqueta y Gastón Otreras, de Bella Vista, y Marcelo Zalayeta y Darío Rodríguez, de Peñarol, durante el partido jugado ayer en el estadio Centenario.

Foto: Javier Calvelo

Es un monstruo grande y pisa fuerte

3 minutos de lectura
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Peñarol le ganó 3-0 a Bella Vista con dos goles de Marcelo Danubio Zalayeta y se trepa a la cima del campeonato.

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Hace 17 años volvía un crack a Peñarol. Era el Patito Carlos Aguilera que volvía a debutar ante Progreso en aquella primera fecha del Clausura 1994. Siempre que vuelve un ídolo, un gran jugador de fútbol, genera mucha expectativa en la parcialidad, que se sostiene más allá del debut. Ayer fue Zalayeta, que en su segundo partido oficial mostró una vez más que está enterísimo, vigente, hasta incluso “más” jugador en lo colectivo. Hace 17 años la tarde estaba igual de gris que la de ayer, pero el ánimo estaba más complicado en las tribunas por los hechos en el hospital Filtro. Un 24 de agosto más, parece mentira.

En esto, nada, 15 segundos tan sólo fueron necesarios para que pasara algo realmente trascendente. Penal para Peñarol. Una mano del pelado Federico Pérez tras un desborde por la derecha, que pudo haberla retirado de la trayectoria del balón y tal vez por eso el árbitro lo sancionó. Todo era risas para el carbonero hasta que Zalayeta lo remató fuerte a la izquierda de un Nico Gentilio que voló de manera espectacular para dar rebote y luego sacarle al Seba Rosano el grito de gol. Notable. Un golero que ha tenido tardes memorables en el campeonato pasado sin mucha prensa.

Pasó poquito en ese primer tiempo. Bella Vista trataba bien la pelota de la mano del Gatito Silva, el Rulo Varela y desbordes del argentino y poco conocido Otreras. Siempre se le complica al equipo que erra un penal, y Peñarol no lograba hilvanar jugadas de peligro. Sólo hubo un par de cabezazos del Zurdo López y de MacEachen en jugadas aisladas.

Hasta que la transición defensa-ataque de los carboneros fue letal. Allá por los 35 minutos, Zalayeta le bancó la pelota al Monoco Zambrana, que metió un desborde de manual. El ex River Plate levantaba la cabeza cada cuatro pasos ejecutados, siempre buscando a su compañero de ataque. Tanto avanzó, que luego de recorrer media cancha a toda velocidad, y cansado de calcular el mejor pase, le metió una puñalada al área que Marcelo Zalayeta barrió cual Scorpion de la Mortal Kombat para marcar el primer gol de la tarde. Nada que hacer para Gentilio, que acompañó la trayectoria lógica de la pelota sin contar con el desvío del atacante. Precioso contragolpe. Aguirre, chocho.

Para el segundo tiempo el ingreso de Santiago Silva por la izquierda, el gurí ex Danubio, prometía algo más de profundidad que la mostrada por Seba Rosano en Peñarol. Antes de los 15 minutos del segundo tiempo el equipo papal tuvo alguna chance. Primero un desborde por la derecha que el Colo Gunino, en la cancha desde el segundo tiempo, logró despejar. En seguida, el Zurdo López cometió un penal tan gigante como infantil. En la disputa de una pelota llovida en el área, el carbonero casi se queda con un pedazo de casaca auriblanca en la mano. ¿Viste cómo son estas casacas modernas? Delatan el agarrón al toque, y a los kilitos de más también. Ejemplos de esto último sobran. El árbitro aplicó el “siga-siga” y los papales enloquecían. Sabían que era ésa la chance de empatar, porque a los 15 minutos del complemento Emiliano Albín iba a convertir su primer gol en Primera División. Sí, el primero. Otra terrible transición defensa-ataque iniciada por el propio Albín tuvo a Zalayeta desbordando para devolverle la gentileza del primer gol a Zambrana, pero éste, al ser trabado por un defensa, habilita a Emiliano desde el piso para dejarlo solito: 2-0 y chau, partido. Besito de Albín en el escudito aurinegro que en la lógica Forlán indica amor.

Amor que mostró la hinchada aurinegra al recordar al Tony Pacheco antes de que López la mandara al talud en un tiro libre, para luego también saludar a la Fiera Aguirre. La gata de la Parda Flora se hizo presente en el estadio.

Sólo quedó tiempo para que Peñarol siguiera ejercitando ese contragolpe letal. A los 20 minutos fue Nico Gentilio quien falló en descolgar un centro de López y le dejó la pelota servida a Zalayeta para que marcara el 3-0 con un remate abajo al primer palo.

Hubo más chances para los carboneros, que casi meten un cuarto gol de lujo en ese circuito finísimo de Santi Silva, Zambrana y Zalayeta, pero que Gentilio pudo tapar sobre el final.

Sólida y contundente victoria de Peñarol que lo coloca arriba en la tabla, con ventaja respecto de su tradicional rival de cuatro puntos en seis disputados. Lo espera Melo, que por fin recibe a un grande luego de esperar tanto. Lo merecen los arachanes.

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