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Puerto de Montevideo. (archivo, febrero de 2009)

Foto: Ricardo Antúnez

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Menor demanda china por la crisis sería la principal vía de contagio para Uruguay.

Ante un escenario europeo complejo y de grandes interrogantes de cara al futuro, los principales efectos de la crisis para la economía uruguaya no provendrían directamente del viejo continente, sino indirectamente por un posible debilitamiento y menor demanda de China, según coincidieron los economistas Jorge Caumont, Pablo Moya, Antonio Elías y Ramon Pampín, consultados por la diaria.

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Para el economista Jorge Caumont, el crecimiento de las economías de la eurozona está condenado a estancarse por varios años debido al incumplimiento de la política fiscal del bloque que derivó en que prácticamente todos los países registraran un déficit por encima de los dos dígitos.

También alertó sobre el posible "efecto dominó” de la salida de Grecia del bloque que pondría en duda la continuidad dentro del euro de España, Portugal e Irlanda. El experto recordó los graves problemas sociales que ya están presentando estos países debido al no crecimiento y el alto desempleo. "La economía de la eurozona va a arrastrarse en el barro durante varios años y eso obviamente afecta el comercio mundial" apuntó.

Respecto de los posibles impactos de esta crítica coyuntura europea sobre la economía uruguaya, interpretó que habrá golpes "positivos y negativos". Entre los últimos, mencionó que la menor participación de Europa en el comercio mundial hará que nuestras exportaciones se vean afectadas directamente, pero fundamentalmente de forma indirecta por el impacto de la crisis en China y la consecuente menor demanda del gigante asiático.

En cuanto a los efectos positivos, evaluó que la baja tasa de interés europea (actualmente en 1%) así como también la estadounidense (entre 0% y 0,25%) deriva en movimientos de capital hacia las economías emergentes que tienen una tasa de interés más elevada, como la uruguaya, que se ubica en 8,75%.

Sin embargo, Caumont sostiene que "las fortalezas de nuestro país se van debilitando paulatinamente" debido a las trabas comerciales argentinas, además de "prestarle demasiada atención a las exigencias que se imponen desde el Mercosur y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo" [OCDE], cuando lo esencial para el economista es abrirse más al mundo.

Caumont expresó que "la política salarial no es compatible con la política cambiaria" y argumentó que los incrementos salariales deben estar en sintonía con la productividad, al tiempo que insistió en la necesidad de disminuir el gasto público para lograr un "colchón de ahorro" que acompañe el actual crecimiento de la economía. "Todo lo que se recauda, que es mucho, se gasta", resumió.

Paso a paso

Por su parte, Pablo Moya, de la consultora Oikos, sostiene que el primer paso que Europa debe dar para comenzar a salir de la crisis son los acuerdos políticos entre los jefes de Estado y el Banco Central Europeo. Estimó que Europa "viene evolucionando lentamente y de forma negativa porque los acuerdos se siguen posponiendo o, por lo menos, no terminan de definirse".

No obstante, consideró que estos acuerdos acabarán por producirse: "La Unión Europea es la primera y única experiencia de unión monetaria; es muy difícil volver hacia atrás y la economía mundial no está preparada para pensar una evolución sin el euro", subrayó.

Al igual que Caumont, Moya evalúa que la crisis en nuestro comercio se sentirá por medio de las exportaciones a China, nuestro segundo socio comercial. Sobre un posible impacto en el sector financiero, el economista no cree que haya problemas ya que, según él, "las últimas administraciones de gobierno han realizado una buena gestión financiera, sobre todo, al mantener buenos niveles de liquidez y solvencia de cobertura". Incluso destacó al sector financiero como una de las fortalezas más significativas del país en comparación con las economías de la zona euro donde representa "el talón de Aquiles".

En cuanto a las debilidades de Uruguay, visualiza que el fortalecimiento de la moneda y la inflación por encima de 8% provocan una suba de los costos que "pone en riesgo la competitividad" del país.

Para Moya también es necesario una mejor administración del gasto público aunque reconoce la complejidad del asunto en tanto que la mayor parte de los egresos del Estado son salarios y pasividades. "Es lo que la mayoría de los analistas criticamos al gobierno. Ahora, la posibilidad que tienen los distintos gobernantes de cambiar ese déficit es complicada, el margen es muy reducido. Tienen una alta carga de intereses financieros. Todos desearíamos que el costo fiscal sea menor pero estamos un poco atados de manos", comentó.

Respecto de la política salarial, advirtió que "tiene un efecto positivo" porque genera una mayor consumo interno, pero, "por otro lado, está siendo un mayor costo para las empresas".

Grave y aguda

Antonio Elías, integrante de la Red de Economistas de Izquierda (Rediu), evaluó la coyuntura europea como "muy grave" y -como Moya- entiende que los acuerdos políticos son la alternativa básica para encauzar la situación, particularmente el acuerdo entre Alemania y Francia que posibilita el subsidio de las economías más comprometidas: Grecia en primer lugar, pero también España, Italia y Portugal.

Sin embargo, para Elías no habrá futuro en la integración del bloque: "El futuro del Eurogrupo va a ser una ruptura acordada en la cual haya diferentes criterios para aquellos países que están en situaciones más graves y una cierta liberalización de los costos para los países más poderosos, esencialmente Alemania y Francia".

El experto subrayó que "los efectos de esta crisis sobre la población de países como España, Grecia, Portugal e Italia son muy dramáticos, están generando tensiones sociales de enorme gravedad. Hacía décadas que no se veía en Europa una situación tan crítica y las propuestas de ajuste fiscal que está imponiéndoles el FMI y los países dominantes de la Unión Europea a estos países son altamente perjudiciales para la sociedad y para la salida de esta situación. Es realmente muy preocupante, y como es notorio pasa el tiempo y las respuestas no aparecen".

Según Elías, los impactos negativos de la crisis en Uruguay y en el mundo son inevitables, y a nivel comercial se asociarán a la reducción de costos y cantidad de las exportaciones.

Remarcó que "como país no tenemos ninguna incidencia sobre la cantidad y los precios de lo que exportamos" y, por ende, es clave el papel de China como demandante.

"Para mitigar estos efectos no deberíamos haber primarizado la economía como la primarizamos, ni haberla extranjerizado como la extranjerizamos; eso nos genera mayor debilidad. Somos cada vez más dependientes de la exportación de bienes primarios y no se resuelve en el corto plazo. Lo que podemos hacer en el mediano y largo plazo es tener una economía basada en un proyecto de industrialización e incorporación creciente de valor agregado y una integración regional que efectivamente funcione, lo cual tampoco depende de Uruguay, porque es muy pequeño para fijar las reglas", señaló.

Respecto del canal financiero, Elías advirtió por posibles efectos negativos como "pérdida de capacidad de crédito, menos financiamiento, contracción" y también "efectos en el sistema bancario por los bancos importantes que hay de otros países, sobre todo españoles".

A falta de una, dos

En tanto, Ramón Pampín, economista de la consultora Pricewaterhouse Coopers, diferenció “dos tipos de crisis” en Europa: la “financiera” y la de “actividad”. Señala que sus respectivas soluciones posiblemente se contrapongan. “Hay pocas esperanzas en Grecia, pero sí las hay en evitar el efecto dominó. Esta primera crisis debería resolverse o encaminarse en los primeros meses de 2012”. Sin embargo, la segunda crisis -“de actividad”- es más difícil de superar “en la medida en que algunos países están entrampados en la zona euro y la solución de la crisis financiera implica un ajuste que va en contra de su crecimiento económico”.

Para Pampín, la coyuntura europea puede afectar el tipo de cambio de cualquier economía emergente por el nerviosismo y la incertidumbre de los inversores. Al igual que sus colegas, interpretó que el principal impacto negativo sobre el país provendría de una desaceleración china: “El desacople que ha funcionado hasta ahora podría ponerse en duda”, advirtió.

Pampín añadió que, de haber una “resolución relativamente ordenada” de la crisis financiera más “una débil solución a la crisis de actividad”, las economías emergentes no se verán seriamente afectadas.

Sobre las fortalezas de nuestro país a fin de soportar los posibles efectos de la crisis, el economista también destaca el sistema financiero, por contar con un régimen de tipo de cambio flexible y lograr un manejo eficiente en el corto plazo de la deuda. Por otro lado, le preocupa la inflación y “el incremento de los salarios sin tener en consideración la productividad”.

Por último, el experto reflexionó: “Lo interesante de la economía uruguaya es que para mitigar efectos negativos no tiene que revertir procesos encaminados [...]. Quizás tenga que cambiar la forma en que transita otros caminos. En cualquier caso, y como parte de la habilidad de interpretar y ver el futuro inmediato, hay dos mojones dentro de los cuales las autoridades se tienen que mover: primero, no exagerar frente a lo que aún no sucedió o es poco probable que suceda, y segundo, no permanecer inmóvil frente a lo que ya sucedió o es altamente probable que suceda”.

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