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Polvo serás

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Residuos de obra y ruidos que afectan las clases movilizan comunidad educativa del liceo Nº 18.

Alumnos y docentes del centro educativo, al que asisten unos 1.000 estudiantes, denuncian que la obra que se está ejecutando se lleva a cabo sin un plan de contingencia, “tal como si se estuviese haciendo en enero”. Estaba prevista para las vacaciones, pero empezó en marzo. Todavía esperan para conocer un plan de obra y dudan de que ésta termine antes de julio.

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En el hormiguero de adolescentes que invade la vereda este de la avenida Millán a la altura del 3898, a la salida o la entrada de los turnos del liceo Nº 18 Sarandí, resulta muy fácil encontrar alguien que narre lo que ha ocurrido durante las últimas semanas. En este hormiguero que viene y va casi siempre en tonos de gris -el color de los equipos deportivos que identifican a los alumnos- nadie parece estar ausente de movilizaciones y paros de estudiantes, pese a que no existe un gremio estudiantil en el liceo. “Fue espontáneo”, explicó a la diaria Leandro Aguirre, un alumno de tercer año del turno matutino.

En la vereda este de Millán hay otros indicios de lo que está ocurriendo. Dos pancartas de los docentes invaden buena parte de la reja del frente del liceo. “Porque la educación es un derecho y el trabajo en condiciones dignas también”, exclama una, y la otra pregunta a los padres de los alumnos: “¿Sabe en qué condiciones están estudiando sus hijos?”, y en la línea siguiente aporta las respuestas: “salones con polvo, ruidos molestos y falta de baños”. Entre las dos pancartas está el cartel oficial de la obra, con el logo de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) y los textos que indican que se lleva a cabo por intermedio del Fideicomiso de Infraestructura Pública en la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), y que la ejecución está a cargo de la empresa CEI SRL. Apunta incluso que comenzó en marzo y que su duración es de “90 días calendario”, dando los detalles de lo que se refacciona: “impermeabilización de azotea, sala de informática, reparaciones de sanitaria en general y reparaciones de revoques y pintura”.

Jueves y viernes fueron los días más agitados para los estudiantes. “Llegamos a clase y nos encontramos con que el tercer piso estaba lleno de polvo. Entramos y nos hicieron limpiar, habiendo limpiadoras, que estaban tomando mate en la dirección, con la directora. Después de haber estado dos horas afuera, solos, nos dejaron ir. Al día siguiente la situación se mantenía sin cambios”, narró Aguirre, junto a sus compañeras Victoria Palacios, Valentina González y Daniela Silvestre. “Incluso hay asmáticos a los que les dijeron: ‘certifíquense, que no les ponemos la falta’. Pero las obras van a seguir y falta pila para que terminen; por más que certifiquen la inasistencia, los estudiantes no pueden perderse todo este tiempo de clase por el polvo”, añadió Silvestre.

Fue en ese marco que decidieron hacer “un paro activo”, que implicó entrar al liceo pero no a clase. “Fue espontáneo. No había estudiantes organizados”, enfatizaron, aunque aclararon que antes de que ellos tuvieran que limpiar sus salones, los alumnos de primero y segundo habían pasado por situaciones similares. La movilización incluyó una reunión con la directora del centro, quien aseguró que se reforzaría el equipo de auxiliares de servicio, ya que en el momento había una sola persona en esa tarea.

Alejandro Rodríguez, también alumno de tercer año, pero del turno vespertino, explicó que el lunes se hizo paro en la tarde, “con un nivel de acatamiento muy bueno”. “Es que no estamos en condiciones de estudiar”, opinó, subrayando que están sumergidos “en un ruido constante, con polvo dentro de los salones”, y con los puntos de circulación interna disminuidos en espacio. “Tenemos una sola escalera para ir a las diferentes plantas”, explicó. Desde la dirección, dijo, “pidieron paciencia con los obreros, porque esto va a durar dos o tres meses más, como mucho”.

Los estudiantes subrayaron que si bien mejoró lo relacionado con la limpieza, el problema de los ruidos persiste. “Están picando el techo del salón que está debajo del nuestro. A veces directamente no escuchamos al profesor”, explicó González.

Sin plan y en espera

Los docentes del liceo Nº 18 están en preconflicto desde el lunes. Las profesoras Susana García y Silvia Sosa explicaron a la diaria que la decisión se tomó en una instancia de coordinación, en la que participaron tanto docentes agremiados como no agremiados. “Nos declaramos en preconflicto y seguimos evaluando la situación”, indicó García, que subrayó que la obra estaba pensada para comenzar en enero, pero comenzó el 11 de marzo. “No ha existido un plan de contingencia porque estaba pensada para enero”, explicó.

Afirmó que informaron de la situación al Consejo de Educación Secundaria (CES), que “no tenía el plan de obra”, y que hace dos semanas pidieron una visita del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), “para que vea en qué condiciones se está trabajando”. Aún esperan, indicó.

Desde el CES, la consejera Ema Zaffaroni dijo a la diaria que la obra tuvo un atraso en la licitación y por eso está demorada. Junto con la del liceo Nº 13 -ambas consideradas por los técnicos como “más profundas”- estaban contempladas en el Plan de Obras 2012 de la ANEP. Aclaró que la empresa constructora entregó un plan de contingencia que evaluaba comenzar los arreglos por partes, que fue entregado a la CND. Este plan contemplaba la señalización de zonas dentro del local educativo para que las obras no interfirieran el desarrollo de las clases -o lo hicieran de la manera menos perjudicial-. “El CES está en conocimiento de esto y por eso se movilizaron tanto el inspector de zona como los técnicos que entienden el tema. Mañana en la sesión del CES se planteará si existe la necesidad de ir hasta el liceo”, sostuvo Zaffaroni, y concluyó: “Sabemos que la situación de convivencia entre clases y obras es difícil”.

Los integrantes de la comunidad educativa indicaron que la obra no se ejecuta por sectores sino “tal como si en el liceo no se estuvieran dictando clases”. En ese marco, ocurre que hay un solo baño habilitado para los 500 alumnos por turno. Se sumaron dos baños químicos, pero uno de ellos ya no funciona, señalaron. Además de los alumnos y docentes asmáticos que han sufrido especialmente las nubes de polvo, también existe el caso de una profesora “con residuos de obra en un pulmón”, explicó Sosa. Agregó que por momentos no hubo medidas de seguridad básicas. “Unos días [los trabajadores de la obra] estuvieron cortando con sierras en los mismos corredores por los que estaban los alumnos”, señaló.

Ambas docentes creen que será “caótico” cuando, en las próximas semanas, se tenga que trasladar la biblioteca o se cierre transitoriamente el ingreso principal y el medio millar de alumnos de cada turno deba entrar por una puerta angosta.

En un comunicado difundido por la filial Montevideo de la Asociación de Docentes de Enseñanza Secundaria, la Asamblea de Profesores y Núcleo Sindical del liceo Nº 18 subrayó que está “a favor de la obra iniciada”, aunque enumeró las “irregularidades”. Los docentes denuncian en el comunicado que “falta limitación de los espacios en obra para evitar situaciones conflictivas y accidentes con los alumnos y el personal”.

Ayer, al asistir al centro educativo, la diaria intentó entrevistar a miembros del equipo de dirección del liceo, pero desde éste se transmitió que no sería posible.

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