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La selección de Tabárez fue cuarta en Brasil.

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Fue por penales que Uruguay no pudo subirse al podio de la Copa de las Confederaciones, tras empatar en el tiempo estipulado y en la prórroga 2-2 con Italia, que estuvo mucho más eficaz en los lanzamientos de penal y contó con el acierto de Gianluigi Buffon, que no sólo se atajó todo en el partido, sino que contuvo tres de las ejecuciones celestes. El equipo de Tabárez terminó cuarto en el torneo y ahora sólo queda pensar en el partido con Perú dentro de algo más de dos meses. Planteado como un partido por el tercer puesto, da la sensación, mirado bajo la concepción de herederos de la alta alcurnia de la gloria o “cumplidos sólo campeones”, de que no vale nada, que son partidos sin sentido, que son sólo para cumplir con el calendario. Seguramente muchos lo tomarán así.

No es nuestro caso, pero, esto es lo más importante, tampoco es la concepción de este grupo, del cuerpo técnico, de los jugadores, que tomaron el choque ante Italia como una gran prueba más de todas las de alta competencia que han tenido desde 2006 a la fecha, frente a rivales de muy buena capacidad, que terminan cargando de experiencia y elevando los niveles de competencia.

Lo cierto es que ante la instancia de un tercer puesto, un amistoso o hasta una final de campeonato de barrio, el Uruguay- Italia puede representar muchísimo más que 90 minutos de juego, aun con condiciones extraordinarias como la altísima temperatura de ayer en el Novo Fonte Nova de Salvador, con equipos que vienen de apenas perder su ilusión de ser finalistas, con jugadores cansados, sobre todo Italia, que sin saber venía de su primer alargue -después el juego le diría que tendría que afrontar otra prórroga más-, porque se trataba de un partido que todos quisieran jugar.

Y fue bueno, tomado con mucha seriedad y como soporte para futuras presentaciones de ambos equipos, que procuran asegurarse un lugar en la fase final de Brasil 2014. Los celestes, de alguna manera, estaban haciendo el último partido preparatorio antes del 6 de setiembre, cuando deban ir por el mejor de los resultados a Lima, y los italianos que llevan buena ventaja en el grupo B de Europa sobre búlgaros y checos (4 y 5 puntos, respectivamente) que deben recibir a Bulgaria también el 6 de setiembre.

Lujo de preparación

Tomándose entonces como eso, un partido de alta competencia y de preparación a largo plazo, era lógico pensar que Tabaréz determinaría casi el mismo plantel que apenas había perdido con Brasil cuatro días antes. Y así fue. Sólo con la excepción de la salida de Álvaro Tata González, que no estaba al 100% de su recuperación física y el ingreso de Walter Mota Gargano, que había hecho muchos méritos en el ya lejano partido con Tahití, el equipo oriental se presentó con firmeza y mucha presencia ante los italianos, que tenían unas cuantas bajas en relación con su también desgastante semifinal contra España.

Casi los mismos futbolistas, casi la misma presentación, pero con un planteo distinto al de Brasil, le permitió a Uruguay presentarse de buena manera en el inicio del juego con muchísimo calor y altísima sensación térmica en el Fonte Nova. Lo más entusiasmante para los que sueñan o acompañan la idea de un equipo con buenas posibilidades fue ver ante un duro examen la misma marca y presión de siempre, ante unos que lo saben hacer tan bien como nosotros, combinada con una buena exhibición del trío de delanteros, que juegan todo lo que tienen que jugar. Diego Forlán, Luis Suárez y Edinson Cavani nos anticipaban lo que después confirmaríamos como su mejor presentación de los últimos tiempos, que nos hizo acordar mucho a su mayor eclosión en el Mundial 2010, cuando en el segundo partido debutó Cavani.

Algo parecido pasaría en la Copa América 2011, pero con Edinson sacado a patadas en el segundo partido hasta la final. Entonces es verosímil apresurar la conclusión de que este equipo de 11, 14, 18 o 23, tiene sus mejores producciones en campeonatos que se juegan en dos o tres semanas cuando están juntos.

Entonces está lindo apreciar que eso pasa con Italia. Y te sentís motivado, siempre pensando en lo que está pasando, pero sobre todo en lo que va a pasar. Yo no te digo que dé como para sacar pecho, pero ves que no te entran ni con balas y que Forlán la dibuja bien, que Cavani está en todos lados y que Suárez está fuerte como nunca en este campeonato y te entusiasmás, hasta que ese zurdo Alessandro Diamanti te emboca de tiro libre abananado, con tal mala suerte que dio en el caño, en la espalda del vencido Muslera y adentro, con Astori en la línea, que nunca la tuvo tan fácil para poner el 1-0.

Como antes del gol italiano, que fue a los 24 minutos, después del tanto de Astori, Uruguay siguió firme y con mucha presencia ofensiva, y de no ser por Buffon, los celestes hubiesen empatado en aquella de Forlán, o en la de Luis Suárez, o hasta en la del Mono Pereira.

Adelante

Nos fuimos al entretiempo en desventaja una vez más, pero con una producción ofensiva estimulante, lo que permitiría esperar el empate, que llegó con corte en media cancha genial de arremetida vertical y creativa de Gargano, y definición cruzada y ajustada al caño izquierdo de Buffon por parte de Cavani.

Estaba para seguir, y en juego seguimos, y casi lo hacemos en goles por lo menos tras la doble maravillosa atajada del veterano arquero italiano ante Diego Forlán, pero otra vez la zurda de Diamanti de tiro libre se la pudrió a Muslerita. Al final, qué infierno, jugamos mejor, pero el rival nos clava. Pero siguió Uruguay avanzando, y llegó el empate con otro de Cavani, esta vez de tiro libre, y siguió la estimulante celeste avanzando, quedando al límite de ganarlo en lo que quedaba para el tiempo estipulado -fueron oportunos los ingresos del Tata González y de Palito Pereira, que abrió mucho el juego por la zurda, y fue un partidún de Gargano-, pero no pudo ser. Tampoco en el alargue, en el que ya fue clarísimo el dominio ofensivo celeste.

Después vinieron los penales, pero el partido, que había terminado empatado, había sido una buena demostración futbolística de Uruguay, que terminó haciendo de esta Copa de las Confederaciones una demostración de que puede competir en los máximos niveles, y que además se ha fortalecido en cuanto a la confianza en sus posibilidades.

Detalles

Estadio: Arena Fonte Nova de Bahía

Árbitros: Djamel Haimoudi, Redouane Achik, Abdelahk Etchiali

URUGUAY 2(2): Fernando Muslera; Maxi Pereira (81’ Palito Pereira); Diego Lugano; Diego Godín; Martín Cáceres; Walter Gargano; Egidio Arévalo Ríos (107’ Diego Pérez); Cristian Rodríguez (56’ Tata González); Edinson Cavani; Diego Forlán; Luis Suárez. DT: Óscar Tabárez.

ITALIA 2(3): Gianluigi Buffon; Mattia De Sciglio; Christian Maggio; Giorgio Chiellini; Davide Astori (96’ Bonucci); Riccardo Montolivo; Antonio Candreva; Daniele De Rossi (70’ Aquillani); Alessandro Diamanti (83’ Giaccherini); Stephan El Shaarawy; Alberto Gilardino. DT: Cesare Prandelli.

Goles: 23’ Davide Astori (I) -hasta mi tía Perla lo hacía así en la línea-, 58’ Edinson Cavani (U), bien abierto ese pie derecho después de gran jugada de Gargano, 73’ Alessandro Diamanti (I) -siniestro de calidad y 77’ Edinson Cavani (U) de tiro libre también la emboca.

Expulsado: 110’ Riccardo Montolivo (I) por doble amarilla.

Definición por penales: Diego Forlán (U): atajó Gianluigi Buffon (I); Alberto Aquilani (I): gol; Edinson Cavani (U): (gol); Stephan El Shaarawy (I): gol; Luis Suárez (U): gol; Mattia De Sciglio (I): atajó Fernando Mulsera (U); Martín Cáceres (U): atajó Gianluigi Buffon (I); Emanuele Giaccherini (I): gol; Walter Gargano (U): atajó Gianluigi Buffon (I).

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