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Doris Gutiérrez, tesorera del Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas, se maquilla previo a la rueda de prensa; atrás, la presidenta, Graciela Espinosa, y otras integrantes del gremio, antes de la conferencia de prensa en la central sindical.

Foto: Pablo Nogueira

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Ayer fue el día de las trabajadoras domésticas; el sector ha logrado 65% de formalización pero afronta aún problemas de reconocimiento.

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En 2005 comenzó a funcionar con mayor fuerza el Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas, que había sido fundado en 1963, y participó por primera vez en un Consejo de Salarios el 19 de agosto de 2009. Por eso en esa fecha se celebra el Día de la Trabajadora Doméstica.

Según datos del Banco de Previsión Social (BPS) actualmente habría unas 120.000 trabajadoras domésticas en Uruguay, aunque sólo 65% están registradas formalmente. La presidenta del sindicato, Graciela Espinosa, brindó ayer junto al coordinador del PIT-CNT Fernando Pereira una rueda de prensa en la sede de la central sindical, donde se repasaron los avances, se informó sobre la situación actual de las empleadas domésticas y se proyectaron objetivos para el futuro.

Antes de comenzar, Espinosa le dijo a Pereira que se iba a parar en la misma línea que él para hablar con la prensa, “ni un paso atrás ni uno adelante”. La trabajadora explicó que desde 2008 el salario de esta área ha venido mejorando. “Estamos en un salario mínimo nacional de 9.544 pesos por 44 horas semanales. Hoy tenemos un reconocimiento por nuestro salario, no el que quisiéramos, pero estamos llegando”.

Sobre el tema del informalismo admitió que “ha mejorado, pero mientras haya una trabajadora doméstica reclamando su derecho, el sindicato va a estar de pie. Si hay 35% de trabajadoras que no están registradas en el BPS, todavía hay mucho para trabajar”.

Espinosa contó las dificultades que aún hay que atravesar a la hora de reconocer los derechos de las trabajadoras domésticas y explicó: “Todavía tenemos que pelear con dos sociedades para que haya un ejercicio pleno de los derechos: con la de la empleada y la del empleador. Por un lado, el empleador que dice que el sindicato no sirve y que no hay ningún derecho de la trabajadora doméstica; por otro, la empleada que a veces es tan sumisa, tan esclavizada por su trabajo, que todavía no se reconoce como trabajadora. Mientras haya una empleada que no se sienta trabajadora y un empleador que no reconozca los derechos de su empleada, el sindicato seguirá luchando”.

A su vez, reconoció que el hecho de trabajar en la propia casa del patrón dificulta el reclamo por los derechos, pero que la estrategia es que “el temblor de las rodillas quede en las rodillas y no en la lengua, para poder enfrentar al patrón y ejercer los derechos”.

Espinosa destacó el apoyo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y el BPS a la hora de las denuncias sobre la situación de trabajadoras y el pedido de inspecciones y contó que todavía se siguen registrando hechos lamentables. “Se han constatado irregularidades, tanto de uruguayas como de inmigrantes. Hace dos semanas mandamos una inspección en dos horas y media, porque sabíamos que la trabajadora había quedado encerrada en su casa y justamente, el inspector lo corroboró y solucionó el tema”, explicó la presidenta del sindicato.

Por su parte, Pereira expresó que se ha venido trabajando mucho desde la central sindical por el tema y planteó que ha sido importante el convenio colectivo firmado por el sindicato, así como la ratificación por parte de Uruguay del convenio internacional de trabajo vinculado al trabajo doméstico ante la Organización Internacional del Trabajo. Para el sindicalista, la prioridad de la central fue apoyar a “sectores postergados en la historia de Uruguay como la trabajadora doméstica, el trabajador rural y el de la Policía, el de las grandes superficies, ya que es allí donde a la organización sindical le cuesta entrar por diversas circunstancias. En primer lugar, porque es un trabajo muy atomizado, es decir, puede haber una o dos trabajadoras por hogar; en segundo lugar, porque abarca todos los sectores de la sociedad, y no tenemos una historia de considerarlos trabajadores, entonces hay todo un trato muy deshumanizado a veces; y por último, porque el crecimiento de este sector en el movimiento sindical es por ser parte del escudo de los débiles”.

Pereira afirmó que es necesario “fortalecer aun más el sindicato doméstico llegando al 35% que aún no se registró en el BPS, explicarle a quien contrata una trabajadora doméstica los derechos que tiene que cumplir y dar un tratamiento igualitario a las personas que vienen del exterior, que muchas veces no conocen sus derechos”.

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