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Santiago García y Maximiliano Calzada tras el segundo gol frente a Atlético Nacional ayer en el estadio Atanasio Girardot en Medellín (Colombia). /Foto: Eduardo Noriega, Efe

Boca de tormenta

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Nacional empató 2-2 en Medellín con Atlético Nacional.

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El fútbol es un deporte tan lindo e increíble que bastan tan sólo 20 segundos para cambiar la planificación de toda una semana, y hasta de un mes, o de una temporada. Antes del minuto, Atlético Nacional se quedó con un futbolista menos por una patada de Bernal al Pochola Calzada. Roja directa y afuera. Tres minutos después, el cumpleañero Carlos de Pena tomó el balón y pateó de zurda, y la bola se metió junto al palo derecho del golero colombiano. De ahí en adelante, todo cambió. Nacional se plantó a jugar el partido que más le convino. Como si fuera poco, el Morro García recibió el balón y definió de derecha -no del todo bien- al palo izquierdo del golero. 2-0 en 20 minutos. ¡Quién te ha visto y quién te ve! Seguramente, todo lo que se habló, la cantidad de nombres que le dieron al plantel que llevó Gerardo Pelusso a Medellín, se borren con el codo en estos días. Porque los malabaristas circenses son así. Tras las dos anotaciones no pasó mucho más: los tricolores jugaron a piacere, se generaron un par de variantes, una de cada lado, pero nada cambió.

Alternativas

El segundo tiempo nos trajo un partido en el que el local manejó la pelota pero no fue lo suficientemente incisivo como para poder batir la defensa tricolor, que con el correr de los minutos se acomodaba como quien se tira en el living de su casa a mirar una película. Pero esto es la Copa: cuando poco pasaba, llegó el descuento de Atlético Nacional. Un tiro de esquina muy bien ejecutado fue recibido de cabeza por Daniel Bocanegra. Gran cabezazo al ángulo superior derecho de Jorge Bava. Quedarían 20 minutos de sufrimiento. 2-1, y comenzaba un minipartido. El Atanasio Girardot vibraba con su gente. La cancha se empezó a inclinar hacia el arco de la visita, se picaba en las dos áreas, y lo que comenzaba a pesar era la experiencia, por ejemplo, de Bava, que siempre responde. Los colombianos, de fútbol históricamente atildado, se apuraban cada vez que merodeaban el área de Nacional; el público empujaba mucho, es cierto. Los últimos minutos fueron de sufrimiento para los de Pelusso. Pero el fútbol es así. La Copa es así. Se iba el partido, faltaban sólo dos de adición, la tomó Daniel Bocanegra, el autor del empate, y clavó el segundo. Increíble. Remate desde la medialuna del área que se coló por encima de Bava. El partidazo que había hecho Nacional ahora sabía a poco. 2-2, pero se volverán a encontrar el martes en el Parque Central.

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