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Halloween y Democracia

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Nacho Alonso.

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Hace unos días, por Buceo, en la esquina de Ramón Anador y Propios, en Montevideo, se encontraron Halloween y Democracia. Se vieron, se reconocieron, y después de un instante de sorpresa entablaron la siguiente conversación:

-¡Democracia! ¿Sos vos? ¿Qué hacés por acá? -preguntó Halloween.

-¿Qué estoy haciendo yo? -se indignó Democracia-. ¿Vos que estás haciendo acá?

-Nada, yo tranqui. Justo ahora me agarrás yendo al Superfiestas de Rivera y Luis Alberto de Herrera, a ver si encuentro algo de cotillón para mi fiesta; viste que ahora, el 31 de octubre, es mi día.

-Si, no hace falta que me lo recuerdes, me refería a qué hacés acá en Montevideo, Halloween…

-Supongo que lo mismo que vos, Democracia, divierto a la gente, la hago pasar un rato ameno, alegro a la barriada, yo qué sé, ese tipo de cosas... como las murgas.

-No, disculpame. Yo no vine a divertir a nadie. Lo mío es otra cosa, yo vine para organizar, regular las normas de convivencia, delinear formas de hacer. Mi rol es otro, es organizar a la sociedad uruguaya...

-Te entiendo, pero… ¿Hace mucho que empezaste a organizarla? -preguntó Halloween-. Porque como que todavía no terminaste, ¿no? Digo, te falta un poco de laburo... Por ejemplo, acá, en Ramón Anador y Propios... muy organizado no está. Yo estaba esperando el 145, y lo esperé media hora y ta, al final arranqué a caminar, porque me di cuenta de que no iba a pasar, ¿entendés? Ahí tenés para laburar todavía. ¿Por qué no organizás la frecuencia del 145, Democracia?

-No, no, yo no me encargo de eso -replicó angustiada Democracia-. Yo organizo a la gente, su sociedad, su estructura política, el Estado, las relaciones entre sus distintas instituciones, entre ellas y los individuos, entre el poder y la burocracia…

-Sí, claro, está bien, pero ¿por qué no te ponés metas más chicas, más realizables a corto plazo? Perdoná que me meta, pero si no podés hacer que pase rápido un 145, menos vas a poder hacer que ande rápido el Estado. Yo te lo digo para que no te frustres. ¿Por qué primero no probás organizar a Punta del Diablo en la primera quincena de enero, Democracia? Mirá que ahí te está ganando la anarquía ¿eh? Yo no entiendo todavía si en Punta del Diablo, en enero, es falta o exceso de vos lo que hay, porque eso de meter 20.000 personas en un lugar en el que entran 1.500 es muy raro, da la sensación de que los uruguayos todavía no entendieron el chiste de los cuatro elefantes adentro del fitito. Se lo tomaron en serio, no se dieron cuenta de que es un chiste. Lo peor es que después pretenden que no haya hacinamiento en las cárceles. Ellos se hacinan por voluntad propia en un balneario, ¿qué podés esperar en las cárceles? A algunos delincuentes les dieron a elegir entre el Comcar o Punta del Diablo los primeros días de enero y eligieron el Comcar. Dicen que para escribir Ensayo sobre la ceguera Saramago se inspiró en Punta del Diablo en los primeros días de enero; hordas de gente caminando sin ningún sentido en busca desesperada de comida y agua…

-Halloween, realmente no entiendo cómo hiciste vos para meterte tan fácilmente en la sociedad uruguaya. El uruguayo es muy conservador, muy apegado a sus tradiciones, y vos viniste y te metiste como si nada. ¿Cómo hiciste?

-Mirá, yo llegué acá más o menos hace 20 años, en la época del quinquenio carbonero, ¿te acordás?

-Claro, en el segundo gobierno de Sanguinetti.

-Exacto -remarcó Halloween-. Linda bromita te mandaste ahí, Democracia bandida, ¿eh? Menos mal que después soy yo la que hace travesuras... Pero bueno, al principio los uruguayos no me querían mucho, porque viste que les encanta discutir por todo, siempre tienen que estar a favor o en contra de algo. Y bueno, mientras ellos discutían por mí, yo les cuidaba a los gurises, y ahí les iba haciendo la cabeza, o mejor dicho les iba haciendo la calabaza. ¿Viste cómo soy yo con los gurises? Me adoran. Ojo, yo no me metí nunca en nada ¿eh? Si me preguntan no soy ni de Peñarol ni de Nacional; no voto al Frente ni a los blancos ni a los colorados. O sea, yo soy como Mieres, con un caramelito me conformo. Es más, si me apurás no me importa si estás vos, Democracia, si hay una dictadura o si gobiernan los extraterrestres; a mí dame un par de botijas y yo te salgo a manguear caramelos.

-Claro, pero yo me refiero más a cómo te metiste teniendo en cuenta que venís de otro hemisferio, con otras tradiciones... vos traés costumbres de afuera…

-Bueno, Democracia, vos tampoco naciste en Tacuarembó -ironizó Halloween-. A vos te trajeron de otro lado, también. Hiciste un proceso hermoso por todo el mundo para llegar hasta acá.

-Si, pero mirá que al principio también me costó un huevo entrar acá, ¿eh? Los primeros años fueron difíciles. Rivera, Lavalleja, Oribe y todos ésos al principio no me querían mucho. No se acostumbraban a mí. Perdían las elecciones y te armaban un levantamiento. A ésos no había caramelitos que los convencieran, te decían “gobierno o travesura”… me costó muchos años que me respetaran, incluso tenía un laburo bárbaro porque a veces se armaban dos gobiernos paralelos, ¿sabés lo que era eso? Y bueno, me fui abriendo camino de a poco; fijate que al principio las mujeres no podían participar en las elecciones. Ahí me prometí que iba a hacer votar a las mujeres en todos lados, me están quedando las elecciones de Peñarol y ya casi termino.

-Bueno, yo tengo que arrancar -se disculpó Halloween-, estos días ando con mucho laburo, ¿viste?

-Y eso que vos laburás sólo un día al año, ¿eh? Qué dejás para mí, que entre las internas y las municipales tengo todo un añito...

Se despidieron con un gran abrazo y prometieron colaborar mutuamente en los proyectos de cada una.

Desde ese día, los principales políticos de Democracia primero se hacen los dulces y después te hacen tremendas travesuras. Y la mayor fuerza política de Montevideo, para las elecciones municipales, dejó de poner una heladera para postular a una calabaza.

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