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¿Te imaginás cómo estará la piel del hincha de Santa Fe o de Huracán? ¿Acaso hay algo de trasladable en esa sensación? Ni poniéndose en el lugar nos podríamos acercar al sentimiento previo a la final. Sobre todo, porque el fútbol también es la teatralización de lo que puede suceder. Como no hinchas, lejos de la pasión, observaríamos con fríos argumentos que tal o cual es favorito por ésta u otra causa. Pero para el propio hincha, ése que sólo pide por los suyos, cada minuto de la previa se diluye entre la certeza de lograrlo y la angustia de que el sueño se esfume. Cada grano de arena del reloj sabe que el resultado no le pertenece: le pertenece al futuro, y a pesar de los intentos por comprenderlo o interpretarlo, todos saben que el futuro es posterior a los 90 minutos de la final.

Bogotá hierve. A las 21.00 comenzará la revancha de la final de la Copa Sudamericana 2015 entre el local Independiente Santa Fe y Huracán de Argentina, el viejo globito de Parque Patricios. El estadio Nemesio Camacho, mucho más conocido por su apelativo El Campín, será escenario y testigo del partido consagratorio para cualquiera de los dos, que esta noche van en busca de su primera copa internacional. Cartel grande para cualquier leyenda que se precie de tal.

El partido de ida, jugado la semana pasada en el porteño estadio Tomás Adolfo Ducó, dejó un frío 0-0. En la final del torneo los goles de visitante no tienen un valor especial, por lo que cualquier paridad que se dé esta noche durante el tiempo de juego llevará a disputar 30 minutos más de tiempo suplementario, y si persiste el empate el campeón se definirá mediante lanzamientos desde el punto penal. Insisto: ¿te imaginás al hincha en ese momento crucial?

El conjunto colombiano, dirigido por el floridense Gerardo Pelusso, llega al partido tras haber quedado eliminado en la definición de la Liga Águila 2015 de su país al perder en Barranquilla con Junior, el mismo equipo que también lo venció en la final de la Copa de Colombia hace pocas semanas. Como siempre le pasa cuando enfrenta a equipos provenientes del llano, Santa Fe tendrá la ventaja que presupone jugar a 2.640 metros sobre el nivel del mar. Wilson Morelos, uno de los goleadores de la copa, con cinco tantos, será la principal carta ofensiva de los de Pelusso.

El globo también tiene goleador: Ramón Wanchope Ábila, quien está empatado en la tabla de goleadores con Morelos, el ecuatoriano Miller Bolaños, de Emelec, y el paraguayo José Núñez, de Olimpia. Pero además tiene al bueno de Cristian Espinoza, hábil puntero, joven pero a la antigua, quien acumula cuatro goles en el torneo. Por ahí las cartas del barbado entrenador de los argentinos, Eduardo Domínguez. Pero eso no es todo: Huracán tiene vacío el casillero de partidos perdidos por la Sudamericana. En los encuentros que le tocó salir de visitante, que fueron cuatro, el globo cosechó dos victorias (con Tigres de México y River Plate argentino) y dos empates (con Sport Recife de Brasil y Defensor Sporting).

Si ganan los colombianos, será el primer título para un club de ese país en la Copa Sudamericana, tras dos finales perdidas por Atlético Nacional de Medellín en 2002 y 2014; si gana el elenco argentino, se convertirá en la octava copa que levante un club de aquel país luego de las consagraciones de Boca Juniors en 2004 y 2005, San Lorenzo en 2002, Arsenal en 2007, Independiente en 2010, Lanús en 2013 y River Plate en la edición pasada.

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