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Sebastián Píriz y Jonathan Urretaviscaya, de Peñarol, festejan el primer gol a Fénix, ayer, en el estadio Centenario. Foto: Pablo Vignali

Gracias, Marcelo

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Peñarol derrotó a Fénix 2-0 en el Centenario.

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El triunfo carbonero de ayer no les permitió a los de Pablo Bengoechea dar la vuelta olímpica pero sí mantenerse en la punta de la tabla de posiciones de cara a la última etapa del Clausura. En enero, cuando el Profesor volvió a Los Aromos, la idea era acercarse a la mitad del año de esta manera, con su equipo peleando por meterse en la definición del Campeonato Uruguayo -de la que está cerca- y volver a jugar la Copa Libertadores en 2016, competición a la que se clasificó.

Fénix no fue un rival liviano, todo lo contrario. Jugó un partidazo y tuvo a Peñarol contra las cuerdas en gran parte del encuentro. Los de Rosario Martínez, con las bajas de Antonio Fernández, Maxi Perg y Alexander Medina, fueron al estadio con sus armas, que son muy potentes. Fénix tiene un muy buen equipo, y lo demostró salvándose bien del descenso y atacando por todos lados a Peñarol. Estrelló tres pelotas en los palos y no pudo abrir el score pero complicó a los carboneros en varias ocasiones. Le puso mucha dinámica al partido, sobre todo en los inicios de cada tiempo. El circuito Ligüera-Waterman se vio de maravillas: la velocidad del panameño es un factor determinante en el equipo albivioleta, y la clase de Martín... qué decir. Peñarol encontró el primer gol con un terrible cabezazo cruzado de Sebastián Píriz, en una jugada que comenzó limpia y terminó mejor: Zalayeta se la pasó a Aguiar, que metió un preciso centro de zurda para que el artiguense pusiera el 1-0. El segundo gol carbonero vino en los primeros minutos de la segunda etapa, cuando Fénix arrimaba y coqueteaba con el empate. El 2-0 fue tranquilizador y casi fulminante para los capurrenses. Marcelo Zalayeta tomó la pelota y, como si fuera un cirujano, se la dio en profundidad a Aguiar, que llegó como una saeta para pisar el área y definir cruzado. Golón.

Peñarol no pudo ser campeón y esperará hasta el fin de semana, cuando enfrente a Racing en el Centenario. Los cerveceros llegarán a la cita con la mira puesta en la clasificación a la Sudamericana. El mirasol quiere ganar el Clausura y llegar a la semifinal, y sólo le falta un triunfo, pero si no gana River Plate podrá birlarle la vuelta o hasta forzar una finalísima de este torneo.

¿Conocés a Marcelo?

Marcelo Danubio Zalayeta nació el 5 de diciembre de 1978 en Jardines del Hipódromo. Como futbolista profesional se formó y surgió en Danubio, para luego, previo pasaje por Peñarol, forjar una carrera espectacular que también lo vio brillar con la celeste en el pecho, después de aquella gesta de Malasia 1997. Dicen que Marcelo no se ríe, pero los que lo vemos jugar creemos que realmente se divierte. Es, tal vez junto a Álvaro Recoba, de los últimos románticos que le van quedando a nuestro fútbol. Son veteranos, pero juegan a otra cosa. Y el 17 se empecina, partido a partido, en ser un poco mejor. Zalayeta, o Zaladiós, como lo apodó el Cabeza, está siendo determinante para Peñarol. Y ayer no fue la excepción. Primero comenzó la jugada del gol de Sebastián Píriz y después le dio un pase quirúrgico a Luis Aguiar para decirle tomá y hacelo. Antes de todo eso, en el primer tiempo ya había tenido un zapatazo de afuera del área, que se estrelló en el travesaño y casi se mete, porque la pelota rebotó en la espalda de Luis Mejía. Zalayeta se divierte y nos hace gozar. El fútbol no es cuestión de edad cuando alguien está un paso adelante.

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