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Matías de los Santos, de Danubio, y Maureen Franco, de Cerro, ayer, en el estadio Jardines del Hipódromo. Foto: Pablo Vignali

Danubio y Cerro empataron 1-1 en un partidazo en el que ninguno merecía perder

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El abonado televisivo al fútbol uruguayo se perdió de ver uno de esos partidos que no abundan. Un empate que tuvo de todo, menos un árbitro como protagonista.

El líder Cerro llegó con su barriada al hombro a Jardines del Hipódromo y con la fuerza de ese mismo envión se quiso llevar los tres puntos. A puro toque fue metiendo atrás a Danubio en el inicio del juego. Como viene pasando fecha a fecha en este campeonato, se juntaron el Gato José Luis Tancredi con Maureen Franco y el Japo Jorge Rodríguez para devolverse la pelota siempre de primera y entusiasmar al visitante, siguiendo la receta del colombiano Diego Alonso Barragán. Pero el otro técnico, Gastón Machado, le dio firmeza y confianza a Danubio, y es por eso que hace ya tres partidos, justamente desde su llegada, que el equipo no pierde.

El local aguantó atrás. No le importó replegarse y permitir que el arquero cerrense Yonatan Irrazábal observara casi que con binoculares el partido. Eso sí, cuando la franja la agarraba, disparaba sus puntas: Joaquín Ardaiz y Jorge Graví, que fue la gran figura de la cancha. Y siempre, durante los 90 minutos, generó más peligro que Cerro. La primera la tuvo justamente con Graví, de cabeza tras un centro de Lucas Olaza, pero ese remate se fue desviado. Enseguida el olimareño Graví habilitó a Ardaiz y este definió al palo cuando ya no había arquero. En la tercera que tuvo, Graví la colgó del ángulo. Rememorando un gol que le hizo a Defensor, de volea cruzada, la volvió a calzar a los 40 minutos para el 1-0 (perdón a los danubianos que les vamos a cortar la ilusión: tras el partido Graví le confesó a la diaria que quiso meter el centro).

Llegó el segundo tiempo con Cerro volcado en ofensiva. Pero en sus intentos dependía de errores y alguna pifia a la hora de restar en el fondo local para sacar al menos un “¡Uh!” de su poblada tribuna. Danubio llevaba el partido bien y se sentía cómodo defendiendo, en un rol que pocas veces ocupa. Incluso luego de quedarse con un hombre de menos por la expulsión por doble amarilla de Gonzalo González a los 56.

La primera atajada del arquero danubiano Federico Cristóforo llegó recién a los 80 minutos, cuando primero Adrián Luna remató y en el rebote se lo perdió Maureen Franco. Fue justamente este último el que, dos minutos más tarde y apareciendo solo por el centro del área, marcó el empate con un preciso cabezazo. Sobre el final lo podría haber ganado cualquiera, a pesar de que Machado había cerrado el partido con cambios ultradefensivos. Es que colocó, luego de la expulsión, a Rodrigo Fernández por Juan Manuel Olivera y a Leandro Fernández por Ignacio González. Cinco por nueve y zaguero por el diez. Así y todo, el entrenador aún no se explica cómo entre Saracchi, el Pájaro Ardaiz y Giovanni Zarfino erraron no menos de cuatro contragolpes en velocidad y con superioridad numérica. A Cerro le costó saber qué hacer cuando chocó contra la última línea rival.

El final fue sin reproche alguno, tanto para los árbitros como para ambos equipos. Las más de 2.000 personas que concurrieron a Jardines aplaudieron a sus jugadores con la misma firmeza que ellos trabaron en cada pelota. Con este empate, Cerro sigue como líder, aunque ahora en forma compartida junto con Nacional, que, a su vez, lleva jugados dos partidos de menos. Por su parte, Danubio sumó su tercer encuentro sin caer derrotado y se prepara con otra mentalidad para la Copa Sudamericana, que lo tendrá debutando en menos de 15 días frente a Sport Recife de Brasil.

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