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Agustín Sant’anna, de Cerro, (i) y Paulo Goyoneche, de Sport Rosario, de Perú, ayer, en el estadio Rosas Pampa, en Huaraz, Perú. Foto: Celso Roldan, AFP

Cerro consiguió un meritorio empate en Perú por la Copa Sudamericana

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En el estadio Rosas Pampa de la ciudad peruana de Huaraz, a 3.000 metros sobre el nivel del mar, anoche Cerro consiguió un buen empate sin goles con Sport Rosario, en su estreno en la primera fase de la Copa Sudamericana.

El gran esfuerzo colectivo que hizo el equipo dirigido por el Petete Fernando Correa tuvo como recompensa un punto que dejó a los albicelestes muy bien parados para la revancha que se jugará el miércoles 7 de marzo en el estadio Luis Tróccoli.

El encuentro, jugado en las siempre difíciles condiciones que impone la altura, fue muy bien planificado por el entrenador de los cerrenses, que dispuso un acertado planteo en la mitad de la cancha, con muchos volantes que cortaron permanentemente el juego de los peruanos. Aun durante la parte final del partido, cuando era evidente que a Cerro le faltaba el aire, el equipo supo responder y, casi sin sobresaltos, logró el objetivo de quedarse con algo en esta difícil visita a los Andes peruanos.

Las limitaciones del equipo local, que en el encuentro de ayer tuvo su estreno absoluto en torneos internacionales, fueron bien aprovechadas por Cerro, que incluso podría haber ganado el juego si hubiera tenido la puntería más fina. Sobre el final del primer tiempo, tuvo una ocasión clarísima de ponerse arriba en el marcador cuando Santiago Ciganda, único delantero que puso Correa, hizo un gran quite en la salida desde el fondo de los peruanos, la pelota le quedó a Brahian Pinheiro, quien logró eludir al arquero Salomón Libman, pero después se entreveró con la bola y se quedó sin poder patear y gritar un gol que parecía hecho.

En la segunda parte los locales se fueron arriba, pero el férreo planteo defensivo casi no tuvo grietas y, cuando las tuvo, el arquero Yonathan Irrazábal siempre respondió con firmeza. Pero además de marcar, cuando tuvo la pelota Cerro intentó moverla con criterio, aspecto en el que fue más que gratificante ver al equipo albiceleste ir arriba y terminar el partido jugando en campo rival.

El pitazo final del árbitro colombiano Andrés Rojas generó gran algarabía entre los integrantes del plantel celeste y el puñado de hinchas que llegaron hasta la remota Huaraz, sabedores de que dieron un enorme paso hacia la segunda fase de la Sudamericana.

Ojalá así sea.

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