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Intercambiador Belloni, uno de los tres intercambiadores del STM. Foto: Juan Manuel Ramos

Velocidad, transparencia y limpieza

8 minutos de lectura
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En noviembre, la Intendencia de Montevideo consiguió acceder por primera vez a la contabilidad de las empresas de transporte, a pesar de que las subsidia por casi 20 millones de dólares anuales. Y desde octubre cuenta con un protocolo para controlar la limpieza de los 1.500 ómnibus que surcan la ciudad. ¿Qué planes tiene la comuna para que sus buses tengan wifi, aire acondicionado, estén limpios y vayan más rápido?

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Aunque hay cada vez más autos, sólo la mitad de los uruguayos disponen de algún medio de transporte motorizado propio. En Montevideo hay algo más de un millón de vehículos particulares y 1.538 ómnibus para los 250 millones de viajes que hacen medio millón de montevideanos anualmente. La Intendencia de Montevideo (IM) subvencionó a las prestadoras, el año pasado, con 19,5 millones de dólares, según un pedido de acceso a la información pública que realizamos desde la diaria.

A pesar del volumen del negocio y de la magnitud del transporte público en la capital (uno cada tres montevideanos lo usa para trabajar), la administración municipal no exige una inspección técnica vehicular al millar y medio de unidades que peinan la ciudad, como sí ocurre, por ejemplo, con el transporte para escolares. La inspección técnica anual corre por cuenta de la Sociedad Uruguaya de Control Técnico de Automotores (SUCTA), que es una empresa que recibió una concesión del Ministerio de Transporte y Obras Públicas. No contar con el certificado que otorga SUCTA implica multas de hasta 25 UR y una suspensión del coche de hasta 10 días.

La inspección técnica vehicular “es un debe que tenemos”, admite Pablo Inthamoussu, director de Movilidad de la IM. “Las inspecciones del SUCTA se hacen para andar en rutas. Está comprobado que la incidencia de la falla mecánica es baja en la siniestralidad vial. Pero de todas formas hay que atenderla”, agrega.

Vieja historia

El digesto de transporte fue modificado a gran escala por última vez en 1995, cuando al frente de la comuna capitalina estaba el hoy presidente Tabaré Vázquez. Por entonces, se estableció que “se procederá diariamente a la limpieza y revisión de los coches, que deberán presentar el servicio en perfectas condiciones de higiene y funcionamiento”. Pero al parecer nadie había terminado de reglamentar el principio general.

Las cigarras

Una de las dos líneas más usadas en la capital uruguaya es la G, que une 27 de los 62 barrios de Montevideo. La otra es 181/183, una de las líneas “más rentables”, dice Inthamoussu, porque tiene gran cantidad de subidas y bajadas a lo largo de su trayecto radial que une el Viaducto con Pocitos.

22 años después, el 13 de octubre, la Intendencia aprobó una resolución para la limpieza de los coches. En el marco del Consejo Consultivo del Transporte, empresas, trabajadores y comuna llegaron al acuerdo, tras diez meses, para mejorar la higiene de las unidades de transporte público.

¿Qué pasaba antes de esa resolución, la 4540/17, que fijó sanciones por un máximo de 2 UR a los ómnibus en malas condiciones? “Era bastante difusa la normativa. Al no existir protocolo eran muy discrecionales, tanto el procedimiento para la inspección como el qué hacer”, informa Inthamoussu, el hombre cabeza de la oficina que antes se llamaba Tránsito y Transporte en la Intendencia. En 2016, solamente 486 coches habían cumplido estándares aceptables de limpieza; 677 fueron observados y 313 sancionados por malas condiciones de aseo. “Sí. Son muchos”, admite el director de Movilidad, que se muestra entusiasta con el acuerdo entre empresas, trabajadores y reguladores.

La limpieza nunca fue el fuerte de los ómnibus. Una encuesta del año pasado identificó la higiene como el principal problema mencionado por los usuarios del STM. La comuna busca poner un ojo, dos orejas y algún apretón de manos que activen el cambio de actitud necesario. Hasta octubre el criterio de la limpieza “era subjetivo desde el punto de vista de quién inspeccionaba. Muchas veces no estaba de acuerdo con el criterio que se aplicaba y no había un protocolo”, confirma Inthamoussu.

La tortuga

Por 18 de Julio corren las llamadas líneas 100, que llegan desde 8 de Octubre y conectan el Centro con los caminos Maldonado y Carrasco. En julio la IM puso un servicio 103 semidirecto en algunos horarios para reducir los tiempos de viaje; recoge pasaje en 52 de las 73 paradas asignadas a la línea común. El director de Movilidad comunal dijo que el ahorro de tiempo fue de entre seis y siete minutos en diciembre. La intención era llegar a diez. Para seguir mejorando los tiempos, la IM volverá a pintar y jerarquizar el carril preferencial de ómnibus en 8 de Octubre y, además, fiscalizará el estacionamiento en el carril de buses con camionetas municipales provistas de cámaras. “Tenemos la percepción de que el estacionamiento indebido en el ‘solo bus’ nos está complicando bastante los tiempos”, dijo Inthamoussu.

Desde noviembre, los inspectores, con un protocolo enfrente, chequean: limpieza de carrocería, grafitis, publicidad en mal estado, faroles sucios, condiciones de las ruedas, ventanas y parabrisas; el estado de conservación de los accesos, escalones, pisos, papeleras, la higiene de la cabina del conductor de asientos y ventanas, cortinas, techos, luminarias, pasamanos y agarraderas. Lo que se exige es una limpieza general por semana y otra mensual, profunda, con desinfección incluida. También se prevé el tratamiento de “incidencias extraordinarias” y el relevamiento periódico del estado de limpieza del bus.

“Las empresas y los trabajadores nos pusimos de acuerdo en hacer foco en la limpieza”, dice un Inthamoussu convencido de la importancia de estimular el uso del transporte público y consciente de que se logra con mejor servicio. Para eso, la información del STM es clave, aunque no siempre fluyó con transparencia. Desde hace no tanto se conocen los parámetros básicos que permiten analizar las tendencias del transporte.

Números escondidos

El digesto municipal le da potestades a la Intendencia de acceder libremente y de forma periódica a la situación contable y administrativa de las empresas prestadoras. Hasta el año pasado las concesionarias simplemente presentaban una declaración jurada, auditada externamente.

En noviembre, por primera vez, la IM se reunió con los responsables de los números en las empresas de transporte. “Ni por asomo fue una inspección o una auditoría”, aclara Inthamoussu.

Para el responsable de que los ómnibus frenen en las paradas, que el vecino suba y esté satisfecho, tras la quiebra de Raincoop y la decreciente venta de boletos –2017 cerró con menos boletos vendidos que cuando la crisis de 2003 (ver recuadro)–, los prestadores del servicio hicieron “como una especie de clic”.

El clic fue hijo de la necesidad recaudatoria apoyado en la transparencia que permiten las tecnologías del transporte. El costo del transporte público es una estimación, casi un supuesto. “No hemos llegado al nivel de seguimiento o de monitoreo permanente que deberíamos tener desde el punto de vista de la inversión de las empresas. Pero hoy tenemos información mucho más fluida de la que existía una década atrás. Tenemos cada vez más acceso y seguimiento de los números”, dice el director de Movilidad.

CO2: sin mediciones ni controles a la vista

Las empresas de transporte público en Montevideo quemaron 50 millones de litros de combustibles fósiles de los 859 millones de litros que vendió ANCAP el año pasado. En 2012 se estimaba que el sector transporte en Uruguay (público y privado) emitía 1.294 kilotoneladas de CO2. Es la segunda fuente de contaminación después de la generación de energía térmica y el refinamiento de petróleo. Uruguay aporta 0,06% de las emisiones globales de CO2. No existe una normativa departamental sobre escape de gases ni mediciones de la Intendencia a las flotas.

“Hoy tenemos con exactitud los boletos y los tipos de boletos vendidos, los kilómetros recorridos y una cantidad de información que aporta la tecnología. Creo que no vamos a llegar al 100%, pero es un proceso irreversible: el sistema es mucho más transparente por el volumen de información que hay. Antes, para declarar la paramétrica de los boletos vendidos se hacía una declaración jurada. Hoy es información en tiempo real”, afirma Inthamoussu.

Todo camino lleva a 18

Algo más de la mitad de los viajes en Montevideo ocurren en Ciudad Vieja, Centro, Cordón, Punta Carretas, Pocitos, Parque Rodó o Parque Batlle. La enorme mayoría de esos trayectos tiene algo que ver con el eje 18 de Julio, que consigue una de las velocidades operacionales promedio (VOP) más bajas del STM. Entrando al Centro, por 18 de Julio, el transporte público tortuguea a 11 km/h, es decir, recorre los 3,3 kilómetros de la avenida en aproximadamente 20 minutos.

En 18 de Julio se junta el tráfico del eje Rivera, Avenida Italia y 8 de Octubre. “Es como una cuenca que recoge una cantidad importante de transporte. Vamos a cambiar 18 de Julio como está planteado: reducir la cantidad de ómnibus en la avenida y Ciudad Vieja para racionalizar y reducir los tiempos de viaje en el principal corredor que tenemos, el eje 8 de Octubre”, dice Intahmoussu, aclarando que el proyecto de remodelación de la avenida principal está siendo estudiado. La licitación para la intervención urbana paró hasta que se elabore un plan ejecutivo.

El jerarca habla de ciudades para la gente, no para los autos. Una Montevideo “más caminable”. Para eso, “hay que tomar decisiones, porque el espacio es finito”.

El año pasado, el STM de Montevideo vendió algo más de 63 millones de boletos comunes y conectó 77 millones de trasbordos. Estudiantes y jubilados tomaron 44 millones de viajes en la capital uruguaya. Quienes tienen acceso gratuito usaron el bus 20 millones de veces. A la capital uruguaya la surcan 148 líneas, que mensualmente realizan 20 millones de viajes recorriendo ocho millones de kilómetros mensuales.

Con la información que dispone, la IM analiza las tres vertientes de la cuenca 18 de Julio. “Básicamente con CUTCSA, que es la principal operadora del corredor, estamos empezando a ver cuáles son los escenarios posibles en 18”. Inthamoussu habla de respetar “el frágil equilibrio” y que las recetas de manual no sirven para el transporte de pasajeros.

El frágil equilibrio

Cuando se habla de transporte en Montevideo es inevitable mencionar el papel de CUTCSA y de su presidente, Juan Salgado. El empresario inmobiliario, amigo y consejero del presidente Tabaré Vázquez, de algún modo detuvo el proyecto de reforma de 18 de Julio.

¿Hay que cuidar el punto medio del frágil equilibrio que representa CUTCSA? “No. Yo creo que hay que cuidar a las cuatro empresas, que no son todas iguales. Avanzamos en el sentido de ver al transporte como un sistema. Falta un montón. Como tratar de sacar de arriba de la mesa la suspicacia o esa visión de que la empresa que tiene el 60 y pico por ciento del mercado es la que pesa o la que define. No es así. Creo que trabajamos en ese sentido”, opina el también responsable de prestar oreja y cuidar el oleaje político. Para él, Salgado no fue el único parate contra la remodelación en la avenida principal de Montevideo.

“Somos muy respetuosos de todas las opiniones. Queda claro que el gobierno está para gobernar. La gente votó para tomar decisiones”, deja flotar Inthamoussu, que además de hacer que los bondis rueden y fiscalizarlos, intenta que sean eléctricos, estén conectados a internet y tengan aire acondicionado.

El apoderado del sistema de transporte quiere mostrar que su principal tarea es que los buses capten más usuarios y que el automovilista vaya a trabajar en él. En la Intendencia piensan que es posible. Pero en la calle se huele lo contrario. En 2009, el auto particular hacía poco más que cuatro viajes cada diez entre quienes se movilizaron en vehículo. En 2016 superaron la mitad. En el mismo tiempo, el uso del bus dejó de ser tan elegido: pasó de 39,1% a 35,7%. Uruguay es el país latinoamericano con más vehículos por cabeza: 605 cada 1.000 habitantes.

Tal vez con otro cuidado, una filosofía empresarial que combata el arreo de gentes, mejores tiempos, amabilidad, una limpieza ejemplar, calorcito en invierno y fresquito en verano y probablemente un precio más bajo, la ecuación cerraría para unos cuantos. Por ahora, cada vez son más los que prenden su motor y salen a cruzar los ómnibus semivacíos del Centro. No es fácil la del hombre que quiere wifi, aire acondicionado y toda la información que todavía falta. Mucho menos fácil es la del vecino de Camino Maldonado que demora una hora y más para hacer entre 16 y 20 kilómetros y llegar al Centro y luego volver a su casa.

En ómnibus se demora el doble que en vehículo particular »» En el Área Metropolitana de Montevideo la población hace 2,44 viajes por día. »» Los viajes en ómnibus promedio duran 46 minutos. Los de vehículos particulares: 21 minutos. »» Las líneas más rápidas en diciembre de 2017 fueron las del corredor Garzón: 22 km/h. Les siguen los bondis que van por Rivera y Avenida Italia: 21 km/h. »» Lás más lentas son las que van por 8 de Octubre: 15,3 kilómetros por hora. Fuentes: Encuesta de Movilidad del Área Metropolitana de Montevideo (2017). Pedido de Acceso a la Información: Resolución 27/18/1000.

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