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Matías Zunino (c), Gino Peruzzi (i) y Gonzalo Bergessio, de Nacional, festejan el gol a Racing, ayer, en el Paque Nasazzi. Foto: Pablo Vignali

Nacional le ganó 1-0 a Racing en la última jugada del partido

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En un partido lento, entreverado y de pocos aciertos ofensivos, Nacional terminó encontrándose con los tres puntos. Racing lo neutralizó casi por completo y hasta estuvo cerca de quedarse con el triunfo, pero esto es fútbol, y el gol de Matías Zunino, cuando llegábamos al final del tiempo agregado, cambió el resultado, aunque seguramente no las sensaciones de fondo acerca de lo producido por uno y otro equipo.

Imagino la enorme pesadumbre de los jugadores de Racing. Es que, cuando pasa eso, uno llega a los peores niveles de frustración. Porque claro, hacés todo, creés que hacés todo, pensás que será difícil, como ha sido toda la vida, te hacen saber que tu rival es mejor (¿?), te vas convenciendo de que es muy complicado, pero al final, cuando todo queda en el último escalón del túnel, junto a los gritos del capitán que nos termina de convencer, creés que sí, que se puede. Y nada, resulta que terminás a nada de ganarlo, pero la realidad te cachetea en la última jugada.

Imagino el enorme alivio de los jugadores de Nacional. Es que en el último minuto liquidar el expediente termina aflojando la tensión de cargar un muy mal partido resuelto con un muy buen resultado: la pelota fue a dar a Tabaré Viudez, que entró tarde en el partido y mucho más tarde en el juego. Tabaré, que aunque esté de paso perdido por la cancha, siempre es eléctrico, arrancó con esa inimputabilidad que le da su magia, su perfil punk y pop, pop y punk a la vez, y metió por la derecha, como wing antiguo, una pelota profunda que llegó hasta el área, donde Zunino, que suele llevar en sus alforjas todas las camisetas y todos los roles, se vistió de 9 y con el puntín de oportunista dejó desahuciado al arquero Pablo Torresagasti y mandó la globa al fondo de las redes de un mal partido, al frente del recuerdo de tres puntos que parecían perdidos y que contarán para la decisión final del campeonato.

Al principio

El partido empezó de buena forma, sobre todo para los espectadores neutrales, que pudieron ver juego para un lado y para el otro. Fueron cinco o diez minutos así. Tal vez Nacional tuvo un dominio mayor del juego, pero Racing se mostró respondón y muy solidario en su aporte. Primero avisó Gonzalo Bueno por la izquierda, pero llegó desacomodado a definir y la pelota se fue afuera. En el cuarto de hora, un bochazo del Colo Romero puso a correr solo a Gonzalo Bergessio, quien se las arregló para ganar la pelota y en paralelo a la línea de fondo progresó hasta quedar frente al golero, aunque sin ángulo.

Alexander Medina había elegido para su oncena un equipo muy modificado de sus dos o tres alineaciones posibles (la que jugó las primeras fases de la Copa, la que jugó los primeros partidos del Apertura, y la que armó cuando no tenía que jugar cada tres días), y ya de primera se advirtió que le faltaba entendimiento y fluidez.

Racing, por el contrario, fortaleció la oncena que viene buscando Rodrigo López, y se planteó el ejercicio de ahogar de salida cualquier intento de generación de fútbol rival. Y le salió bien.

Cuando Nacional había tenido que modificar su estructura defensiva debido a la lesión al cierre del primer tiempo de Diego Arismendi, Racing tuvo la jugada más clara de gol cuando, al tomar un rebote de media cancha, Jesús Trindade avanzó recto hacia el arco y definió cruzado de derecha apenas al lado del caño derecho de Esteban Conde.

Y después

En el segundo tiempo empezó mejor Racing. Nacional se mostró muy desarticulado en su última línea, especialmente por el argentino Rodrigo Erramuspe, que dudó en un par de situaciones. A la falta de juego asociado de Nacional, el déficit de creatividad del equipo de Medina apenas fue disimulado por el acierto de Sebastián Rodríguez.

A los 55 hubo una para cada lado. Primero fue albiverde, porque Nico Sosa pivoteó muy bien, sacó hacia atrás, y Facundo Bonifazi, con la derecha, definió arriba. Después vino la de Nacional tras una llegada que terminó el argentino Gino Peruzzi con un centro-tiro que pasó paralelo a la línea.

El juego se fue destrabando y la pelota tenía menos tránsito por la media cancha. Nacional procuraba un poco más de elaboración mientras Racing corría y trataba de aprovechar en la carrera. Pero no aprovechó.

Parecía que terminaba. Pero no. Y esto es fútbol.

Un partido de fútbol nunca es bueno o malo por su resultado, por su juego, por las sensaciones que deja. Un partido de fútbol es.

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