Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Hoy empieza, con una postergada reunión entre el presidente Tabaré Vázquez y el presidente electo Luis Lacalle Pou, el proceso de transición que conducirá al gobierno del candidato nacionalista, al frente de una coalición que, en estos días, dará también comienzo a sus primeras negociaciones en materia de medidas de gobierno, con la discusión del muy discutido proyecto de ley de urgente consideración.
Las polémicas acerca de esta iniciativa exceden su contenido –que aún no se conoce– y se refieren, entre otras cosas, a que la Constitución prevé (artículo 168, numeral 7º) que no se envíe simultáneamente más de un proyecto de este tipo al Parlamento, con el obvio fundamento de que no es prudente considerar con apuro demasiadas cuestiones. Que Lacalle Pou envíe formalmente un solo texto, pero incluya en él desde la importación de combustibles hasta modificaciones del Código del Proceso Penal, pasando por muchos otros temas, parece un atajo poco aconsejable. Los partidos tendrán, desde esta semana, un tiempo de debate mucho mayor que el disponible luego para el Poder Legislativo, pero es importante (teniendo en cuenta los antecedentes de otros gobiernos de coalición) que las discusiones entre dirigentes no sustituyan los procedimientos parlamentarios (que abarcan, por ejemplo, la citación a los afectados por un proyecto y a especialistas en la materia que trata).
Mientras tanto, el Partido Nacional y sus aliados prosiguen otras negociaciones, sobre la asignación de responsabilidades en el próximo gobierno. Algunos nombres ya están confirmados, antes de un anuncio formal por parte de Lacalle Pou, como el de Ernesto Talvi en Relaciones Exteriores. Otras designaciones parecen muy probables, como la de Pablo Mieres en Trabajo y Seguridad Social, y cabe preguntarse si eso significa que las medidas de “flexibilización” de las negociaciones laborales no serán tan drásticas como las que preveían los frenteamplistas, o que el líder del Partido Independiente está dispuesto a poner la cara por iniciativas que pueden tener alto costo.
También es difícil interpretar el significado de que Pablo Bartol, anunciado como futuro ministro de Desarrollo Social bastante antes de la primera vuelta, haya adelantado anteayer que se propone trasladar “la oficina central” de esa secretaría de Estado al barrio montevideano de Casavalle, con el argumento de que así “toda la estructura va a entender que hay que salir del edificio de 18 de Julio y estar muy cerca de la gente más necesitada”. Por un lado, esas personas no se caracterizan por el lugar en que viven, sino justamente por sus necesidades, y quizá instalarse en Casavalle no sea lo más eficaz para relacionarse con todas ellas; por otro, Bartol reitera una visión del Ministerio de Desarrollo Social que lo asemeja a un grupo de misioneros.
Por otra parte, dirigentes del Frente Amplio comienzan, a través de los medios de comunicación, el tipo de intercambios que reiteradamente han dicho que no deben procesarse así, acerca de la autocrítica relacionada con haber perdido la mayoría parlamentaria y la presidencia y las candidaturas para las elecciones departamentales del año que viene.
Hasta mañana.