Ingresá

Avioneta fumigadora arroja por equivocación 100 kilos de cocaína sobre una plantación de soja

1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

El piloto dijo estar “agotado” por sus dos trabajos y contó que, hace unos meses, 50 kilos de glifosato terminaron en Europa por su culpa.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

El domingo, un productor sojero del departamento de Soriano amaneció con la sorpresa de que un polvo blanco había cubierto sus plantaciones. Tras enviar la sustancia a un laboratorio, descubrió que se trataba de cocaína. Investigaciones posteriores permitieron establecer que la droga había sido diseminada desde una avioneta fumigadora que supuestamente debía arrojar glifosato. “Me confundí. Estaba seguro de que había tirado el pesticida. Cuando me dijeron lo que había hecho, me quería morir”, contó el piloto de la aeronave. El hombre se justificó con el argumento de que estaba “agotado” por tener dos trabajos. “El auge de la soja hace que tenga cada vez más trabajo como fumigador, y el auge de los cargamentos de merca hace que tenga cada vez más trabajo como piloto de narcos. Al final la cabeza no te da y te mandás cagadas”, argumentó.

El piloto contó que hace unos meses protagonizó un incidente de características similares. “Tenía que tirar 50 kilos de merca en un campo, y en lugar de eso tiré unos bidones de glifosato. Los tipos que estaban esperando el cargamento ni se fijaron qué había dentro de los bidones y los mandaron a Europa vía África. Cuando los narcos de allá vieron lo que habían mandando casi se mueren. Fue un plato, aunque la historia no tuvo un final feliz, porque a los dueños de la estancia los mataron. Yo zafé, por suerte, pero esta vez no sé si me salvo, así que por las dudas me voy a vivir la selva brasileña”.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura