Ingresá

Hogar & Jardín | Temporada de lluvias

Menos de 1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Antes, con dos horas de exposición solar una obtenía un bronceado suave y parejo. Hoy, pasar tanto tiempo al sol es un peligro para la piel. Por eso es importante acondicionar el jardín para poder disfrutar del aire libre durante todo el verano. Muy bien, pero ¿cómo obtenemos sombra? Quizás es innecesario aclararlo, pero igual lo hacemos, porque siempre hay algún distraído: la parra la descartamos por completo. A lo mejor en los tiempos del Imperio Romano una parra resultaba glamorosa, pero hoy en día es un símbolo de mediocridad y falta de aspiraciones. La pérgola será siempre una mejor opción. ¡Pero blanca no, por favor! Estamos en el siglo XXI, no en el XX, así que sólo hay una opción posible: madera natural.

Otra cosa a tener en cuenta es que debemos colocar una malla de alambre en el techo de nuestra pérgola. Es cierto, quizás no sea lo más elegante, pero la triste realidad es que estamos en un punto de la historia en el que las personas resentidas por la posición que ocupan en la escala social no se esfuerzan por mejorar su situación, sino que se dedican a arrojarles piedras a quienes sí lograron avanzar en la vida. Por eso, cuanto más linda sea nuestra pérgola, más expuesta va a estar a las pedradas de los envidiosos. Protegerse de la lluvia de agua o de granizo no es suficiente. La envidia y las piedras son las principales enemigas.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura