Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
La situación en Estados Unidos sigue planteando muchos temas de gran interés, desde la iniciativa de iniciar un nuevo juicio político al todavía presidente Donald Trump, cuyos últimos días en el cargo se prevén muy agitados, hasta la discusión internacional sobre las decisiones que le quitaron acceso a redes sociales, vinculada con la cuestión general de la regulación de esos espacios públicos administrados por empresas privadas. Pero en Uruguay, como en muchos otros países, debemos prestarle mucha atención también a lo que tiene que ver con la covid-19.
En la percepción subjetiva, cada nuevo día suma motivos de preocupación. La propagación del virus sigue siendo acelerada, y no hay noticias del Poder Ejecutivo acerca de sus negociaciones reservadas para comprar vacunas. A la vez, desde distintas gremiales y sindicatos de la salud surgen planteamientos similares por los riesgos de sobrecarga para los trabajadores del sector.
No se trata, por el momento, de la tan mentada y temida saturación de los CTI, pero es claro que las tendencias actuales nos acercan a eso, especialmente en algunas zonas del país. Por otra parte, se señala que el problema principal no está, actualmente, en la disponibilidad de infraestructura y recursos materiales (aunque en algunos casos se complica la de ambulancias), sino en la perspectiva de que el personal pueda verse superado por la creciente demanda de servicios y mermado por los contagios.
En particular, y pese a algunos anuncios excesivamente optimistas, es un hecho que la formación necesaria para desempeñarse en cuidados intensivos no se adquiere con rapidez, y que por lo tanto resulta sumamente complicado reforzar esa área. Por todo lo antedicho, crecen las demandas de nuevas medidas que restrinjan la movilidad social a fin de desacelerar el aumento de los contagios, sobre todo en las zonas del país con peores indicadores.
En este sentido, es muy conveniente que las estrategias departamentales se adecuen a la diversidad de situaciones y riesgos (e incluso que ocurra lo mismo en escala aún menor, dentro del primer nivel de atención). En cambio, parece bastante menos sensato que en distintos departamentos varíe el criterio para definir qué es una aglomeración riesgosa para la salud pública, y es aún más discutible que el intendente de Maldonado, Enrique Antía, maneje un orden de prioridades en que el ingreso de los extranjeros con propiedades en ese departamento se ubica muy arriba.
Y, si hablamos de dispersión, no podemos dejar de mencionar al senador nacionalista Juan Sartori, quien consideró oportuno expresar, mediante Twitter, que tiene ideas bastante distintas a las del Poder Ejecutivo sobre lo que debería hacerse para hacerle frente a la crisis.
Por suerte, hoy es posible terminar con una buena noticia. Investigaciones realizadas en el Centro Universitario Regional Litoral Norte de la Udelar sugieren la conveniencia de una terapia antiviral combinada para acelerar las recuperaciones de la covid-19 y reducir la proporción de ingresos a CTI.
Hasta mañana.