Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
La historia de la contratación de la empresa estonia Kirma Services por el Ministerio de Turismo ya pasa, como se solía decir, de castaño oscuro. Lo menos que se puede sacar en limpio es que los recursos del Estado se manejaron en función de vínculos personales y con fines de lucro.
Cuando Germán Cardoso estaba al frente del ministerio decidió pagarle a Kirma 280.000 dólares a cambio de publicidad digital para promover el turismo interno. La operación se frustró porque la institución belga a la que Kirma indicó que se le debía transferir (por anticipado) el dinero no cumplía con los requisitos del BROU para prevenir el lavado de activos.
Los primeros intentos de obtener información acerca de Kirma y de los motivos de su selección tuvieron como resultado vaguedades y afirmaciones inciertas. Luego se fue avanzando mediante esfuerzos periodísticos y de la comisión formada en la Cámara de Representantes que investiga la gestión del exministro.
Cardoso dijo que Kirma había sido seleccionada por la agencia de publicidad Young & Rubicam, pero esta aclaró que fue incluida porque Daniel Reta, que se desempeñaba como adjunto del ministro, y Elbio Rodríguez, quien no tenía ningún cargo y afirma que era un “colaborador honorario”, enviaron la propuesta de la empresa estonia “por separado y por escrito” para que “fuera incluida en el plan de medios digitales del Ministerio de Turismo”. Young & Rubicam agregó que cuenta con “documentación probatoria” de esto.
Reta declaró ante la investigadora que no conocía a Kirma, aunque luego se supo que él firmó el expediente para inscribirla como proveedora del Estado. Cuando Rodríguez compareció ante la misma comisión, admitió que él la había presentado a Young & Rubicam, y contó que la conocía porque le había prestado servicios a una empresa de su propiedad, radicada en Paraguay y dedicada al negocio de los juegos de apuestas en internet.
El “colaborador honorario” añadió que su intención era lograr un primer vínculo entre Kirma y Young & Rubicam para que la firma estonia pudiera acceder luego, mediante la agencia, a otros de sus clientes, estatales y privados.
“A partir de ahí, mi idea era poder generar un negocio lucrativo”, reconoció Rodríguez, aunque aseguró que por esa primera intermediación “no había comisiones”. También sostuvo que no había actuado en nombre del ministro, y que este “ni estaba al tanto”.
La comisión investigadora envió un cuestionario a Kirma, que lo contestó por escrito y pidió que parte de su contenido se mantuviera en reserva. Las respuestas, que abundan en autoelogios sin base firme, confirman la intermediación de Rodríguez con miras a futuros negocios en asociación con Young & Rubicam, y agregan un dato significativo: los únicos dos trabajos que ha realizado la firma estonia en países del Mercosur fueron, el año pasado, para Club247.net, que es parte de Premiosya.net, la empresa de juegos paraguaya de Rodríguez.
Giorgios Shipillis, director y único accionista de Kirma, se declara muy ofendido por el daño a la reputación de su empresa que ha causado este escándalo.
Hasta mañana.