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Ciclovía frente a la Intendencia de Montevideo.

Foto: Mara Quintero

La ciclovía marcha

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Recorrida por 18 de Julio a horas del estreno del camino para bicicletas.

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Horas, incluso días antes de ser inaugurada el jueves, la ciclovía de 18 de Julio ya funcionaba. Las centenas de ciclistas que días atrás tomaban por la avenida y por sus paralelas, ahora preferían circular por la novedosa senda verde, aunque no estuviera totalmente terminada, a seguir arriesgándose en medio de autos, camionetas, ómnibus y otros vehículos pesados.

En ese sentido, es una alegría que en tan poco tiempo se haya podido concretar un proyecto que llevaba años paralizado en discusiones intermitentes. Parecía cosa de locos que Montevideo tuviera un montón de vías para bicicleta desperdigadas como costillares sueltos, pero careciera de columna vertebral. Ahora, finalmente hay un camino en el núcleo histórico, laboral y cultural de la ciudad.

Ciclovía en la Avenida 18 de Julio.

Foto: Mara Quintero

Transitar por la nueva ciclovía es, además de un plus en seguridad, bastante práctico. La frase “Gire con peatón”, que indica cómo abandonarla en cada cruce, es la consigna más notoria de una serie de pautas sencillas que permite a quienes andan en bicicleta convivir con transeúntes y otros vehículos.

Avenida 18 de Julio.

Foto: Mara Quintero

Obviamente, hay algunos problemas. Quizás los más interesantes sean los generados por el éxito inicial del proyecto: ya el jueves se insinuaban pequeños desfasajes entre patinadores, ciclistas eléctricos, skaters y ciclistas a secas. Son grupos que se desplazan a distintas velocidades y ritmos, y ahora deberán construir una cultura común para compartir la ciclovía. También, respecto del resto del tránsito, sería deseable que todos respetaran las señales –especialmente, los semáforos– para hacer más previsibles sus movimientos.

Otro asunto a atender es lo que ocurre cuando, yendo hacia el oeste, la ciclovía abandona 18 de Julio. La mayoría de los ciclistas prefiere seguir circulando por la principal avenida –no ya por el centro de la calzada–, en vez de continuar con la ciclovía por la calle San José, priorizando acortar distancias en vez de la seguridad. Será cuestión de comunicar mejor, pero lo cierto es que el tramo que va por San José es sensiblemente menos utilizado que el otro.

Jornada inaugural de la ciclovía en la Avenida 18 de Julio.

Foto: Martín Varela Umpiérrez

También es verdad que allí la separación del resto del tránsito no es tan marcada como la del tramo que va por 18: son escasos los bolardos entre la ciclovía y la calle, e inexistentes entre la ciclovía y la vereda, lo que invita a los caminantes a posar sus pies y realizar otras maniobras en apariencia inocentes, pero que pueden causar graves accidentes a quien va en bici. Por otra parte, es un poco extraña la forma en que la ciclovía termina (o empieza, si uno sale de Ciudad Vieja) en las inmediaciones de la plaza Independencia, pero un nuevo segmento por la calle Juncal emprolijará esto en enero.

A favor de San José, hay que decir que es un tramo saludablemente sombreado, mientras que el de 18 de Julio sólo tiene la protección de algunos curtidos árboles a la altura de Beisso y a la de Tristán Narvaja.

Ciclovía de 18 de Julio.

Foto: Mara Quintero

Se trata, en todo caso, de asuntos solucionables a corto plazo. La nueva ciclovía cumple con la función de permitir la circulación más segura de ciclistas por Cordón y Centro, y conecta, vía Parque Batlle (aunque, llegando a la fuente, hay que utilizar el semáforo para peatones más corto del mundo: la verde dura dos segundos), con la gran bicisenda de Avenida Italia.

Usuario de la ciclovía en la avenida 18 de Julio.

Foto: Martín Varela Umpiérrez

Quedó así montado un eje que une a Ciudad Vieja con el este de la ciudad, y ahora cabe soñar con otros caminos que se expandan hacia el noreste (¿8 de Octubre para reconectar con la bicisenda de Belloni?), el norte y el oeste, que se racionalice el “corredor universitario” que va por Cordón-Parque Rodó, y que se expandan hacia el sur las antiguas bicisendas de Bulevar Artigas. La bici tiene futuro.

Ciclovía frente a la Universidad de la República.

Foto: Martín Varela Umpiérrez

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