Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
La ausencia en el oficialismo de organismos de conducción (o por lo menos de coordinación) política y de trabajo programático tiene consecuencias relevantes, que a menudo desconciertan.
El proyecto de reforma jubilatoria tomó como base los acuerdos en la Comisión de Expertos en Seguridad Social entre la mayoría formada por quienes representaban a los partidos oficialistas. Luego Presidencia realizó modificaciones de importancia a lo que había recomendado esa comisión, pero hubo un anteproyecto presentado a todos los partidos de la coalición de gobierno, que lo discutieron y negociaron modificaciones.
El resultado fue el proyecto enviado al Parlamento con la firma de quienes representan en el Consejo de Ministros a los partidos Nacional, Colorado (PC), Cabildo Abierto e Independiente, y tras nuevos debates en el Senado todo el oficialismo lo aprobó en esa cámara.
Sin embargo, ya en aquel momento los cabildantes anunciaron que mantenían dudas y discrepancias con parte de los contenidos del proyecto que habían votado, y que las plantearían este año, mientras lo trataba la Cámara de Representantes. Así lo han hecho, y los desacuerdos del partido conducido por Guido Manini Ríos ponen en duda la aprobación de la iniciativa.
Como si esto fuera poco, los dos diputados que representan al PC en la comisión que discute el proyecto hacen saber ahora que también tienen dudas sobre los efectos que causaría la reforma en un aspecto nada menor: no están seguros de que nadie vaya a cobrar menos que en la actualidad si se aprueba, y sólo la votarán si comprueban que “en todos los tramos de ingresos” las jubilaciones mejorarán.
El tema tiene una obvia importancia, no sólo por sí mismo sino también porque los responsables del proyecto podrían haber centrado su defensa en que reducirá desequilibrios financieros del sistema, o en que iniciará una “convergencia” gradual y lenta (aunque no completa) entre regímenes que hoy otorgan beneficios muy desiguales, pero decidieron enfatizar que ninguna de las actuales prestaciones disminuirá.
Es bastante improbable que esta promesa se cumpla por completo, debido a la gran diversidad de situaciones personales posibles, y si se hubiera querido garantizar tal resultado se habría incluido algún artículo que lo hiciera forzoso, cosa que no se hizo.
Por otra parte, si se considera la totalidad de las prestaciones a percibir con el régimen propuesto, de ningún modo se puede sostener que nadie recibirá menos que ahora: el solo hecho de que alguien deba postergar cinco años su retiro significa que la suma de lo que recibirá desde el primer cobro hasta el último será menor, y la diferencia no será contrarrestada por algún leve incremento de los cobros mensuales.
El diputado colorado Conrado Rodríguez afirma que su partido “ha actuado con mucha responsabilidad” en el tratamiento de este proyecto, pero es inaudito que los colorados recién estén sacando cuentas sobre las consecuencias que tendría, luego de hacerse responsables de su presentación y su “media sanción” el año pasado. Y también que revelen, con tanto candor, que aún no saben si es cierto lo que han dicho sus aliados para defender la iniciativa.
Hasta mañana.